viernes, 19 de octubre de 2018

Filósofas en las aulas

Sin intención de pasar por alto el Día Mundial contra el Cáncer de Mama (es un tema al que le he dedicado en años anteriores algún que otro post y del que procuro hacer mención en mis redes sociales), me gustaría utilizar como enlace para esta nueva entrada el reciente twit de la actriz, directora y abanderada del feminismo, Leticia Dolera, en el que celebra que se vuelve a incluir en el plan de estudios de secundaria la asignatura de Filosofía, pero que esperaba que en el temario se incluyesen autoras para su estudio y que no tenga que ser siempre Platón, Kant, Hume y cía. 
Simone de Bauvoir
Leí en una ocasión que la Filosofía es como buscar un gato en un cuarto oscuro y que la Ciencia es encender la luz para ver qué demonios hay en ese cuarto. Más allá de cómo quede frente a la Ciencia con este ejemplo, creo que la Filosofía, a pesar de que ya no ofrezca las respuestas que muchas veces buscamos o que cueste de ser comprendida, es un legado histórico del que hay que aprender y, puede que exista entre los filósofos una panda de mamarrachos retrógrados con ideas sin sentido, que espero que en pleno siglo XXI sean pasados por alto en los planes de estudio, pero también hay una gran cantidad de mujeres filósofas con ideas extraordinarias y que han aportado muchísimo, pero que no han sido tenidas en cuenta. Ahora es el momento de que lleguen a las aulas y motiven a tantas estudiantes que necesitan escuchar esos grandes pensamientos.
Aquí dejo una lista de diez de estas mujeres que merecen ser estudiadas tanto o más que todos esos pensadores que nos han hecho memorizar sin ningún tipo de motivación:
María Zambrano, filósofa, pensadora y ensayista española. El exilio motivado por la Guerra Civil no le permitió que su obra, entre el compromiso cívico y el pensamiento poético, fuera reconocida hasta finales del siglo XX.
Hiparquía de Maronea, fue autora de tres libros y consiguió colarse en los banquetes y reuniones de los filósofos de su momento, aunque muchos de ellos no la vieran con buenos ojos.
Olympe de Gouges, es el seudónimo que utilizó Marie Gouze, escritora, dramaturga, panfletista y filósofa política francesa. Es la autora de la Declaración de los derechos de la Mujer y la Ciudadana de 1791. Murió guillotinada.
Simone de Beauvoir. Adoro sus frases y citas. Fue una firme defensora de los Derechos Humanos y de la mujer y su obra, El segundo sexo, se considera fundamental para la historia del feminismo.
Sophie de Grouchie. Organizaba tertulias filosóficas junto con Thomas Jefferson y la nombrada Olympe de Gouges. Al finalizar el terror Jacobino retomó su carrera literaria y en 1798 publicó su obra más famosa, Lettres sur la Sympathie.
Harriet Taylor Mill. Filósofa inglesa del feminismo y defensora de los Derechos Humanos.Escribió muchos ensayos y pocos llegaron a publicarse en vida, pero su objtivo siempre fue establecer la igualdad definitiva entre hombres y mujeres ante el matrimonio, la educación y la ley.
Lou-Andreas Salomé. Freu dijo de ella que era una mujer "de peligrosa inteligencia", gracias a su amistad con él, Salomé entro y fue una de las pocas mujeres aceptadas en el círculo psicoanalítico de Viena.
Mary Wollstonecraft es una de las grandiosas figuras del mundo moderno. Escribió novelas, cuentos y ensayos y en su obra, Vindicación de los derechos de la mujer, argumentó que la mujer no es inferior al hombre por naturaleza. Ella hablaba de un orden social basado en la razón.
Hannah Arendt fue una filósofa y teórica política del siglo pasado. En sus obras defiende el pluralismo de la política.
Christine de Pizan. Se la conoce como la primera escritora profesional de la historia, además de ser filósofa y poeta humanista. Su obra, La ciudad de las damas. se sitúa en el inicio de la llamada querella de las mujeres. Gran parte de su trabajo contenía información biográfica, algo inusual para su época.
Dicho esto, espero que a algún o alguna profe de Filosofía le llegue este post y le haga pensar en un temario estudiantil más representativo para todos y todas. 

jueves, 11 de octubre de 2018

Jueces y prejuicios


A veces da un poquito de miedo el pensar en quién confiamos la justicia. Platón decía que los únicos seres que se consideraban aptos para gobernar, juzgar y demás acciones que se suceden en una sociedad civilizada eran los filósofos, porque se supone que, como ya conocen todas las cosas “en sí”, no pueden ser corrompidos ni la verdad se les puede distorsionar. Pero creo que Platón, como filósofo en sí, tenía unos pensamientos demasiado  utópicos e idealizados sobre el ser humano.

