martes, 28 de octubre de 2014

De brujas y leyendas

Nos acercamos al día de lo sobrenatural, las brujas, las calabazas y los fantasmas, la fiesta de Halloween, una celebración que cada vez tiene más importancia en nuestro país (mientras se trate de copiar fiestas de otros sitios, ¡lo que sea!), y también celebramos el día de los difuntos, Todos los Santos, con bastante más larga tradición. De un modo o de otro, ambas festividades están envueltas de misterios y leyendas, por eso creo que nos gusta tanto, más allá de honrar a nuestros muertos.
Estos días me he acordado de un viajecito que hice a Toledo, una  ciudad con mucha historia y superstición, hace un par de años y una de las cosas que hice al llegar allí, fue apuntarme a una ruta turística nocturna  por Toledo mágica y misteriosa. Las leyendas de la ciudad nos las explicó Luis Rodríguez Bausá, amigo de Iker Jimenez precisamente, las explicaciones que hacía sobre hechicería e inquisiciones eran tan interesantes, que no perdí detalle en ningún momento. Recomiendo este tipo de rutas si alguien tiene la oportunidad de ir allí.
"Hocus Pocus", imprescindible ver en Halloween
Todo esto viene a que de ese viaje aprendí muchísimo sobre leyendas de brujas, verdades y mitos sobre ellas. Una figura femenina que siempre se la ha relacionado como la que baila desnuda alrededor de una hoguera, fornica con una cabra que simboliza al Diablo y se alimenta de la carne tierna de niños. Precisamente Halloween, entre otras cosas, nos recuerda a las historias de las brujas de Salem, en E.E.U.U. Lo más parecido que tenemos en España son, precisamente, las historias que hay registradas sobre las brujas de Toledo (hay que ver lo seria que me pongo con estos temas). De cualquier modo, pienso que las brujas fueron las transgresoras de su época, las que se atrevieron a desafiar las reglas y buscar soluciones a problemas cotidianos  por otro tipo de vías. Ahí van pequeñas reseñas de alguna de ellas.
Para empezar, los “métodos” de hechicería utilizados por las supuestas brujas eran sencillos, no tenían nada de espectacular: la adivinación mediante la “suerte de habas”, los naipes (Aramis Fuster no se ha modernizado mucho), las pócimas con hierbas, los “untes”, los conjuros mágicos (la SuperPop también tenía de esos)… Tampoco parecía nada del otro mundo ¿no?, todo era más bien inofensivo y durante años la Santa Inquisición se mantuvo calladita y sin molestar a nadie, al fin y al cabo todos los vecinos se beneficiaban y estaban contentos de esos remedios  y a nadie le molestaba… hasta el año 1530, que la Inquisición se hizo con la caza de su primera bruja: Leonor Barganza, esta pobre chica tenía bastante gran fama por sus conjuros para “desligar”, y fue precisamente esa fama, las envidias y los encontronazos con los vecinos lo que propició su arresto, el hecho de que fuese judía tampoco la ayudó mucho. También fue detenida en aquellas fechas Catalina Tapia, directa competidora de Leonor.
Las brujas de Zugarramurdi
Disfrutaba de una intensa vida amorosa (en ocasiones previo pago, vamos, que era puta) y también se la relacionaba con sucesos de ocultismo de la ciudad. Como ella se negó a declarar, se la puso en el Tormento, lo que venía a ser un interrogatorio con tortura incluida, supervisada por un médico, para que dijera la “verdad”. Según narran las actas inquisitoriales, el Tormento fue leve y lo aguantó sin declararse culpable. Fue condenada a recibir un centenar de azotes.


