jueves, 26 de noviembre de 2015

Black is black

Hay que ver el jaleo que se lleva montando durante toda la semana y parte de la anterior con eso del Black Friday o mejor dicho,¡¡¡ black week!!!. Hace cinco años ni sabíamos lo que era eso, hace dos años se empezaba a nombrar más por la tele este fenómeno  norteamericano del consumismo masivo y ahora es algo totalmente interiorizado y socialmente normalizado, como la Navidad.


Pero es que a l@s español@s nos pasa eso, no tenemos bastante con nuestras fiestas y tradiciones que tenemos que copiar las de los demás: primero Santa Claus, luego Halloween, dejando al Día de Todos los Santos en un segundo plano. Cómo no, hasta en el modo de comer nos copiamos, pasamos del cocido y de la tortilla de patatas, para atiborrarnos a hamburguesas y perritos calientes con kétchup hasta las cejas. La moda, la música, TODO.
Ojo, que a mí me parece genial impregnarnos de la tradición y la cultura de otros países, cuanto más azúcar más dulce, pero tampoco perdamos nuestra identidad, ¡ni la cabeza! Y lo de perder la cabeza lo digo por las reacciones que tiene la gente ante un día de descuentos descomunales, aquí todavía no ha llegado a pasar, pero en E.E.U.U. la gente, cuando se abren las puertas de los comercios a primera hora de un Black Friday, llega a pisotear literalmente a personas que han caído durante la estampida inicial, simplemente por conseguir el portátil a mitad de precio o el abrigo super rebajado, o directamente, sin ninguna presa elegida, por el hecho de coger cualquier cosa innecesaria, llevársela a casa y decir que ha encontrado una ganga.
Pero ahí seguimos, ni la Semana Fantástica de El Corte Inglés, ni el día sin IVA del Media Markt, ni las rebajas de Enero y Julio le han podido hacer sombra al Black Friday. Pero, ¿quereis saber de dónde narices sale esta fiebre negra por las compras? Pues tiene mucho que ver con la fiesta super famosa de E.E.E.U.U. que es el Día de Acción de Gracias (otra fiesta que nosotros acabaremos copiando, tiempo al tiempo), que es la fecha tope que se pone para que la gente compre y compre productos hiper rebajados de precios, previendo y adelantándose a los gastos navideños,  y así luego comerse tranquilamente el ansiado pavo relleno junto a toda la familia. Pero no siempre se ha llamado así este día, se empezó a denominar Black Friday a principios del siglo XIX, cuando la crisis de la Bolsa de Valores de Nueva York y en Philadelphia se le empezó a relacionar con el alto movimiento, tráfico y casos que la policía comenzó a identificar después del Día de Acción de Gracias, aunque el nombre se especificó después, ¿Y por qué ese nombre? Pues porque, en esa época, los comercios estaban en números rojos durante todo el año hasta noviembre y en noviembre, durante su cuarto jueves las ventas se disparaban y los números pasaban de rojo a negro horas después.


Lo que sí está claro es que ese día equivale a locura, kilométricas colas, carreras con pistoletazo de salida tras las puertas corredizas, geos y nervios a tope, esto solo lo aguantan l@s compradpr@s compulsiv@s. Por eso, mucha gente prefiere adelantarse y hacer sus compras antes del fatídico y destructivo Black Friday o incluso adquieren los productos que les gusta on line ese día para ahorrarse toda esa locura de gente invadiendo pasillos de grandes almacenes.

Feliz supervivencia del Black Friday  y suerte con las compras a tod@s quienes se atrevan… Yo me espero a las rebajas de enero, ¡como toda la vida!

viernes, 13 de noviembre de 2015

Patricia Luna, la sátira de la novela erótica

Hace bastante tiempo que no recomiendo ningún libro y lo cierto es que, si me pusiera, podría dar una larga lista de ellos. Pero en este caso me voy a centrar en uno que he terminado de leer recientemente, Quién es Patricia Luna, y del que lo primero que voy a destacar es que se trata de un libro escrito “a cuatro manos”, es decir, por dos autoras en este caso, Isabel García-Zarza y Silvia Oviaño. Lo cierto es que es mi primera lectura de autores compartidos, siempre había leído novelas de un solo autor o autora y de primeras me ha gustado bastante esta modalidad.
El que me haya tenido enganchada este libro, hasta que mis párpados decían “¡basta!”, más allá de tratarse de un esfuerzo compartido, ha sido la trama, bastante original y diferente a lo que he leído antes.

