martes, 24 de mayo de 2016

¿Quién quiere casarse con Kim Yo-jong?

Esto suena a reality de Luján Argüelles, pero para nada, no estamos hablando de ninguna princesa Corina ni de nada que se le parezca. Kim Yo-jong es la hija menor de Kim Jong-il y hermana del actual líder del régimen dictatorial de Corea del Norte y artífice del concurso de novios de la susodicha, Kim Yong-un.
La de en medio,  Kim Yo-jon
Pues bien, ya puestos en situación, resulta que esta mañana escuchando el programa de Nuria Roca, una de esas curiosas noticias que a veces comentan los colaboradores de #LMQTPP era esta, la de la puesta en marcha de un programa que reclutará candidatos dignos de ser posibles maridos de la hermana del dictador coreano, que está desesperado por casarla. Y decir que he visto alguna foto, pensando que la Kim Yo-jong (me está costando la vida escribir los nombres de esta familia, con tanto “kim” y tanto “yong”), sería poco agraciada, viendo a su hermano que tiene una imagen más pública, con esa cara de berlina a la que está a punto de salírsele la crema por los orificios de la cara, pero debo decir que es mona y tampoco se le ha pasado el arroz, que tiene 28 años, pero por lo visto, en Corea del Norte esa edad, para una mujer sin desposar, es sinónimo de solterona y de quedarse para vestir santos.
Pero la cosa no es tan fácil, esto no es poner un teléfono en un anuncio de la tele, como hacen para el casting de Gran Hermano, y que los interesados llamen y prueben suerte. No, no. Vamos a ver, que estamos hablando de la hermana de uno de los tíos más locos y sádicos del planeta, esta chica no ha llevado una vida normal: se la considera la mujer más poderosa de su país y, según contó un desertor del régimen, es una chica bastante soberbia, de hecho, la misma fuente ha comentado que los estudiantes de la Universidad de Kim Il Sung (no sé si lo he escrito bien) tenían que hacerse a un lado cuando Kim Yo-jong iba por el pasillo y nadie podía compartir el ascensor con ella, salvo sus compañeros de clase… ¡Tela! Y eso que se la ve cara de pardilla.
Por eso las condiciones para llegar a ser aspirante tampoco son fáciles. El hombre que quiera llegar a ser el afortunado cuñado del hombre-berlina, tiene que cumplir estos requisitos: ser estudiante o haberse graduado en la Universidad Kim Il Sung, medir al menos 1,78 metros, tener buena presencia y haber servido en las fuerzas armadas. Está claro que para la pequeña Kim están buscando a un fanático del régimen del país, con unas características que no vamos a encontrar ni siquiera en la base de datos de Adoptauntio.com.
Y es que, esta no es la primera vez que Kim Yong-un monta un juego de citas rollo reality para su hermana pequeña, lo intentó hace un par de años, pero al parecer no hubo ningún hombre que pudiera considerarse digno de ser ni siquiera aspirante al amor de la joven damisela. O el listón estaba muy, muy, muy alto o lo que es más probable, que se acojonaran todos, porque viendo lo locos que están en ese país, seguro que arranca el concurso y cuando toca ir eliminando a concursantes para descartar, ¡lo eliminan literalmente! ¡Qué miedo, ¿no?!
La berlina de crema/presidente de Corea y su hermanita
De momento se buscan a 30 aspirantes que luchen por el corazón de la mujer más poderosa (y posiblemente temida, véase el círculo por el que se mueve) de Corea. No sé ella qué pensará, pero yo lo de “poderosa” no lo veo por ninguna parte, esto se parece más a una justa de caballeros de la Edad Media (salvo por lo de las armas nucleares), en el que se disputaban a las doncellas, exhibidas como carne fresca, sin que pudieran decidir sobre con quién estar o si querían seguir solteras por decisión propia, vamos.
Me apiado del pobre chico que llegue a formar parte de semejante familia dictadora y de esta chica, la Kim, que lejos de ser “poderosa”, como se refieren a ella en su país, es una tiranizada dependiente de su hermano demente y una clara esclava sexual del régimen que abanderan.