Mencía Chacón, otra supuesta adoradora del Diablo, sabía hacer conjuros para atraer amantes.  Y muchas más mujeres fueron detenidas por la Inquisición acusadas de hechicería, entre ellas Catalina Rodríguez y Juana Hernández, dedicadas a practicar conjuros de poca monta (casi siempre relacionados con el amor).
La que era considerada mejor hechicera de Toledo es Inés del Pozo, que “recibía de forma habitual numerosas visitas de hombres en su casa para que les devolviese la virilidad que les había sido arrebatada por las otras hechiceras toledanas… También contaban entre sus habilidades recuperar amores de mujeres despechadas, para lo cual utilizando alguna ropa del hombre, previamente untada con su semen, y a media noche como es menester, recitaba: “Conjúrote, semilla, así como del cuerpo de Satanás, con el Diablo Cojuelo que puede más, que así como te has de quemar, así se queme Fulano por mí, que no pueda sosegar hasta que no venga a mi mandar”, quemando después la ropa” (Juan Blázquez de Miguel: “Toledo Mágico y Heterodoxo”). La condena que esta mujer sufrió fue de las más duras impuestas por este tipo de delitos: diez años de destierro y doscientos azotes. Los beatos se pasaron tres pueblos con esta pobre mujer.
Ana de la Cruz era otra bruja experta en la búsqueda de desaparecidos (¿detectives de la época?), en los conjuros relacionados con el amor, y en su casa se hallaron diferentes mejunjes para sus actividades: valeriana, “unto” de ahorcado… Fue procesada, siendo condenada a tres años de destierro… mucho mejor que los azotes, donde va a parar.
La brujita Sarah Jessica Parker
 
María de las Cuevas e Isabel Bautista, eran mujeres que más bien vivían en la miseria, y que aprovechaban estas artes transmitidas oralmente para ganarse la vida. No tiene nada de extraño, en pleno siglo XXI también podemos ver a mujeres que cumplen estas características.
 
Cierro este listado de “brujitas”, y perdón si me he puesto muy en plan historiadora pero es que este tema me pirra, con la última víctima de la Inquisición de Toledo, hacia 1808  Francisca N., acusada de realizar diversos sortilegios amatorios.
Como vemos, las leyendas populares y las películas nos vendieron la moto con el tema de las brujas. Ni volaban con escoba, ni tenían poderes sobrenaturales, ni robaban bebés, ni se entregaban al fornicio con carneros (con algún que otro hombre sí). Sin embargo, a parte de los conjuros y la tirada de cartas para leer el futuro,  ellas fueron las parafarmaceuticas de entonces, por sus conocimientos en yerbas y remedios naturales. Psicólogas, por qué no decirlo, ya que generalmente sus conjuros de amor estaban basados en la sugestión psicológica. Y, sorprendentemente, fueron las ginecólogas extraoficiales del momento porque, además, muchas de estas brujas que he nombrado, practicaban abortos a mujeres que se encontraban con embarazos no deseados, ya fuera con yerbas o utensilios punzantes y, para las chicas que habían perdido su virginidad y querían, digámosle, “recuperarla” y engañar al novio, les practicaban una reconstrucción del himen con tejidos como la tela de araña o algo parecido.
En todo esto no había nada de mágico ni sobrenatural, pero a veces pesa más y queda más bonita la leyenda y la superstición, que es lo que hace más fascinante a la figura de las brujas. De un modo u otro, a pesar de que no hubiera nada de magia en ellas, eran auténticas maestras que dominaban diferentes ciencias sin ellas saberlo.

Os deseo un feliz Halloween y día de Todos los Santos.
Yo aquí me quedo, preparando una poción... o un caldo de cocido.

lunes, 20 de octubre de 2014

Pero que mala es la gente

Últimamente me estoy volviendo un poco reivindicativa, lo noto por los posts recientes que he ido colgando. ¡Pero es que no me dejan otra, cuando no son pitos, son flautas! El último arrebato mecanográfico que he tenido es a causa de las críticas hacia la presentadora Tania Llasera por los kilitos que ha cogido últimamente, teniendo en cuenta que se ha dejado de fumar. Y puede que, a pesar de que todo el mundo esté acostumbrado a verla en la TV hecha un figurín, no haya cogido kilos, sino que los haya recuperado, ella misma afirma que siempre ha estado “hermosa” pero que, por exigencias de la tele tuvo que perder peso. Sea como sea, por su cambio de volumen ha sufrido ataques a través de ese arma de doble filo que son a veces las redes sociales, le han llegado a decir “foca y obesa muérete”. 

