miércoles, 23 de noviembre de 2016

Cómo se lo ha montado la Pataky

La verdad, es que parece que la expresión “ha nacido con un trébol
en el culo” fue inventada para ella. No estoy diciendo que la chica no tenga méritos, que seguro que lo suyo le ha costado. Pero hay gente que escoge un camino y se pasa toda la vida luchando por lograr su meta consiguiendo poco y otras veces nada, y está ese otro grupo de privilegiados que, partiendo de la misma línea de salida, por una serie de circunstancias de la vida y una alineación de planetas, logra lo que ni se imaginaba.
¡Ay!, ¿por qué negarlo? Si es que la tía lleva una vida que a una le pone verde de envidia y, en parte, ella se lo ha montado fenomenal. ¿Nos acordamos de la serie Al salir de clase? Seguro que Lucía Jiménez o Pilar López de Ayala se están acordando de ella… ¡Mare si se acordarán! Porque es cierto que esa serie  juvenil de rollos de instituto que hacían en Telecinco fue una cantera de actores y actrices españoles y Elsa Pataky precisamente no era de las mejores. Peeeero tenía ese algo (un cuerpazo) que encandiló a directores de cine y la cirugía estética hizo el resto, porque esa nariz que tiene ahora no era así antes, eso lo añado  yo para desquitarme un poquito.
El caso es que la Pataky empezó a hacer películas, comenzó a perfeccionar una técnica de posado en los photocalls que todo el mundo intentaba imitar y que a nadie la salía igual y que convirtió
en su sello personal (la pose Pataky), trabajó con directores como Garci o Bigas Luna y, por fin, llegó la oportunidad hollywoodiense con el truño ese de película de Serpientes en el avión, que peor carta de presentación en E.E.U.U. no podía tener, pero al menos, se empezó a codear con Samuel L. Jackson y cía. Luego lo de empezar a formar parte de la saga Fast & Furius fue como  un braguetazo cinematográfico porque, no son precisamente películas de culto o de las que destacan en las muestras y festivales de cine, pero tienen una enorme cantidad de seguidores y frikis que garantizan unos beneficios y una publicidad tremenda.
Pero seamos sinceras, ¡¡¡el verdadero braguetazo lo pegó con su Thor!!! No es lista ni nada la Pataky. Pero la chica no es de las que piensan que el físico lo es todo, que cuando llegó a Hollywood comenzó a salir con Adrien Brody alias “Manolete”, y ese no es que sea muy mono (aunque estaba forrado, le regaló un castillo y todo, en fin). El caso es que lo consiguió, y encima sin que nadie se lo esperara: le echó el lazo a Chris Hemsworth, muy sigilosa ella, se casó con él y para culminar con ese triunfo, porque el chico se estaba empezando a convertir en una gallina de los huevos de oro a partir de que rodó la primera película del semidiós del martillo gigante, empezó a parir hijos rubitos y sonrosados de esos de anuncios de televisión, había que aprovechar la combinación de los genes. Y encima no es de las que se les pone un pandero enorme o se le quedan las tetas caidongas después de la maternidad, nooo. Después de ser madre ha sido de esas que a las dos semanas está brincando y haciendo yoga, pilates, boxeo y no sé qué más, recuperando la figura en tiempo record, y para que les conste a todos, escribió un libro junto con su entrenador personal para explicar cómo se ponía en forma.
Ahora, cuando ya ha conseguido lo que necesitaba para sentirse realizada, y desde luego no era un Oscar ni un BAFTA, la suertuda Elsa se está dedicando a vivir la vida que nos venden en las películas de sobremesa de los domingos: una mujer rubia exuberante viviendo con su marido de hombros de croissant y sus churumbeles calcos del muñeco Nenuco, afincados en una enorme casa rodeada de naturaleza y territorio salvaje junto a las playas en la costa de Australia, alejados de los focos de Hollywood y de la civilización  en general, para dedicarse a llevar un estilo de vida de hippie rico, una versión moderna de El lago azul (si no fuera porque están forrados, me imaginaba a la mismísima Pataky pescando peces con un arpón mientras su Chris prepara una fogata frotando dos palos).
Teniendo asegurado el Fast & Furius hasta las quincuagésima entrega, a la Pataki no le va a faltar trabajo de actriz secundaria, algo que no le quitará mucho tiempo mientras, sigue perfeccionando su “pose Pataky” y esculpiendo su figura para disfrute de su dios Thor, y los niños se entretienen corriendo asalvajados por los alrededores de la playa virgen donde tienen situada su residencia. Y para no aburrirse y no olvidar la vida glamurosa, de vez en cuando combina su aventura de ama de casa australiana con anuncios de lencería en los que canta y baila cual corista de un cabaret, ¿qué ama de casa no ha fantaseado alguna vez con tener esa faceta?

