sábado, 18 de noviembre de 2017

Nada personal

No es algo personal, no. Si fuese algo personal o aislado, un pensamiento de odio individual, si solo fuese eso, no estarían las redes sociales revolucionadas, enfadadas, exigiendo justicia, incrédulas ante lo que en estos días ha sucedido en un tribunal y enviando mensajes de decepción e impotencia, rabia ante lo sucedido y, por otro lado de empatía hacia la persona que sufre.

Se trata del juicio contra “la manada” responsable de la violación de una chica de 18 años durante los San Fermines de 2016. Esa noche, una chica, después de la jornada de fiesta, se iba  en busca del coche en el que ya descansaba su amigo, con quien había venido a pasar estas populares fiestas desde Madrid. Durante el trayecto se topó con un grupo de chavales sevillanos, aparentemente majos, que se ofrecieron a acompañarla para que no fuese sola y ella, algo ebria (como es normal en un evento como este), no vio ninguna mala intención, es más se sintió hasta agradecida; ella ni se enteró de que cuando los chicos pararon un momento en un hotel para preguntar si tenían habitación libre, era porque ya habían planeado la violación; ella tampoco consideró que el hecho de darse cuatro besos con uno de ellos supusiera directamente para estos animales “quiero sexo consentido con todos vosotros a la vez”. Tampoco pudo imaginarse ella, al menos al principio, que al entrar con ellos  en un portal pasaría todo lo que iba a pasar, ni que el silencio y la pasividad en los que se sumió mientras era obligada a hacer felaciones mientras que la penetraban anal y vaginalmente, claramente producidos por el alcohol, el miedo y el shock, sería utilizado después en su contra.

Esta chica, durante el juicio de esta semana, no solo ha tenido que revivir después de dos años todo lo ocurrió, sino que se ha visto obligada a enfrentarse con algo que muchas veces creemos extinguido pero que está más vivo que nunca: el patriarcado. Al parecer, familiares de los acusados contrataron a un detective privado para que investigara cómo había sido la vida de esta chica días después de la violación, con la intención de demostrar que ésta había estado muy activa en sus redes sociales y que nada sugería que hubiese vivido un hecho traumático. Esa “investigación” fue admitida a trámite como prueba para el juicio. ¿Qué respondió la víctima ante esto?  Pues que, tal y como han corroborado varios psicólogos, en estos casos en los que se vive un hecho traumático, para salir de ese shock o bloqueo, es necesario hacer vida normal, no encerrarse en uno mismo, además, le aconsejaron que, para que nadie la asociara con la violación de los San Fermines, que ya por sí sola era una noticia muy mediática en esos momentos, lo mejor era actuar con normalidad ante su entorno. Y eso hizo.
Por favor, antes de seguir, mirad el vídeo de este enlace:
LOLA. "Nosotras sí somos manada".
El caso es que este es el mundo al revés: por un lado, esta chica debe demostrar que realmente es una víctima, cuando existen vídeos, testigos y pruebas médicas que son más que suficientes para respaldar este horrible hecho y señalar a esos cinco animales como culpables de un grave delito. Por otro, la chica se ha tenido que enfrentar a tres juicios hacia ella: primero, si su conducta previa a la violación incitó a que ellos dieran rienda suelta a su violencia y, por lo tanto, si de algún modo esa violencia está justificada; segundo, si su conducta durante la violación fue la correcta, ya que parece ser que si no dices un “no” claro o no chillas o te resistes, si actúas de cualquier forma que no sean estas, es que sí quieres tener sexo con cinco tíos, y por lo visto, el silencio, el miedo y la pasividad son sinónimos de que te los estás pasando bomba mientras te penetran por todas las partes de tu cuerpo; y tercero, si su conducta posterior a la violación fue la adecuada en estos casos, es decir, que cuando te violan, si quieres que te crean, solamente puedes llorar, desear morirte, encerrarte en casa y hundirte emocionalmente, si intentas salir adelante y pretendes hacer vida normal, puede que hayas exagerado los hechos.
A todo esto, los cabrones de los agresores habían dejado a la chica incomunicada, robándole el teléfono móvil, según ellos, para venderlo y con lo que sacaran poder seguir con la fiesta…
¿Y ellos qué? Siguen convencidos de que la chica se lo pasó genial, sin tener en cuenta el incidente del teléfono móvil, y piden respeto y privacidad en lo que se refiere a mostrar sus rostros. No es nada personal, ¿eh? Pero estando tan convencidos de lo que puede ser divertido, espero que disfruten en la prisión mientras sus otros compañeros de módulo, sin preguntar si les apetece ni pedirles permiso, porque damos por hecho que estas cosas les encanta, les practiquen sexo anal uno detrás de otro. Tampoco es nada personal esto pero, creo que la gente debe saber quiénes sois:



