Nos
acercamos al día de lo sobrenatural, las brujas, las calabazas y los fantasmas,
la fiesta de Halloween, una celebración que cada vez tiene más importancia en
nuestro país (mientras se trate de copiar fiestas de otros sitios, ¡lo que
sea!), y también celebramos el día de los difuntos, Todos los Santos, con
bastante más larga tradición. De un modo o de otro, ambas festividades están
envueltas de misterios y leyendas, por eso creo que nos gusta tanto, más allá
de honrar a nuestros muertos.
Estos
días me he acordado de un viajecito que hice a Toledo, una ciudad con mucha historia y superstición, hace un
par de años y una de las cosas que hice al llegar allí, fue apuntarme a una
ruta turística nocturna por Toledo
mágica y misteriosa. Las leyendas de la ciudad nos las explicó Luis Rodríguez
Bausá, amigo de Iker Jimenez precisamente, las explicaciones que hacía sobre
hechicería e inquisiciones eran tan interesantes, que no perdí detalle en
ningún momento. Recomiendo este tipo de rutas si alguien tiene la oportunidad
de ir allí.
"Hocus Pocus", imprescindible ver en Halloween |
Todo
esto viene a que de ese viaje aprendí muchísimo sobre leyendas de brujas,
verdades y mitos sobre ellas. Una figura femenina que siempre se la ha
relacionado como la que baila desnuda alrededor de una hoguera, fornica con una
cabra que simboliza al Diablo y se alimenta de la carne tierna de niños. Precisamente
Halloween, entre otras cosas, nos recuerda a las historias de las brujas de
Salem, en E.E.U.U. Lo más parecido que tenemos en España son, precisamente, las
historias que hay registradas sobre las brujas de Toledo (hay que ver lo seria
que me pongo con estos temas). De cualquier modo, pienso que las brujas fueron
las transgresoras de su época, las que se atrevieron a desafiar las reglas y buscar
soluciones a problemas cotidianos por otro tipo de
vías. Ahí van pequeñas reseñas de alguna de ellas.
Para
empezar, los “métodos” de hechicería utilizados por las supuestas brujas eran
sencillos, no tenían nada de espectacular: la adivinación mediante la “suerte
de habas”, los naipes (Aramis Fuster no se ha modernizado mucho), las pócimas
con hierbas, los “untes”, los conjuros mágicos (la SuperPop también tenía de esos)… Tampoco parecía nada del otro
mundo ¿no?, todo era más bien inofensivo y durante años la Santa Inquisición se
mantuvo calladita y sin molestar a nadie, al fin y al cabo todos los vecinos se
beneficiaban y estaban contentos de esos remedios y a nadie le molestaba… hasta el año 1530,
que la Inquisición se hizo con la caza de su primera bruja: Leonor
Barganza, esta pobre chica tenía bastante gran fama por sus
conjuros para “desligar”, y fue precisamente esa fama, las envidias y los
encontronazos con los vecinos lo que propició su arresto, el hecho de que fuese
judía tampoco la ayudó mucho. También fue detenida en aquellas fechas Catalina
Tapia, directa competidora de Leonor.
Disfrutaba de una intensa
vida amorosa (en ocasiones previo pago, vamos, que era puta) y también se la
relacionaba con sucesos de ocultismo de la ciudad. Como ella se negó a declarar,
se la puso en el Tormento, lo que venía a ser un interrogatorio con tortura
incluida, supervisada por un médico, para que dijera la “verdad”. Según narran
las actas inquisitoriales, el Tormento fue leve y lo aguantó sin declararse
culpable. Fue condenada a recibir un centenar de azotes.
Mencía Chacón, otra supuesta adoradora del Diablo, sabía hacer conjuros para atraer amantes. Y muchas más mujeres fueron detenidas por la Inquisición acusadas de hechicería, entre ellas Catalina Rodríguez y Juana Hernández, dedicadas a practicar conjuros de poca monta (casi siempre relacionados con el amor).