Uffff… Espero que, si existe la reencarnación, en otra vida pueda probar esa existencia tan idílica. ¡Cómo te odio Elsa Pataky! Pero es envidia sana, mañana seguro que se me pasa.

viernes, 18 de noviembre de 2016

Las amigas son la panacea

Al final he sucumbido y he querido dedicar un post a un artículo que ya llevo encontrándome colgado por diferentes redes sociales durante la última semana. Se trata de otro de esos raros estudios sociológicos que se dedican a realizar las grandes universidades de prestigio. “Un estudio afirma que las mujeres necesitan salir con amigas dos veces a la semana a fin de gozar de una buena salud”, esta ha sido la conclusión a la que han llegado, tras horas y horas de arduo trabajo, unos investigadores del área social y evolutiva de neurociencia de la Universidad de Oxford. Este estudio se complementa con una serie de pautas para lograr que una mujer sea feliz con su entorno, vida y familia y entre esas directrices está lo de salir dos veces por semana con las amigas para “hacer cosas”. Con “hacer cosas” se refieren a beber cerveza y hablar de chismes.

La verdad es que a mí no me hacía falta que se hiciese ese absurdo estudio en el que, seguramente, se haya invertido una importante cantidad de dinero, para que me digan que para ser feliz en las diferentes facetas de mi vida necesito salir con mis amigas, ellos dicen dos veces por semana, pero en realidad es cuando se puede. Eso creo que todas lo sabemos. Es una forma más de distenderse y desconectar durante un rato de las obligaciones cotidianas para pasar momentos agradables, como quien se desahoga en el gimnasio o se relaja con un buen libro, solo que en ese caso interactuamos muy activamente con las personas,  probablemente más afines a nosotras: las amigas, a quienes elegimos libremente para que formen parte de nuestro círculo social y con las que pasamos el suficiente tiempo para no llegar al punto de aborrecernos y tirarnos de los pelos. Todo en su justa medida.
En lo que creo que se han quedado un poco pobres estos investigadores es en eso que ellos llaman “hacer cosas”. ¿Cómo que rajar y beber cerveza?
¿En eso creen que se resumen nuestras reuniones de amigas? Personalmente yo soy más de vino tinto pero bueno eso va por gustos, aunque generalmente, la excusa para juntarnos las amigas una tarde es la de “vamos a tomar un café”, pero lo dicho, eso es irrelevante, lo que vamos a beber no es el principal motivo de nuestras reuniones. Tampoco es relevante ni necesario rajar o chismorrear, aunque sinceramente lo hacemos y, por qué no, nos lo pasamos bomba rajando. Pero no nos engañemos, no es que nos sentemos en una cafetería y comencemos a cotillear en el acto, eso suele ser más para el segundo asalto, como modo de quitar hierro al tema previo que suele ser más importante y nos indigna o preocupa más. Es decir, el orden sería el siguiente: nos desahogamos con nuestros problemas cotidianos (la maternidad, el trabajo, las facturas…) y cuando una ya se ha quitado todo el nervio y la mala  sangre de encima, pasamos al marujeo, que es más agradable y es una buena forma de ir terminando una juntada de amigas con alguna que otra risa, te deja con ganas de que llegue la siguiente. Pero ojo, hay veces que pasamos el tiempo hablando y no llegamos a tocar ningún tema que califiquemos como chisme.