¿Pero nos hemos vuelto locos o qué? Ella por supuesto que ya ha respondido y se ha defendido de esas críticas (defenderse por haber cogido unos kilos, no te creo), así lo ha querido y ahora quiere que se zanje todo este tema que se ha creado en torno a su imagen, porque ella se siente muy a gusto tal y como está. Pero el hecho de que haya ocurrido esto, hoy en día, en una sociedad tan tolerante con el físico como dice ser, me parece bochornoso y me sugiere que todos deberíamos hacer una reflexión, sobre lo crueles y torturadores que podemos llegar a ser, mediáticamente hablando.
A raíz de todo el tema de Tania Llasera me da que pensar el daño que se hace cada día en ciertos programas de entretenimiento o en las revistas,  generalmente dirigidas al público femenino, en los que se le machaca a personajes mediáticos por problemas físicos. Yo en un principio pensaba que, no tiene porqué ser negativo eso de ver los defectillos de las actrices y cantantes que aparentemente son perfectas, así podemos ver la realidad y las chicas normales no nos sentimos acomplejadas. Pues no, qué gran equivocación la mía: el cómo nos sintamos cada una con nuestro cuerpo tiene que ser una perspectiva nuestra, no un juicio basado en el enfoque de las revistas rosas, que al fin y al cabo son las mismas esclavas de la publicidad en productos de belleza.



Tampoco hay que mirar con lupa las imperfecciones de las famosas. Vale que son muy conocidas y están expuestas a todo, que se puede comentar el vestuario que llevan en un evento o una cirugía que se hayan hecho con mejor o peor resultado. Pero que se muestre hiperampliado el muslo celulítico de Britney Spears creo que ya es pasarse, la chica es cantante, cuando tiene que actuar se arreglará y disimulará sus defectos como todo el mundo, pero una vez puestas las chanclas y el moñete para hacer su vida normal, démosle un respiro.
Y si no Sarah Jessica Parker, venga sacar fotos de las arrugas, las manos huesudas o las venas del cuello, signos indiscutibles de la edad. ¿Y qué quieren? ¡Pero si es normal! Esta mujer tiene casi 50 años y está fenomenal para llegar casi al medio siglo, ya les gustaría a muchas jovencitas (incluida yo…) lucir con ese estilazo la ropa que lleva ella, que todavía sigue siendo un icono de la moda. Pero lo mismo pasa con Chenoa porque tiene pandero, Hiba Habouk por su piel de naranja… no se nos salva ni la reina Letizia, con los rumores de anorexia rondándole, de los dardos envenenados de la prensa. La cuestión es que los “críticos” de la farándula nunca están conformes y a ellas solo les toca aguantar y mirar a otro lado.
Si me dijeran que estas mujeres viven de vender su vida en un reality, como la Kardashian por ejemplo, en el que expone todas sus intimidades cotidianas, ahí sí que podría ser justificable, en cierto modo, comentar cómo se les ve sin maquillaje y  sin el forraje de una faja reductora escondida bajo un modelo de alta costura, Kim Kardashian ha vendido las 24 horas de los días de su vida en capítulos y se ha lucrado por ello y los continuos comentarios externos sobre esa vida, su aspecto, sus manías… son el precio que tiene que pagar. Pero esos son casos aislados. Lo que denuncio y me parece feo, son los juicios valorativos que se suelen hacer del físico natural de mujeres con una profesión pública, entendiéndose que, una vez desposeídas de los “amuletos” de la belleza y la perfección exigidos por sus trabajos, deberían estar “fuera de juego” del machaque mediático.
 Si al final todo se resume en envidia, a veces sana, porque nadie puede evitar sentir esa pelusilla por la gente que lleva una vida diferente y que, por lo tanto, tiene bastantes privilegios. Otras veces la envidia puede ser dañina, cruel, hasta llegar a situaciones de acoso, como el que ha sufrido Tania Llasera en Twitter, por parte de personas que ni si quiera la conocen como para permitirse el lujo de humillarla verbalmente, basándose únicamente en su apariencia física.