Y a ella, solo decirle una cosa: YO TE CREO.

domingo, 5 de noviembre de 2017

Algunas generalizaciones sobre las Millennials

Las mujeres Millennials, del Milenio en castellano, o también llamadas de la Generación Y o Generación Peter Pan, pertenecen a ese grupo de personas nacidas entre 1981 y 1995. Son las que siguen a las Generaciones X y Baby Boomers, criadas entre conflictos bélicos e inestabilidad económica. Quizás por eso, por haberlo tenido más fácil que sus predecesores, Millennials son sinónimo de malcriados. ¿Qué pensaís?

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Yo pertenezco a esa generación de mujeres Millennials y sí que debo decir que lo hemos tenido todo mucho más viable a nivel social, laboral o estudios que las que han vivido en otras generaciones y que, tal vez, muchas de nosotras se hayan acomodado en esa vida fácil que se nos presenta en la actualidad. Siempre he pensado que nuestras abuelas sufrieron la desigualdad de género, limitándose su presencia al hogar, nuestras madres lucharon por escalar a nivel social y laboral y nosotras nos estamos beneficiando de esa costosa evolución pero no valoramos realmente todo el esfuerzo que nos ha precedido ni continuamos esa lucha con la misma intensidad. Pero bueno, eso es una opinión personal, las catalogaciones generacionales de los antropólogos son las que se encargan de sacar algunas generalidades para todas nosotras, generalidades que se supone que nos identifican y nos distinguen y diferencian de nuestras predecesoras. Veamos si nos sentimos identificadas con algunas de éstas características atribuibles para todas las Millennials que he ido catalogando:
1.  Utilizamos tiempo para nosotras mismas como forma de sentirnos felices. La felicidad la encontramos en nuestro ocio individual; podemos hacerlo solas o acompañadas pero siempre buscando el bienestar individual. Tal vez una sesión de pilates, un día de campo o playa o una tarde de película. Sí, totalmente de acuerdo: hoy en día disponemos de poco tiempo y éste está muy valorizado, priorizamos lo que realmente sabemos que nos va a hacer sentir bien. Y ojo, eso  no es egoísmo.
2.  Amamos sin tabú y disfrutamos plenamente de nuestra sexualidad. Hace unas décadas, si le proponías juegos o revelabas tus gustos  abiertamente a tu pareja o si tenías relaciones esporádicas con hombres o mujeres distintos eras una guarra. Por suerte, a pesar de que las propias mujeres somos a veces nuestras peores enemigas y nuestro freno para evolucionar en ese sentido, vivimos en un momento y una sociedad en la que no tenemos la necesidad ni el pudor de ocultar nuestras preferencias sexuales a nuestra pareja, disfrutamos esa intimidad y comunicamos  lo que queremos sin sentirnos avergonzadas. Pocas son las Millennials que se preocupan por “el qué dirán”. 

3.  Tenemos libertad de decisión. Si hay que decir algo, se dice. Decidimos, temas sencillos o importantes, sin temor a las consecuencias. Con esta afirmación no estoy del todo de acuerdo; si lo aplicamos al ámbito laboral, la libertad de decisión para cambiar de puesto de trabajo sin miedo a lo que venga no es precisamente “libre”, porque también somos la Generación Hipotecada y la seguridad también es algo que nos marca. No todas tenemos la suerte de lanzarnos a la aventura con decisiones locas y espontáneas.

Imagen relacionada4.  Estamos conectadas a redes sociales. Ahí no discrepo para nada. Somos la primera generación que sufrirá una evolución en su dedo pulgar de tanto tiempo que dedicamos a la pantalla deslizante y a escribir por los chats. Qué lejos queda el tiempo que esperábamos en cargar un ordenador; ahora buscamos inmediatez: si el Facebook tarda más de tres segundos en abrirse, nos desesperamos. Muy pocas serán las que no utilizan las redes sociales para compartir sus gustos, experiencias y contactar con amigos y familiares.

