lunes, 29 de mayo de 2017

Orgullo y prejuicio en Cincinnati

Imagino que muchas, y por qué no, muchos, conoceréis las novelas de Jane Austen, ya sea por leerlas directamente o por ver las versiones cinematográficas que suelen estar bastante logradas. En general son historias con una gran carga irónica, muy similares entre ellas y el motivo principal de la protagonista es la pesca del marido ideal en una sociedad del siglo XVIII, cuyas inquietudes no son tan diferentes a la de nuestros días.
Y con esto puedo enlazar perfectamente con el libro que voy a recomendar. Nunca he recomendado una novela que no he terminado de leer, pero se trata  de una historia de la que ya me sé el final, porque es la versión del siglo XXI de Orgullo y Prejuicio: Sin Compromiso, de Curtis Sittenfeld.

Resultado de imagen de protagonista de orgullo y prejuicio keira rosamund y

¿Os gustó Orgullo y Prejuicio? A mí es una historia que me gusta mucho, por eso, cuando vi este libro en un kiosco de la estación de Atocha, que se presentaba como un Orgullo y Prejuicio al más puro estilo Sexo en Nueva York (una combinación que me encanta), dije “venga va, lo pillo”, porque me llamó la atención y me produjo mucha curiosidad el saber cómo sería Elisabeth Bennet en nuestros tiempos y alejada de la tradicional campiña inglesa para ejercer de escritora para una moderna revista neoyorquina. El caso es que la historia se desarrolla en Cincinnati, ciudad natal de los Bennet, donde se juntan todos los personajes: el pasota señor Bennet, la pesada de la señora Bennet, la dulce Jane y las otras hermanas de Liz, Mary, Kitty y Lydia, el pánfilo Bingley y su arpía hermana Caroline y, por Diooor, cómo no, el aparentemente estúpido, orgulloso y estirado señor Darcy, que ahora es médico en el hospital de Cincinnati .
Las vidas de todos estos personajes confluyen tal y como sucede en el argumento de la obra de Jane Austen, solo que se incluye la independencia económica y social de la mujer, sexo, tratamientos de fertilidad y madres solteras, lesbianismo, poligamia, realities, clubes de campo, embargos y agencias inmobiliarias, seguros médicos y otros temas y conceptos contemporáneos.
De momento me encuentro por la parte en la que Elisabeth ha mandado a paseo a Darcy por entrometerse negativamente en la relación de su hermana Jane con Bingley, y la verdad es que me estoy llevando momentos muy entretenidos; vuelves a meterte en los cómicos argumentos de relaciones y malentendidos de la autora, aunque con  un cambio de escenario y de costumbres, por supuesto: en la obra original no hay encuentros sexuales entre Elisabeth y Darcy, y menos aún se habla de la posibilidad de que una de sus hermanas sea lesbiana o que otra se someta a una inseminación artificial.

Bueno, ahí queda: Sin Compromiso.

Resultado de imagen de sin compromiso libro

lunes, 15 de mayo de 2017

La forma más lamentable de romper con tu pareja

Escuchar la radio en los ratos muertos de pasearte con el coche es lo que tiene, que te enteras de cositas que, al principio piensas “no te creo, esto no puede ser verdad, es demasiado absurdo”, pero claro, si lo piensas detenidamente, viviendo en la era en que vivimos, de las telecomunicaciones, los nosequé 4.0, las cyber mariconadas, el pokemon go, el wifi y el abanico variado de aplicaciones para el móvil (que ese es otro tema pendiente que me ronda por la cabeza: la dependencia al móvil), no es de extrañar que saquen algo tan frívolo como una app para cortar con tu pareja.
Logo de Break Up Shop

