A pocos días y semanas de todo esto, un dato muy negativo, vomitivo, horroroso... La violación, agresión y abandono de la chica de Igualada al borde de la muerte: solo el hecho de pensar que un camionero encontrara a esta chica tirada en un polígono, desnuda con su vestido subido como una muñeca a medio vestir, con desgarro anal y vaginal, hematomas, traumatismo craneoencefálico... El hombre que la halló como un despojo la creyó muerta, sus violadores (porque estoy segura de que fue más de uno) hicieron lo que quisieron con ella, la torturaron y no se preocuparon siquiera por saber si estaba viva, aunque tampoco me extraña, viendo cómo actuaron. Ojalá paguen por esto, aunque hay daños que no se pueden paliar y heridas imposibles de curar.
También tenemos un dato positivo, una pequeña esperanza: la iniciativa de la madre de Marta Calvo, Marisol Buron, acompañada de Antonio del Castillo, que pretende llevar al Congreso la iniciativa legal para instaurar el delito de ocultación de cadáver. Lo que me duele es que esta iniciativa se le haya tenido que ocurrir y deban promoverla las personas que todavía lloran su dolor por no poder tener el cuerpo de sus hijas y velarlo como se merecen, y no sea fruto del trabajo de los políticos a los que votamos y pagamos, de quienes legislan y ejecutan.
Se avecina un noviembre tenso, porque siento que todas somos lobas lamiendonos las heridas las unas a las otras, pero con más ganas de aullar que nunca, ansiosas por morder a nuestros depredadores y sedientas de justicia.
Creo que este 25 de noviembre se tomarán las calles con más fuerza que nunca. Hay mucho dolor pero también existe la esperanza. Y mientras haya esperanza y unión, ay amigas, podemos mover montañas
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