Las brujas de Zugarramurdi |
Mencía Chacón, otra supuesta adoradora del Diablo, sabía hacer conjuros para atraer amantes. Y muchas más mujeres fueron detenidas por la Inquisición acusadas de hechicería, entre ellas Catalina Rodríguez y Juana Hernández, dedicadas a practicar conjuros de poca monta (casi siempre relacionados con el amor).
La
que era considerada mejor hechicera de Toledo es Inés
del Pozo,
que “recibía de forma habitual numerosas visitas
de hombres en su casa para que les devolviese la virilidad que les había sido
arrebatada por las otras hechiceras toledanas… También contaban entre sus
habilidades recuperar amores de mujeres despechadas, para lo cual utilizando
alguna ropa del hombre, previamente untada con su semen, y a media noche como
es menester, recitaba: “Conjúrote, semilla, así como del cuerpo de Satanás, con
el Diablo Cojuelo que puede más, que así como te has de quemar, así se queme
Fulano por mí, que no pueda sosegar hasta que no venga a mi mandar”, quemando
después la ropa” (Juan Blázquez de Miguel: “Toledo Mágico y
Heterodoxo”). La condena que esta mujer
sufrió fue de las más duras impuestas por este tipo de delitos: diez años de
destierro y doscientos azotes. Los beatos se pasaron tres pueblos con esta
pobre mujer.
Ana de la Cruz era otra bruja experta en la búsqueda de desaparecidos (¿detectives
de la época?), en los conjuros relacionados con el amor, y en su casa se hallaron
diferentes mejunjes para sus actividades: valeriana, “unto” de ahorcado… Fue
procesada, siendo condenada a tres años de destierro… mucho mejor que los
azotes, donde va a parar.
La brujita Sarah Jessica Parker |
María de las Cuevas e Isabel Bautista, eran mujeres que más bien vivían en la miseria, y que aprovechaban estas artes transmitidas oralmente para ganarse la vida. No tiene nada de extraño, en pleno siglo XXI también podemos ver a mujeres que cumplen estas características.
Cierro este listado de “brujitas”, y perdón si me he puesto muy en plan historiadora pero es que este tema me pirra, con la última víctima de la Inquisición de Toledo, hacia 1808 Francisca N., acusada de realizar diversos sortilegios amatorios.
Como
vemos, las leyendas populares y las películas nos vendieron la moto con el tema
de las brujas. Ni volaban con escoba, ni tenían poderes sobrenaturales, ni
robaban bebés, ni se entregaban al fornicio con carneros (con algún que otro
hombre sí). Sin embargo, a parte de los conjuros y la tirada de cartas para
leer el futuro, ellas fueron las
parafarmaceuticas de entonces, por sus conocimientos en yerbas y remedios
naturales. Psicólogas, por qué no decirlo, ya que generalmente sus conjuros de
amor estaban basados en la sugestión psicológica. Y, sorprendentemente, fueron
las ginecólogas extraoficiales del momento porque, además, muchas de estas
brujas que he nombrado, practicaban abortos a mujeres que se encontraban con
embarazos no deseados, ya fuera con yerbas o utensilios punzantes y, para las
chicas que habían perdido su virginidad y querían, digámosle, “recuperarla” y
engañar al novio, les practicaban una reconstrucción del himen con tejidos como
la tela de araña o algo parecido.
En
todo esto no había nada de mágico ni sobrenatural, pero a veces pesa más y
queda más bonita la leyenda y la superstición, que es lo que hace más
fascinante a la figura de las brujas. De un modo u otro, a pesar de que no
hubiera nada de magia en ellas, eran auténticas maestras que dominaban
diferentes ciencias sin ellas saberlo.
Os
deseo un feliz Halloween y día de Todos los Santos.
Yo aquí me quedo, preparando una poción... o un caldo de cocido. |
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