Es muy difícil, por no decir casi imposible, que una persona pueda conocer la verdad absoluta para hacer la justicia que toca, si encima añadimos las conductas propias de nuestra especie, llenas de prejuicios, malas ideas, negatividad, sátira sobre asuntos serios… todo se vuelve mucho más complicado e injusto.
Hoy en día tenemos, por un lado, jueces que deben mantenerse imparciales durante un proceso judicial para después ofrecer el veredicto más justo ante un caso, tal y como se comprometen a su código de honor, y por otro a fiscales que deben representar y defender… … … … No cuela, ¿verdad?
En los casos de violencia de género todo es mucho más delicado: la inseguridad que siente una mujer de verse desprotegida si denuncia y la posterior decisión de denunciar es un proceso duro, como para encima verse adjetivada y, mucho peor, ridiculizada, como si su maltrato no fuera algo serio, precisamente por esa persona imparcial que debe hacer cumplir la ley y así proteger al ciudadano, son cosas que hacen real que todavía haya un alto porcentaje de mujeres que sufren o han sufrido maltrato, abusos, violaciones…, que prefieren no pasar por un juicio público y quedarse en su casa, en silencio, sin denunciar.
¿Y cuando se cumplen ciertos estereotipos que lo complican todo más? ¿Qué pasa cuando la mujer que denuncia es un personaje público, modelo, actriz o cantante?
María San Juan, me sonaba muchísimo el nombre, luego recordé que cuando yo era más cría y ojeaba las revistas de las semanas de rebajas de El Corte Inglés, ella era una de las modelos que salían ahí, con diferentes prendas de ropa. Una chica muy mona. Después de mucho tiempo me vuelve a sonar ese nombre porque la TV difunde un vídeo de las grabaciones de la sala (alguien olvidó apagar la cámara) donde se había juzgado la demanda de divorcio de ésta modelo a su ex marido, a quien previamente había denunciado por malos tratos y con quien tenía que establecer el régimen de custodia de los dos hijos de ambos, dos bebés de 10 y 21 meses. En ese vídeo se puede escuchar la conversación del juez con la fiscal, tachando a María San Juan de “bicho” e “hija de puta” y haciendo comentarios como “Verás el disgusto que se va a llevar la María cuando vea que tiene que darle los hijos al padre, estará por la noche en el Sálvame poniéndome de vuelta y media”. Independientemente de las medidas que vaya a tomar esta chica o de cómo se resolviera el tema de la demanda por abuso de malos tratos, es necesario hacer nosotras un juicio (nunca mejor dicho) sobre la capacidad de ciertos jueces para hacer su trabajo sin verse contaminados por ciertos aspectos, en este caso, la popularidad o la profesión de la mujer. Una modelo también puede ser una mujer maltratada, las chicas atractivas y conocidas no están exentas de ser víctimas de violencia de género, ellas no denuncian por una cuestión de frivolidad, pero por lo visto hay personas que creen llamarse profesionales y que no saben separar esos detalles de un hecho en concreto o que se piensan que a las mujeres nos encanta que se nos maltrate y se nos viole (véase al famoso juez y su calificación de “jolgorio” y “ambiente distendido”, ante la violación en grupo de los San Fermines). ¿Qué filtros pasan estas personas para llegar a tener un poder tan importante como decidir si una persona es culpable o inocente?
Vergonzosa es también la actitud de la fiscal, no solo por pertenecer al sistema judicial y no frenar las actitudes del juez, sino porque es mujer al igual que la que es objeto de insultos, y no es capaz de empatizar con ella o simplemente respetarla.
¿Es justo un sistema judicial como este, lleno de jueces con prejuicios y mujeres fiscales que aplauden el machismo?

martes, 2 de octubre de 2018

Mi 1 de octubre


Quería comenzar este mes hablando, precisamente, del 1 de Octubre, pero me he retrasado un poquito ya que aún intento conciliar el ser mamá con sacar tiempo para escribir en el blog. De todas formas, no es que haya cambiado ahora la temática del blog y no pretendo ser una polemista más y escribir sobre todo el jaleo que se ha levantado a raíz de lo que sucedió el año pasado con el conflicto catalán y su constante ir y devenir. Qué va, estoy bastante cansadita ya de encontrar cada día en la TV la misma historia; no es que no me preocupe, pero sí me cansa, para qué voy a engañar a nadie, y sobre todo porque es un monotema que quita protagonismo a otros acontecimientos.


Porque seguramente ayer poc@s cayeron en la cuenta de que un 1 de octubre de 1931, aquí en España, se aprobó en las Cortes el derecho al voto de las mujeres y el sufragio universal. Fue un duro camino que comenzó en 1910, cuando se permitió a la mujer acceder a la universidad y poco a poco pudimos ir conquistando espacio. Tan solo tres mujeres ocupaban un escaño en 1931 y entre ellas Clara Campoamor fue, con su discurso inspirador (y en contra de   compañeras políticas como Victoria Kent), la  abanderada y defensora de la ley que otorgó a la mujer la capacidad de hacerse oír en el ámbito político, por una “cuestión de ética”.
Parece mentira que, comparándonos a día de hoy con otros países occidentales, con todo lo dicho, los españoles y españolas no seamos precisamente una nación progresista e innovadora, y eso que nuestra ley de sufragio universal se aprueba antes que en otros países como Canadá, Francia o Bélgica. Pero claro, hubo una Guerra Civil y una dictadura militar por medio que destrozaron todos esos avances, nos hicieron retroceder socialmente, principalmente a las mujeres, que pasamos a ser consideradas propiedad del padre o del marido, y no volvimos a ser tenidas en cuenta en nuestra historia política hasta que la Constitución de 1976 dijo algo así como que “todos los hombres y mujeres somos iguales ante la ley”.
Lo que quiero decir es que ayer se cumplieron 87 años de la aprobación del voto femenino en España, interrumpido por más de treinta años de dictadura, pero aún así fue un logro que hay que recordar. ¿Por qué no dedicamos un día así en celebrar las proezas de pioneras y mujeres valientes como Clara Campoamor en lugar de pelearnos entre ciudadanos de un mismo país, un país que tiene la suerte de albergar tantas culturas juntas?
Guarden las esteladas y enseñen el venus, por favor.