5.  Somos mujeres profesionales. Sí,
estudiamos, nos preparamos durante años para buscan un trabajo que pueda ser parte del plan para lograr nuestras  aspiraciones. Somos personas muy ambiciosas. Tenemos aspiraciones y buscamos un estilo de trabajo que se adapte a nuestras necesidades. Y sobre todo, nos interesa un trabajo para ser feliz y sentirse realizada, aunque debo decir que es muy difícil lograrlo. Esto también está un poco reñido con la desigualdad laboral en cuanto a género y el machismo que existe en las empresas; las mujeres siempre lo tendremos más difícil que los hombres en el camino al éxito, porque todavía pulula esa idea de que contratar a una mujer trae más problemas y el éxito en el trabajo y la maternidad es la gran encrucijada de toda mujer Millennial.
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6.  Seguridad en nosotras mismas. Esto es más una cuestión de carácter, pero el hecho de ver cómo el mundo se hace cada vez más cómodo y accesible tiene una enorme influencia. Las mujeres millennials son seguras de sí mismas, según la organización PricewaterhouseCoopers (PwC). El país en donde se encuentran las mujeres más seguras de sí mismas de esta generación es Brasil (76%), La India (76%) y Portugal (68%).

7.  A una Millennial le  interesa mejorar la vida de los demás. Dicen los expertos que se interesan por los demás y por qué hacer para ayudarlos a tener una vida mejor; se preocupan por los efectos de las cosas; prefieren poner en práctica la colaboración. Lo cierto es que en este punto también discrepo, más tratándose de una generación en una sociedad cada vez más individualista y competitiva. Y como antes he dicho: nosotras somos nuestras peores enemigas.

8.  Deseamos un trabajo que nos haga sentir realizadas. Como somos una generación obsesionada en encontrar la felicidad, parece que nos importa trabajar por nuestras propias metas en un lugar que nos haga feliz e inspire a mejorar. Somos muy soñadoras, pero eso nos motiva a seguir cada día. Sin embargo, como ya he dicho antes, la felicidad nunca será plena: para sentirnos completamente realizadas en nuestro trabajo, tendremos que renunciar a otras aspiraciones del ámbito personal. Aunque hay dos ventajas en este sentido y es que cada vez hay más mujeres dispuestas a eso y, por otro lado, el trabajo nos absorbe tanto que en muchos casos forma parte de nuestras vidas, por lo que tampoco parece tan “duro” el luchar por esas metas laborales.

9.  Somos críticas y exigentes.
Al utilizar mucho las redes sociales, comentamos continuamente sobre productos y experiencias. De acuerdo a datos del portal Forbes, un 86% de los consumidores de esta generación dejaría de hacer negocios con una empresa por una mala experiencia de cliente. Además, toman en cuenta los comentarios hechos en las webs digitales para confiar en una marca. Sí, sí, eso es muy millennial, lo garantizo.

10.  Tener un trabajo es un medio no un fin para ti. Volviendo a otro punto del tema laboral (el tema laboral es muy importante en las mujeres Millennials, se nota ¿no?), ser de la generación millennials significa tener como prioridad evitar trabajos indeseados. El trabajo significa para nosotras un medio para realizar nuestros sueños. Trabajos indeseados son los que tienen horarios rígidos con jefes que no son líderes y que no permite avanzar en línea de carrera. A mi modo de ver, aunque cada vez hay más empresas que se adaptan a la mujer, la conciliación familiar, los horarios más óptimos, los jefes comprensivos etc, este tema sigue siendo una Utopía.
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Mujeres millennials y no millennials también, ¿qué opináis?, ¿estáis de acuerdo?, ¿algo más que añadir? Yo me quedo con que, teniendo en cuenta a una minoría, generalmente las Millennials somos mujeres trabajadoras e independientes, buscamos continuamente el modo que más se acerque a la felicidad plena, valoramos los pequeños momentos con amigos, disfrutamos de una buena cena, un paseo, una copa de vino o de cualquier práctica que haga de nuestro poco tiempo de ocio algo perfecto, nos acoplamos perfectamente a los cambios tecnológicos, es más, cambiamos con ellos y, aunque queremos una vida tranquila, un piso propio, pasar tiempo con amigo y familia, viajar y no privarnos de experiencias y encontrar la persona adecuada con la que compartir nuestros gustos y manías y formar una familia (o no), nuestra mayor dificultad a día de hoy, a pesar de los progresos, gracias a la presión de las anteriores generaciones femeninas, reside en el éxito laboral y la conciliación familiar, no hay igualdad en este sentido y muchas tienen injusta situación de decidir hacia dónde decantar la balanza: familia vs carrera. Como decía Carrie Bradshaw, siempre pienso que no se pueden tener ambas cosas, a menos que hagamos algo por cambiarlo.