También se habla de la influencia de la cantidad de amigas que seamos. Dicen que para que las risas entre amigas sean factibles, lo ideal es que el grupo esté formado por cuatro. Eso es una gilipollez, mi grupo de amigas con el que me suelo juntar para beber (café) y chismorrear, entre otras cosas, está formado por seis, y esas dos miembros de más no influyen en la risa, el apoyo o cualquier otra interacción que se pueda producir entre nosotras. Está claro que siempre hay unas que hablan como cotorras y llevan más la conversación y otras que somos Mudito y callamos más, dejándoles la batuta a otras, pero para eso da igual ser cuatro, ocho u ochenta.
Lo que está claro y en lo que todas estamos de acuerdo es en que las mujeres invertimos menos tiempo del que nos gustaría en las amigas (menos de la mitad de nuestro tiempo libre, si lo tenemos), pero también que las risas que nos echamos en estas pequeñas reuniones, el ambiente de apoyo, consejo y comprensión, las bromas absurdas y demás, producen en nosotras unas endorfinas que nos causan bienestar y felicidad, y eso luego influye positivamente en las otras áreas de nuestra vida. Un ejemplo que sitúa el tiempo de calidad con amigas como un indicador de buena salud es el estrés del trabajo, que muchas veces nos genera presión y malestar, por lo que es necesario buscar esos momentos de ocio para combatir esa fuente de malestar que podría generar depresión.
Según la terapeuta Vanessa Sierra, lo que hay que rescatar de este estudio más que el salir de copas, es la importancia de salir fuera de la casa: “Aunque nos guste ser hogareñas y dedicarnos a nuestra familia, tenemos que aprender a salirnos de la rutina y compartir la vida con los amigas, sobre todo en encuentros donde puedas ver cara a cara al otro, y hacer cosas juntos”.

 La amistad es una buena fuente de salud y bienestar, eso ya lo sabíamos, pero si hay un estudio científico que lo  respalda, puede que más de una ermitaña se anime a salir de su guarida y se disponga a recuperar amistades. 

viernes, 4 de noviembre de 2016

Sobrevivir al ataque de una dudosa cobra

Con el tema este de la cobra hay para rato… Si alguien lee este post, hay quien piense que voy con efecto retardado, porque si el concierto de O.T. El reencuentro fue el lunes por la noche, la madrugada del martes ya estaban circulando tweets, memes, posts y demás para defender y ridiculizar a la pobre Chenoa a partes iguales. Pero es que a mí me gusta tomarme mi tiempo para analizar todas las reacciones y opiniones. No voy a poneros en situación porque creo que todos (aunque alguien no pertenezca a esa maravillosa generación en la que vivimos nuestra loca adolescencia pegados a la tele mirando Operación Triunfo) conocemos la historia de amor que surgió entre Bisbal y Chenoa dentro de la Academia, sus felices días de éxito juntos posteriores y el trágico momento chándal de ella, llorando en la puerta de su casa y pidiendo respeto, que captó todas las cámaras del país cuando él la dejó por una pija de Miami con los morros operados. Qué años aquellos… Creo que muchas nos sentíamos identificadas porque, ¿quién no ha sufrido un mal de amores trágico e intenso? Más intenso si encima somos de l@s que descubrimos el primer amor al mismo tiempo que éramos espectadores de O.T. o formatos similares que, con las vidas cotidianas de los concursantes entre cámaras vendiéndose con tanta intensidad, volvían más intensas también las nuestras. Sí, yo creo que INTENSO fue el adjetivo para definir la proyección en nosotros del mal de amores de Chenoa.