Así que tanto para las mujeres públicas como para las anónimas, que hagan con su cuerpo lo que les dé la gana, total nos tienen que criticar hagamos lo que hagamos, comamos lo que comamos y tengamos la edad que tengamos. Siempre habrá alguien lo suficientemente aburrido y envidioso para hacerlo... ¡Ánimo Tania Llasera!

lunes, 13 de octubre de 2014

Tras la estela de las groupies

El fenómeno fan es algo que existe desde que comenzamos a poner en un altar a estrellas del mundo del espectáculo. No sé porqué, supongo que por tener un contacto más directo con el público, los cantantes y grupos de música de cada momento se han llevado la palma en esto de verse rodeados día y noche por un ejército de seguidores, los conciertos en directo crean más vínculo que las pantallas de las salas de cine.
 
Escena de la película Casi Famosos
Si analizamos la pasión hacia los cantantes de moda de ahora, las que se consideran acompañantes o seguidoras entregadas e incondicionales de Justin Beaber, Harry Stiles o cualquiera de estos chavales a los que ahora se les considera estrellas de la música, se sienten orgullosísimas por pasar tres noches a la intemperie durmiendo en una cola de un concierto, frente a cualquier estadio deportivo y siendo abastecidas de alimento por sus pobres madres que también las acompañan, solo para ser las privilegiadas de disfrutar de un concierto en “primera fila” (lo pongo entre comillas porque delante de ellas está el personal de seguridad y las vallas y cordones de separación entre las fans y su ídolo). Ellas creen que han alcanzado  el pódium de sus vidas cuando, después de pelear con una masa de gente, consiguen captar la atención de su cantante favorito, algo no muy complicado cuando se pintan por toda la cara corazones y las letras de “I love you”, pareciendo más bien un payaso maquillado bajo los efectos del alcohol, y sosteniendo carteles multicolores, prodigando gilipolleces varias como un “Cásate conmigo”, en inglés, creyendo que así conseguirán impresionarlo. Sin embargo, como mucho, solamente logran un rayajo mal hecho por el artista, un autógrafo que, porque se ha visto hacerlo, que si no podría pasar por un garabato de un niño de dos años.
Fans locas y ridículas

Toda esta debacle en lo que se refiere a las locuras que hacen las fans por sus ídolos ya viene ocurriendo desde la época de los BackStreet Boys y los Take That, olvidándose poco a poco a las verdaderas fans incondicionales, esas que ya estaban antes incluso de que el artista se convierta en ídolo de masas, las que verdaderamente estaban detrás de los artistas, siguiéndolos a cada paso, cuidándolos como si fueran sus madres y amándolos y entreteniéndolos como si fueran sus mujeres. Hablo de las groupies, las grandes olvidadas.

Una groupie, según la definición de Wikipedia y en el sentido estricto de la palabra, “es una persona que busca intimidad emocional y sexual con un músico famoso u otra celebridad. Sin embargo una groupie no es necesariamente una 'Stars Fucker', ya que éstas pueden llegar a pasar de ser unas simples admiradoras a amigas del cantante o grupo o incluso pareja estable. Las mujeres groupies tienen una larga reputación de estar siempre disponibles para celebridades y estrellas de rock. El cantante Robert Plant de Led Zeppelin es citado por distinguir entre fans que quieren sexo ocasional, y "groupies" que viajan con músicos durante varios períodos de tiempo, actuando como una novia sustituta o madre, a menudo cuidando los valores de los músicos, drogas, ropa, y vida social.[] Mujeres adoptando su papel a veces son referidas como esposas de ruta”. Las bandas de rock no serían lo mismo sin ellas, pues de alguna u otra forma terminan siendo las musas que inspiran a los músicos.
Pamela Des Barres

