martes, 28 de octubre de 2014

De brujas y leyendas

Nos acercamos al día de lo sobrenatural, las brujas, las calabazas y los fantasmas, la fiesta de Halloween, una celebración que cada vez tiene más importancia en nuestro país (mientras se trate de copiar fiestas de otros sitios, ¡lo que sea!), y también celebramos el día de los difuntos, Todos los Santos, con bastante más larga tradición. De un modo o de otro, ambas festividades están envueltas de misterios y leyendas, por eso creo que nos gusta tanto, más allá de honrar a nuestros muertos.
Estos días me he acordado de un viajecito que hice a Toledo, una  ciudad con mucha historia y superstición, hace un par de años y una de las cosas que hice al llegar allí, fue apuntarme a una ruta turística nocturna  por Toledo mágica y misteriosa. Las leyendas de la ciudad nos las explicó Luis Rodríguez Bausá, amigo de Iker Jimenez precisamente, las explicaciones que hacía sobre hechicería e inquisiciones eran tan interesantes, que no perdí detalle en ningún momento. Recomiendo este tipo de rutas si alguien tiene la oportunidad de ir allí.
"Hocus Pocus", imprescindible ver en Halloween
Todo esto viene a que de ese viaje aprendí muchísimo sobre leyendas de brujas, verdades y mitos sobre ellas. Una figura femenina que siempre se la ha relacionado como la que baila desnuda alrededor de una hoguera, fornica con una cabra que simboliza al Diablo y se alimenta de la carne tierna de niños. Precisamente Halloween, entre otras cosas, nos recuerda a las historias de las brujas de Salem, en E.E.U.U. Lo más parecido que tenemos en España son, precisamente, las historias que hay registradas sobre las brujas de Toledo (hay que ver lo seria que me pongo con estos temas). De cualquier modo, pienso que las brujas fueron las transgresoras de su época, las que se atrevieron a desafiar las reglas y buscar soluciones a problemas cotidianos  por otro tipo de vías. Ahí van pequeñas reseñas de alguna de ellas.
Para empezar, los “métodos” de hechicería utilizados por las supuestas brujas eran sencillos, no tenían nada de espectacular: la adivinación mediante la “suerte de habas”, los naipes (Aramis Fuster no se ha modernizado mucho), las pócimas con hierbas, los “untes”, los conjuros mágicos (la SuperPop también tenía de esos)… Tampoco parecía nada del otro mundo ¿no?, todo era más bien inofensivo y durante años la Santa Inquisición se mantuvo calladita y sin molestar a nadie, al fin y al cabo todos los vecinos se beneficiaban y estaban contentos de esos remedios  y a nadie le molestaba… hasta el año 1530, que la Inquisición se hizo con la caza de su primera bruja: Leonor Barganza, esta pobre chica tenía bastante gran fama por sus conjuros para “desligar”, y fue precisamente esa fama, las envidias y los encontronazos con los vecinos lo que propició su arresto, el hecho de que fuese judía tampoco la ayudó mucho. También fue detenida en aquellas fechas Catalina Tapia, directa competidora de Leonor.
Las brujas de Zugarramurdi
Disfrutaba de una intensa vida amorosa (en ocasiones previo pago, vamos, que era puta) y también se la relacionaba con sucesos de ocultismo de la ciudad. Como ella se negó a declarar, se la puso en el Tormento, lo que venía a ser un interrogatorio con tortura incluida, supervisada por un médico, para que dijera la “verdad”. Según narran las actas inquisitoriales, el Tormento fue leve y lo aguantó sin declararse culpable. Fue condenada a recibir un centenar de azotes.


Mencía Chacón, otra supuesta adoradora del Diablo, sabía hacer conjuros para atraer amantes.  Y muchas más mujeres fueron detenidas por la Inquisición acusadas de hechicería, entre ellas Catalina Rodríguez y Juana Hernández, dedicadas a practicar conjuros de poca monta (casi siempre relacionados con el amor).
La que era considerada mejor hechicera de Toledo es Inés del Pozo, que “recibía de forma habitual numerosas visitas de hombres en su casa para que les devolviese la virilidad que les había sido arrebatada por las otras hechiceras toledanas… También contaban entre sus habilidades recuperar amores de mujeres despechadas, para lo cual utilizando alguna ropa del hombre, previamente untada con su semen, y a media noche como es menester, recitaba: “Conjúrote, semilla, así como del cuerpo de Satanás, con el Diablo Cojuelo que puede más, que así como te has de quemar, así se queme Fulano por mí, que no pueda sosegar hasta que no venga a mi mandar”, quemando después la ropa” (Juan Blázquez de Miguel: “Toledo Mágico y Heterodoxo”). La condena que esta mujer sufrió fue de las más duras impuestas por este tipo de delitos: diez años de destierro y doscientos azotes. Los beatos se pasaron tres pueblos con esta pobre mujer.
Ana de la Cruz era otra bruja experta en la búsqueda de desaparecidos (¿detectives de la época?), en los conjuros relacionados con el amor, y en su casa se hallaron diferentes mejunjes para sus actividades: valeriana, “unto” de ahorcado… Fue procesada, siendo condenada a tres años de destierro… mucho mejor que los azotes, donde va a parar.
La brujita Sarah Jessica Parker
 
María de las Cuevas e Isabel Bautista, eran mujeres que más bien vivían en la miseria, y que aprovechaban estas artes transmitidas oralmente para ganarse la vida. No tiene nada de extraño, en pleno siglo XXI también podemos ver a mujeres que cumplen estas características.
 
Cierro este listado de “brujitas”, y perdón si me he puesto muy en plan historiadora pero es que este tema me pirra, con la última víctima de la Inquisición de Toledo, hacia 1808  Francisca N., acusada de realizar diversos sortilegios amatorios.
Como vemos, las leyendas populares y las películas nos vendieron la moto con el tema de las brujas. Ni volaban con escoba, ni tenían poderes sobrenaturales, ni robaban bebés, ni se entregaban al fornicio con carneros (con algún que otro hombre sí). Sin embargo, a parte de los conjuros y la tirada de cartas para leer el futuro,  ellas fueron las parafarmaceuticas de entonces, por sus conocimientos en yerbas y remedios naturales. Psicólogas, por qué no decirlo, ya que generalmente sus conjuros de amor estaban basados en la sugestión psicológica. Y, sorprendentemente, fueron las ginecólogas extraoficiales del momento porque, además, muchas de estas brujas que he nombrado, practicaban abortos a mujeres que se encontraban con embarazos no deseados, ya fuera con yerbas o utensilios punzantes y, para las chicas que habían perdido su virginidad y querían, digámosle, “recuperarla” y engañar al novio, les practicaban una reconstrucción del himen con tejidos como la tela de araña o algo parecido.
En todo esto no había nada de mágico ni sobrenatural, pero a veces pesa más y queda más bonita la leyenda y la superstición, que es lo que hace más fascinante a la figura de las brujas. De un modo u otro, a pesar de que no hubiera nada de magia en ellas, eran auténticas maestras que dominaban diferentes ciencias sin ellas saberlo.

Os deseo un feliz Halloween y día de Todos los Santos.
Yo aquí me quedo, preparando una poción... o un caldo de cocido.

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