Parece que  las apps son las herramientas para las cosas triviales del día a día para vagos, hay aplicaciones que trabajan por ti y te solucionan la vida, para buscar objetos variados, para pagar en una cena grupal sin que haya rollos con el dinero, para repartirse el amigo invisible en Navidad, para detectar códigos de compra; están las tradicionales apps para buscar pareja y concertar citas, ¿cómo no se iba a crear su antípoda? Pues ya está inventada, si ya me parecía súper banal la de “Adopta Un Tío”, la de “Break Up Shop” se lleva la palma de oro.
“Break Up Shop”, he de aclarar que de momento solo se encuentra disponible en E.E.U.U. pero ya llegará, tiempo al tiempo, es una aplicación básicamente que se encarga de romper con tu pareja por ti. Sus creadores, pensando en la posibilidad de ahorrarse ese momento incómodo  en el que le tienes que decir a tu pareja el típico “No es por ti, es por mí”, “No estoy preparad@ para una relación”, “Necesito tiempo para mí”, “Creo que funcionamos mejor como amigos”, etc, etc, y la posible reacción del/la agraviad@ (el llanto, un bofetón, improperios y cualquier clase de numeritos), han inventado un servicio de ruptura instantánea previo pago, por supuesto, porque hay una serie de tarifas según el, digamos, “estilo” de ruptura, que varía entre los 5 y los 80 euros. Por ejemplo, quieres que a tu pareja le llegue una ruptura
Opción de ruptura por sms
baratita, pues con un simple mensaje de texto formal tecleado por los expertos de la app tienes el trabajo hecho, sin calentarte la cabeza por lograr un mensaje de despedida perfecto y cordial (que nunca llega a serlo y menos de este modo, en mi opinión) por solo 10 dólares, 20 por una carta de despedida estándar y 30 si se hace personalizada; también pueden realizarte una llamada telefónica que parte de los 29 dólares, según lo lograda que quieras que sea y la rapidez con la que se desempeñe esta extraña misión. Que eres de esas personas detallistas hasta en las rupturas, pues la empresa tiene a disposición de los clientes una tienda de regalos para que a las personas que van a ser dejadas les llegue su “premio de consolación”, que puede ser pagarle el juego de Call Of Duty, una suscripción en Netflix y algo tan vergonzoso y socarrón como enviar a tu ya ex pareja la película de El Diario De Noah, para tematizar su depresión y darle más rienda suelta al llanto. Eso ya es de ser hij@ de puta.
Regalos de consolación para los afectados

No sé si esta aplicación es ridícula, lamentable, rastrera, si descojonarme y no tomármela en serio o si firmar en algún sitio para que cierren estos inventos que atentan contra la dignidad de la otra persona. Porque ya es jodido que te dejen, pero que lo hagan por medio de otra persona vía telefónica, pagando y encima te envíen como obsequio por los agravios una película pastelona o la suscripción a un videojuego para pasar esos días de soledad y pena, no es un detalle, es reírse en tu cara en toda regla.
Aquí, lo siento mucho, pero nada de moderneces de esas, a pillar el toro por los cuernos y echarle huevos para cortar con tu pareja, es lo mínimo que se puede hacer por la otra persona, lo digo yo, que he sido víctima de una ruptura vía sms, y casi me lo como a bocaos, el muy cabrón.
Romper siempre es doloroso
Cortar una relación es algo incómodo, delicado y nunca será algo idílico y amistoso si sigue habiendo sentimientos por alguna de las otras partes. El que es dejado lo pasa mal y el que tiene que tomar la iniciativa y romper vive un momento muy pero que muy incómodo, más si la otra persona empieza a rogarte “no me dejes”; muchas veces, cuando nos hemos visto en la situación de dejar a alguien, habremos pensado “Ojalá lo pudiera hacer otro por mí”, pero siempre de coña, pensando que eso jamás podría pasar… Pues toma, ahí lo tenemos: “Break Up Shop”.