La heroína de esta historia, Patricia Luna, es la encargada, a través de sus comentarios irónicos y sus críticas humorísticas, de darle la vuelta al gran fenómeno que ha supuesto la novela erótica, ridiculizando a sus personajes y aportando su propia dosis de realidad en esto de las relaciones sexuales y creándose así una auténtica sátira hacia este género literario.
“¿Qué ocurriría si te encargaran ilustrar un best seller erótico de impacto internacional? Esa es la propuesta que recibe Patricia Luna, una ilustradora con dos hijos, un ex marido constructor, un ex amante músico, una madre entrometida, un grupo de amigas impagable y gravísimos problemas para llegar a fin de mes. Se trata de un proyecto editorial muy lucrativo, pero con unas condiciones extraordinarias. Patricia ha de encerrarse durante cinco semanas con editores y traductores y preparar las ilustraciones en competencia con otro dibujante. Su aislamiento ha de ser total, su desconexión del mundo casi absoluta. Pero la vida real se impone a cualquier plan empresarial por concienzudo que sea, y en esas cinco semanas ocurrirán cosas que Patricia nunca fue capaz de imaginar y que cambiarán su vida para siempre. Quién es Patricia Luna es un retrato inteligente de qué significa ser mujer hoy en día, y una sátira mordaz de novelas eróticas como Cincuenta sombras de Grey”.
Básicamente, esa es la sinopsis de la historia, el best seller es Pasión mediterránea, que relata las relaciones sexuales, que Patricia Luna tiene que dibujar, entre una mojigata e inexperta con madera de sumisa y un empresario atractivo y ricachón con gustos sexuales sadomasoquistas, ¿nos va sonando a algo? La escritora es Agatha Bond, un clon de la mismísima E. L. James, quien ya se había hecho mundialmente conocida por su trilogía erótica Cincuenta noches sin dormir (eso de “cincuenta”…). Todo esto ocurre junto a un sinfín de personajes peculiares y muy personalizados, conversaciones sobre las imposiciones estéticas, ansiolíticos, dilemas sobre la maternidad o dificultades para encontrar pareja y una competición laboral con un encierro a lo Gran Hermano.
A mí me gustó bastante la trilogía de Cincuenta sombras de Grey, pero lejos de haberme molestado esta atrevida sátira hacia esa clase de novelas que también se apuntaron al “carro” de L.R. James, el bombo que han generado y su exagerada falta de realidad con respecto al sexo y las relaciones de pareja, que básicamente es el mensaje de Quién es Patricia Luna, me ha divertido muchísimo, me ha hecho reírme de mí misma y de mi periodo de lectura de novelas cachondas y me ha hecho ver aquel fenómeno con más realismo y sobre todo, con más humor.
Así que no dejo de recomendar este libro, tanto para quienes son fieles lectoras de E.L. James o Megan Maxwell como para quienes no han leído o no piensan leer nada de eso.

Y aprovechando que hoy es el Día de las librerías y hay descuentos, qué mejor excusa. ¡Feliz lectura para este fin de semana!