¡Buena suerte con el concurso, el noviazgo, la boda o lo que salga de ahí!

sábado, 21 de mayo de 2016

París je t'aime

Después de más de mes y medio sin aparecer por la blogosfera por fin he tenido un momento de tranquilidad (y ganas) para sentarme y retomar una de las cosas con las que más disfruto. Lo pienso y no tengo excusas porque, por muy liada que vaya una siempre se saca un ratito para darle al teclado y temas con los que poder llenar los posts no me han faltado: he vivido de primera mano los preparativos y todo lo que rodea a los temas nupciales, porque me he casado, y es normal haber ido de culo entre fotógrafos, banquetes, pruebas de vestido, trata, flores, detalles... pero eso lo dejo para más adelante y de todos modos, lo dicho, no tengo excusa.
Y es que no todo ha sido estrés, porque la postboda y el viajecito de rigor siempre es una gozada y más cuando te escapas a un lugar de esos con historia y que dejan huella.
Porque París es otro mundo. Mira que ya estuve en la ciudad de la luz cuando era una cría, pero unos cuantos años más y la compañía cambian la perspectiva y lo vuelves a ver como si fuera la primera vez que pisas ese lugar.
Resultado de imagen de paris
¿Te puedes enamorar de un lugar? Yo pienso que sí y por muchas razones. En primer lugar, la gente, tenemos ese prejuicio de que los españoles y los franceses siempre se han llevado mal, por aquello de que nos tiraban los cargamentos de fresas en la frontera allá por el 94. Qué rencorosos somos todos, después de tantos años. Pues para nada, dejando de lado intentos destructivos, en París solo me encontré con personas dispuestas a ayudarnos, a dejar lo que estaban haciendo o incluso a cambiar su ruta del metro solo por ayudarnos a no perdernos en esa gran ciudad. Como dice mi abuela, hay más gente buena que mala en este mundo, lo que pasa es que solo nos enteramos de lo malo.
Y qué decir de los lugares con encanto. Estamos acostumbrados, por las grandes películas románticas, a visualizar como el gran monumento de París la torre Eiffel, y sí, razón no les falta a los grandes defensores de esa enorme e histórica torre que, en un principio, era repudiada por los propios parisinos y casi es destruida en dos ocasiones, es una preciosidad, tiene las mejores vistas de la ciudad,es imponente y cuando la ves iluminada te quedas embobada mirándola. Pero hay lugares que pasan más desapercibidos por no ser tan grandiosos y sin embargo tienen algo que te deja un recuerdo aún más grande: el barrio de Montmartre, donde nació el movimiento bohemio y fue la cuna de los grandes artistas del impresionismo, con sus callejuelas empedradas, su plaza de los pintores, sus tiendecitas...; el cementerio de Pere Lachaisse, donde reposan personajes como Jim Morrison, Edit Piaf, Sarah Bernhardt, Oscar Wilde o Maria Callas, con esos monumentos funerarios tan curiosos,por lo que la gente lo utiliza como un lugar de paseo; la librería Shakespeare & Co. en el barrio Latino, tan acogedora que te entran ganas de quedarte ahí una tarde leyendo cualquier cosa, vamos el rincón ideal para cualquier amante de los libros; una siesta en alguna sobra de los jardines de Luxemburgo o en el parque del Galán Verde en l'Ille de la Cittè, que da lugar a infinidad de historias y leyendas. No  hace falta pagar una entrada para ver la Mona Lisa o hacer cola en los diferentes monumentos para disfrutar de una ciudad que tiene magia en cada esquina.
En mi caso ha sido el viaje de novios, pero creo que hasta una persona que hiciera turismo sola en Parías jamás llegaría a sentirse sola realmente, aunque está claro que es un lugar al que vale la pena ir en compañía.
Estando en París eché de menos no haber llevado el portátil conmigo porque hay un montón de historias que nos contaron sobre lugares en los que estuvimos que en ese momento hubiese hecho de éstas un tema para el blog, pero luego pienso que qué portátil ni qué nada, si allí casi no teníamos tiempo de parar a comer algo, París es tan grande y hay tantos rincones para ver. Me dejé mucho para ver.
Lo bueno es que mi marido y yo pisamos el Kilómetro 0 que está justo bajo la catedral de Notre Dame, nos dijeron que es una especie de ritual para asegurarnos un regreso futuro a la ciudad, como el que lanza una moneda de espaldas a la Fontana di Trevi si quiere regresar a Roma. Así que espero volver algún día, porque París me ha enamorado.
Este análisis viajero no solo ha sido para contar una experiencia, es una manera de espabilarme de mi letargo post-bodorrio, que me ha tenido varios días ausente y perezosa.
El blog continúa.