Pero que exista y esté a disposición de la gente, no quiere decir que sea la mejor opción para terminar una relación que, seguro se merece una despedida muchísimo mejor y más digna.

lunes, 8 de mayo de 2017

La crisis del bótox

Mientras yo, una treintañera con alma de veinte, voy llenando cada vez más mi neceser con cremitas y potingues (mi última adquisición ha sido un contorno de ojos para luchar contra las dichosas bolsas gravitatorias bajo los párpados), pensando que así ralentizaré o ganaré un poco más de tiempo antes de acostumbrarme a las inevitables arrugas, hay quienes jamás piensan darse por vencidas y tiran ya de fórmulas ¿mágicas?, incluso antes de cumplir una edad digamos aceptable para considerar que ya se puede someter una a un tratamiento de tremenda magnitud, para ver realmente los resultados que buscan. No sé si tienen algo de magia o de místico o si los tratos con el diablo están de por medio, pero viendo cada atrocidad que hay por ahí, yo me decanto más por ilusionismo de pega y timadas infernales.

Cuando una asume que cada año va ganando en edad, y en sabiduría, por supuesto, y que esas arruguitas son inevitables, puede que incluso aprenda a ver esa belleza diferente que la vida y la experiencia nos tiene preparada a todas. A las que les pasa lo contrario, e intentan hacer lo imposible por estancarse en unos treinta con aire cincuentón, porque amigas, eso no hay quien lo tape, puede que no sepa que se encuentra en plena crisis del bótox.
¿Cómo se detectan a esas discípulas de Nicole Kidman? ¿Cómo puede una saber que entrará en el bucle de la no aceptación de su realidad, hasta acabar como si se hubiese posado un enjambre de abejas sobre su rostro? Desde luego por la necesidad de la dichosa inyección de bótox. La toxina botulínica es para las que no admiten su crisis: no es tan agresiva como la cirugía de quirófano, unos pinchacitos y arreglado, por lo que la recuperación es rápida y si niegan que se han “operado” a quien le
pregunte, no está diciendo una mentira propiamente dicha, y además es que se lo cree, sin recuperación  ni vendajes ni nada, es como si la piel se hubiese regenerado sola. Pero todo tiene su lado malo: el botox, en exceso, cambia la expresión de la cara hasta dejar la cara como la de una estatua de cera, inexpresiva y artificial, porque no deja de ser un efecto que bloquea los impulsos nerviosos, una contracción muscular, y al ser un tratamiento caduco, que dura entre 4 y 6 meses, ya engancha a una adicta a la juventud de por vida. Porque una mujer, una vez que se vuelve a ver guapa y joven, ya no lo puede dejar, a menos que no se salga de la zona de confort de las cremitas reafirmantes.
¿Pero es solo el bótox el que define a la crisis del bótox? Nooo, el bótox es el abanderado, pero hay otros detalles que distinguen a las “noquierohacermemayor”, porque radicalizan sus gustos de una manera… De repente, no solo intentas paralizar tu cara, sino que también te da por hacer triatlones, cuando no habías hecho deporte en tu vida, pero por lo visto, correr es saludable y te hace sentir más joven, y no hace falta ir al médico antes para saber cómo se encuentra tu sistema cardiovascular, después de haberte pasado la vida repantingada en el sofá, si todos corren, tú también. No hay peligro de infartos. No, qué va.
El asistir a eventos con los que nunca te habías sentido identificada, como un festival de música, de esos que la gente va con botas y sombrero con aires hippies, es otro síntoma de esa dichosa crisis. Como ir Coachella o a Gastombury está tan de moda entre la gente chic, pues nada,  se juntan unas cuantas amigas en plena crisis del bótox, con la cara recién pinchada, para ir de festival, por si corren la misma suerte que Bridget Jones y se llevan a un Patrick Dempsey a su tienda de campaña, después de una dosis de éxtasis líquido y alcohol.
El siguiente paso será abrirse una cuenta de FaceBook e Instagram, hacerse un tatuaje, gastarse un pastizal en complementos de primeras marcas y empezar a usar bici en lugar de coche, para acabar cogiendo finalmente un taxi.

Porque ser joven no es barato ni fácil… Mejor las cremitas, ¿no? Lo mejor es rodearse de amigas buenas y sinceras que, cuando comiencen a ver asomar la pava del bótox y sus consecuencias, no tengan reparos en darte un pellizco y si es necesario un buen par de ostias, para que te dejes de tonterías, que no eres la Kardashian.