La página web Biut cuenta que las groupies, daban todo por sus ídolos, se hicieron populares desde finales de los años 60′s, que empezaron adoptando un papel de fanáticas dementes, más o menos lo que vienen haciendo las fans de ahora, la vuelta a las raíces, solo que en esa época sobrepasaban el límite con esos comportamientos. Este tipo de chicas se remonta a los años de gloria de Los Beatles, cuando las fanáticas esperaban a los músicos afuera de los teatros con pancartas y gritos eufóricos. Pero este género se masificó y las fans se volvieron más osadas en los 70′s con la “Revolución de las Flores”, donde la posibilidad de amar sin control, vivir el momento y disfrutar del sexo con un ídolo estaba permitido. En esos tiempos todo se podía: los integrantes de las bandas se mezclaban con las fans después de los conciertos en algún bar o tras el escenario, de hecho era muy común que algunas los acompañaran en las giras. En muchas ocasiones ocurría que estas “compañeras” terminaban convirtiéndose en parejas de ellos e incluso se hacían más conocidas que los músicos. La cinta Casi Famosos, protagonizada por Kate Hudson, es un buen documental sobre la vida de las groupies , narra esos momentos acompañando a una banda de rock en su gira, sus relaciones con los músicos y todo lo que rodea a este tema.                                                                                                    

Connie Hazmy
Bebe Buell

Como forma de recordar el ímpetu y fidelidad de las verdaderas fanáticas, la revista Rolling Stone hizo un listado de las cazadoras de rockeros más insignes del último tiempo. Son muchas, pero nombraré a las más conocidas y sus ilustres “trofeos”: Cynthia Plaster Caster, que se acostó con Jimmy Hendrix, Wayne Kramer, Karen O, Jello Biafra y Frank Zappa; Pamela Des Barres, que se “estrenó” en el rock a los 16 años, con Jimmy Hendrix y se hizo con la conquista de Jim Morrison, Zappa, Mick Jagger y Keith Moon; Bebe Buell (la madre de Liv Tyler), se acostó con Mick Jagger, David Bowie, Iggy Pop, Rod Stewart, Elvis Costello, Steven Tyler y terminó casándose con  Jim Wellerstein, del grupo neoyorquino Das Damen; Connie Hamzy perdió la virginidad rockera a los 15 años, con el batería de Frijid Pink y se acostó también con Neil Diamond, Rick Springfield, Huey Lewis, Van Halen y Fleetwood Mac; Sable Starr, con solo 13 años, se estrenó como groupie con Iggy Pop y le siguieron Mick Jagger, Robert Plant, Rod Stewart, Alice Cooper y Marc Bolan; y ya termino con Courteney Love, que comenzó sus andanzas a los 12 años con Ted Nugent y se acostó con Billy Corgan, Kurt Cobain, Evan Dando, Trent Reznor y L. Gallagher, ella fue la “Yoko Ono del grunge”, es la eterna viuda de Kurt Cobain, pero sigue posando, cantando, actuando y cazando rockeros.