lunes, 9 de noviembre de 2015

Manifestarse sí, pero también hacer algo

El pasado 7 de noviembre se organizó una gran manifestación que tuvo lugar en Madrid, contra de la violencia de género. Sobre lo que es la noticia en sí, poco más puedo yo aportar, simplemente leyendo parte de la noticia que he seleccionado de ELPAIS.COM:
“La Marcha Estatal contra las Violencias Machistas, convocada por más de 400 colectivos feministas de toda España, ha recorrido el centro de Madrid para exigir que la lucha contra la violencia de género sea "una cuestión de Estado". Decenas de miles de personas —medio millón según los organizadores— han recorrido las calles del centro de la capital desde el Paseo del Prado a la Plaza de España pasando por las calles de Alcalá y la Gran Vía.
Varias representantes del Movimiento Feminista han leído junto a Plaza de España un manifiesto en el que denuncian que la violencia machista "es la más grave violación de los derechos humanos de las mujeres". Han recordado que "el terrorismo machista" ha asesinado a más de 1.300 mujeres desde 1995 y han señalado que en 2015 han registrado 84 feminicidios. "Y esto es solo la punta del iceberg".
El manifiesto reclama que todas las instituciones se comprometan contra la violencia machista y que se aplique el Convenio de Estambul sobre los derechos de las mujeres. La marcha también ha demandado medidas para facilitar la recuperación social, económica y vital de las víctimas y de sus hijos. Han exigido, asimismo, que la custodia compartida no sea obligatoria y que se retire la patria potestad a los maltratadores. "No podemos permitir ningún asesinato más. ¡Basta ya!". Los manifestantes han coreado esas últimas palabras a lo largo de toda el recorrido de la marcha.
Las promotoras también han tenido palabras para los medios de comunicación, a los que han pedido que se comprometan a visibilizar la problemática, a no emplear expresiones sexistas y a evitar el morbo.
La manifestación, que arrancó a mediodía, ha estado presidida por una gran pancarta con el lema "Contra las violencias machistas" en las cuatro lenguas oficiales españolas. Otras pancartas han llevado proclamas como "Denuncia el maltrato", "Machismo cobarde, terrorismo" o "No más muertes por ser mujeres". En la cabecera se han escuchado gritos de "no estamos todas, faltan las muertas" y "la lucha será feminista o no será".”

Y después de haber leído el artículo y también haber visto la misma noticia en el telediario de las 15h de ese mismo día, con imágenes de activistas y promotoras entusiasmadas (y con mucho motivo además) y una ola de más de 400 feministas apoyando la causa, que por su puesto habrán ejercido un enorme eco con respecto a este tema, en todos los rincones de España, pienso si realmente estos esfuerzos de salir a la calle a ser escuchadas realmente surten efecto.


Sinceramente, la noticia de ELPAIS era más extensa, declaraciones de Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Andrea Levy o Alberto Garzón, que se incluían en el artículo pero que personalmente me he permitido el lujo de quitar, porque una vez más, un problema social tan grave como es la violencia de género les sirve a los buitres de la política para hacer sus campañas para las próximas elecciones y una manifestación que tanto esfuerzo debe de haber costado de organizar, la utilizan como escenario para sus propósitos político-demagógicos. Me da vergüenza ver cómo el tema de una manifestación de gran interés ciudadano, queda diluida y los pocos minutos de una noticia por televisión  o la página de un artículo periodístico sean ensombrecidos por campañas políticas y buenas palabras compravotos. Eso por un lado, tema campaña política.

 
Luego está la cuestión de la efectividad. Hay muchas mujeres en la manifestación denunciando el delito de la violencia de género y entre ellas, seguramente haya muchas mujeres que hayan sido maltratadas, pero me apena pensar que las mujeres que más necesitan a día de hoy la fuerza de una masa feminista, estuvieran en esos momentos en sus casas, sumisas, preparando la comida o planchando camisas, siendo ridiculizada, agredida o despreciada. ¿Cómo les llega a ellas estos mensajes de “Contra las violencias machistas”?

Según las estadísticas del Ministerio de Sanidad, en lo que va de año se han registrado 41 mujeres muertas a manos de su pareja o ex pareja. Aquí sigue fallando algo. Por supuesto que hay que manifestarse en las calles, es uno de nuestros derechos como españolas respaldado por la Constitución, pero no siempre se utiliza bien esta herramienta (lo sigo diciendo por los políticos o por otros espontáneos que las utilizan para otros propósitos) para el fin original y con eso hay que llevar mucho cuidado. También, hay que hacer algo con las mujeres que no pueden salir a las calles a gritar en contra de la violencia, mujeres que ni si quiera se ven capaces para acudir a una comisaria o llamar al 116 para denunciar, con estas mujeres hay que intervenir mucho desde dentro, despacio y, aunque suene injusto, en silencio, hasta que ellas también se vean capaces de gritar y denunciar.


Manifestémonos, pero no nos olvidemos  de las que no pueden salir. Gritemos por ellas, pero también hagamos algo, algo que les infunda valor.