Y ahora, que parecía que todo lo de la mediática ruptura (porque si ya jodía que todo el instituto te tuviera pena porque te deja el novio, imaginemos dar pena a toda España…) y lo del chándal estaba, no olvidado pero sí silenciado, a alguien de la tele se le ocurre juntar a todos los concursantes de la primera edición de O.T., sabiéndose que todo el mundo iba a estar más pendientes de las reacciones de los ex Chenoa y Bisbal que del  resto y encima, para el concierto de cierre y despedida del reencuentro ponen a cantar a la parejita el tema Escondidos con el que surgió la relación. Mucha tela que soportar, si a mí me ponen a trabajar compartiendo el espacio con un ex sería algo muuuuuy incómodo, no quiero pensar el tener que cantar una canción con sentimiento. INTENSO. Pero que durante la actuación del concierto surja de nuevo esa complicidad que o la tienes o no la tienes, y después de un fuerte abrazo, que en una milésima de segundo, un mal enfoque, un movimiento de cabeza mal interpretado, todo se centre en que “Chenoa intentó besar a Bisbal y él le hizo la cobra”, es para que una mande a la mierda definitivamente a todo el mundo.
Como todos saben, el hecho de que te hagan la cobra es humillante y para quien padece ese plantón demasiado es cargar con eso, pero creo que jode aún más que el público que presencie la cobra vaya más allá de las miradas de una discoteca o un parque y sea en un Palau Sant Jordi abarrotado con la posterior difusión. Que la cobra te la haga un ex, ni te cuento, porque te convierte en la chica que no ha superado la ruptura después de tantos años. Pero qué putada cuando todo ha sido solo un error de movimiento… ¿Sabéis eso de que cuando vamos caminando por la acera y nos encontramos con alguien de frente y para no chocarnos tendemos a desplazarnos a un lado y resulta que la otra persona pretende hacer lo mismo, pero lo que ocurre es que toma la misma dirección y durante un rato parece que estemos jugando al pilla-pilla? Eso es un error de movimiento. ¿Y cuándo vamos a darnos dos besos con un amigo y sin querer casi acabamos dándonos un pico? Error de movimiento. ¿Os habéis encontrado alguna vez en esa típica y cotidiana situación de cantar con un ex novio ante un millar de morbosos ojos, con los nervios que el sentimiento y el saberse observada conllevan y tras un abrazo que no está estipulado cuánto tiene que durar y si tras éste hay que darse un casto besito en la cara, tú piensas que ahora tocan dos besos y él opina que ya se ha acabado tanta carantoña, actuáis de ese modo y… ¡zas! ¡Parece que ha habido cobraaa!? Qué cosas, por favor.
Luego están todos esos memes burlones que, bueno, son de esperar. Pero creo que las bromas se llevan mejor, lo peor es dar pena y que un ejército de expertas en desplantes y abandonos te quiera “representar” con un #TodasSomosChenoa, qué vergüenza, ¿no? ¿Quién os ha pedido vuestro apoyo? Si a veces es mejor callar y dejarlo pasar. Menos mal que luego te encuentras a otro grupo de observadores que piensa distinto a los burlones y las penosas. Por ejemplo, en la publicación de Imperfectas.com prefieren utilizar el hastag #NoTodosSomosChenoas porque (y cito palabras textuales) “No tod@s tendríamos los ovarios –o los cojones- de hacer lo que ella ha hecho. Esto es, cantar una canción de amor con una ex pareja que en su día nos dejó por otra persona“. Y ¡qué coño! Tienen toda la razón, muy pocas personas, por no decir nadie, tienen el derecho de decir “Todas somos Chenoa” porque cada una es como es y actúa como le sale de la parrusa y hacer eso no es fácil y más sabiendo las gilipolleces que van a venir después. Aquí el enlace con la publicación completa de Imperfectas.com.

Después de haber analizado esa dudosa cobra, que a mi modo  de ver es más bien una culebrilla, solo deseo de todo corazón que Chenoa se haya ganado un buen pico de dinero con este reencuentro y concierto que tanta guerra mediática le siguen dando.