Sable Starr
Courtney Love
Ahora me centro en una de ellas, Pamela Des Barres, que escribió dos libros detallando sus experiencias como groupie: I'm With The Band y Take Another Grows Up. Esta faceta como “novia de ruta” le ha salido bastante rentable. Su libro más reciente, Let's Spend the Night Together, es una colección de entrevistas variadas con las groupies clásicas. Ella fue una de las primeras groupies de la historia: consiguió moverse como pez en el agua en el mundillo musical. En una de sus últimas entrevistas, defiende que a la gente todavía le fascina esa época en la que ella, como otras compañeras, compartió cama y algo más con músicos del momento, también arremete contra la gente que cree que ser groupie es ser una puta que está una hora de rodillas en un autobús, “Las groupies de ahora son solo niñas que quieren estar cerca de la música. Nosotras queríamos estar cerca de los Who, de los Kinks, de los Doors, de los Birds, de Love, de Buffalo Springfield y de Led Zeppelin. Queríamos ser parte de ese increíble mundo que era la música y que iluminaba a todo el planeta. Todo tenía que ver con el amor. “¿Por qué quieres conocer a esos chicos?”, nos decían. “¿Por qué no? ¿Por qué no querer formar parte de algo tan increíble?”, cuenta Pamela. Ella confiesa que la debacle de la generación de las auténticas goupies a la que ella pertenecía, comenzó en la época del asesinato de Lennon, la preocupación por contraer el sida y al mismo tiempo, que los rockeros comenzaran a relacionarse con modelos y actrices influyó mucho en la desaparición del auténtico espíritu groupie.



 Ahora, lo que queda de todas ellas, su legado, son un puñado de fans locas e histriónicas que cambian de ídolo según su momento de popularidad. No se puede tomar en serio a una chiquilla que un día grita y llora a lágrima viva por su cantante favorito, que le acaba de firmar un disco, y al día siguiente se desvive por otro músico que está más en auge, y menos todavía cuando se sabe hasta dónde ha sido capaz de llegar una verdadera groupie incondicional por su objeto de admiración.
Fans dementes



Esto es lo que queda tras la estela que dejaron aquellas compañeras de los músicos de los años 70. Esta forma de actuar seguramente se califique de puta con todas las de la ley: intercambio de sexo por el contacto con el ídolo. Pero no sé si es por la década de los 70, por el ambiente liberal que empezaba a desatarse o por el concepto que se tenía de los músicos de aquel momento, pero la generación de groupies a la que pertenece Pamela Des Barres no se les asocia a la prostitución, sino más bien a la veneración, la lealtad incondicional y a un elemento de esa revolución liberal que empezaba y de la que ellas, indudablemente, formaron parte y tuvieron mucho que ver.

martes, 7 de octubre de 2014

La gran cagada de Mónica Oriol

La semana pasada, prácticamente terminó con una auténtica polémica al más puro estilo “Feminismo vs Retrogradismo”, la empresaria y presidenta del Círculos de Empresarios, Mónica Oriol, afirmaba que prefiere contratar a mujeres mayores de 45 años o con edades inferiores a los 25 años por el amparo que da la ley a las madres trabajadoras. "Si una mujer se queda embarazada y no la puede echar durante los once años siguientes a tener a su hijo, ¿a quién contratará el empresario?", lanzaba esta pregunta hace unos días, haciendo alusión a las mujeres que piden la reducción de jornada tras ser madres, considerándolo un problema para el empresario ya que "esa protección de la mujer la desvincula del alineamiento con los intereses de la empresa y la desconecta del esfuerzo diario".  Afirma que Recursos Humanos elegiría antes a un hombre que a una mujer, algo que, por desgracia sí que es cierto en muchos casos, y Oriol añade además que, para que las mujeres lleguen a altos cargos directivos no hacen falta leyes, sino sacrificios. "Cuando le dices a una mujer de 35 años si quiere volver tarde por la noche y viajar constantemente, la realidad es que no. Llegar a puestos directivos no se consigue con cuotas o regulaciones, sino con que la mujer sepa que un puesto directivo requiere sacrificios" y por eso, ofrece como solución que si una mujer quiere ser una alta directiva, es mejor que "se case con un funcionario o con un marido al que le gusten mucho los niños".
 
Mónica Oriol


Bien, vayamos por partes, me he tomado un fin de semana entero para pensar en este tema, ponerme en las dos partes, intentar comprender a esta mujer y creo que ya puedo dar mi humilde opinión, como mujer y trabajadora que soy, evitando caer en comentarios fuera de lugar.

Sea como sea, esta mujer se ha equivocado completamente. Yo no tengo hijos ni he pedido nunca una baja por maternidad (en realidad es que nunca he pedido una baja de ninguna clase, mmm... quizás debería pedir una), pero pienso que cualquier persona capacitada para un puesto de trabajo, puede aspirar a él, sin que quién se encargue de la selección de personal tenga que anticiparse a, en el caso de que se esté entrevistando a una mujer, las posibles bajas por maternidad o reducciones de jornada que en un futuro pueda pedir. Porque si nos ponemos así, en muchas empresas hay hombres que se cogen bajas interminables por depresión o por una enfermedad y eso no es motivo de poca aptitud, sino una circunstancia fisiológica, a las que estamos expuestos tooodos los trabajadores, seamos del sexo que seamos.

Después está el hecho de la maternidad en sí. Que yo sepa, generalmente eso es una cosa de dos, es decir, está la madre, pero también está el padre, solo que el padre se ahorra los 9 meses de embarazo y los posteriores de lactancia, otro factor puramente fisiológico, sea por lo que sea, nosotras hemos nacido con esa capacidad de hacer crecer una vida. Y esto no debería ser un hándicap, al revés, a las embarazadas, tal y como se hace en otros países, hay que facilitarles esta “misión”. España es un país envejecido y que continua envejeciendo, cada vez más ancianos y menos nacimientos. Mónica Oriol dice que las madres trabajadoras son un problema, pero son las que se están encargando de “inyectar” en nuestra sociedad a l@s futur@s trabajador@s que, amiga Mónica, sustentarán en un futuro la economía de nuestro viejo  y decrépito país. Así que no creo que la solución de una futura madre trabajadora sea buscarse un marido funcionario.

P. Segrelles y A. Bujaldón en Espejo Público
La semana pasada, en un debate del programa  “Espejo Público”, se dieron dos opiniones sobre esta polémica: Paloma Segrelles, que es empresaria y presidenta de honor del Club Siglo XXI, piensa que Oriol no ha dicho nada descabellado pues es una realidad que viven muchos empresarios en el día a día, concretamente las pequeñas y medianas empresas, pero cree que la solución no está en renunciar a ser madre y la respuesta la debe proporcionar el estado. "El Estado debe asumir los gastos que se producen en situaciones especiales, entiéndase bajas por maternidad o reducción de jornadas. El empresario no puede asumir ciertos costes. Es un problema que está sobre la mesa y hay que sentarse a hablar de ello. Las empresas no son un ONG", algo que se está haciendo en países como Alemania. Ana Bujaldón, presidenta de la Federación Española de Mujeres Directivas, Profesionales y Empresarias (FEDEPE). Está radicalmente en contra de las manifestaciones de Mónica Oriol: "A nosotros nos entristece profundamente sus palabras", asegura. "No parece lógico que en el siglo XXI la maternidad sea un freno para la promoción de la mujer".

La propia Mónica Oriol, antes de pronunciar esas declaraciones que causarían tanto revuelo, reconoció que iba a decir algo que iba a sonar políticamente incorrecto. Tal vez, al igual que ella, muchos empresarios piensan igual y ven a la mujer de entre 25 y 45 años una posible madre y un problema potencial para su negocio, que sean cosas que, al igual que muchas otras, la gente las piensa pero no se atreve a decirlo, pero que la primera mujer que llega a ser Presidenta del Círculo de Empresarios y que además tiene 6 hijos, diga estas cosas, no ha estado para nada acertado. El pasado abril Oriol se vio obligada a admitir que se equivocó con sus declaraciones en las que pedía rebajar el salario mínimo a los jóvenes sin formación y pidió disculpas por ello. Veremos qué ocurrirá esta vez...



Que busquen soluciones de verdad, pero que no nos hagan cargar con las culpas a las mujeres, que demasiado difícil lo hemos tenido a lo largo de la historia, como para que ahora nos vengan con estas. Lo peor de todo esto es tener a la enemiga en casa.