El fenómeno fan es algo que existe desde que
comenzamos a poner en un altar a estrellas del mundo del espectáculo. No sé
porqué, supongo que por tener un contacto más directo con el público, los
cantantes y grupos de música de cada momento se han llevado la palma en esto de
verse rodeados día y noche por un ejército de seguidores, los conciertos en
directo crean más vínculo que las pantallas de las salas de cine.
Si analizamos la pasión hacia los cantantes de moda de
ahora, las que se consideran acompañantes o seguidoras entregadas e
incondicionales de Justin Beaber, Harry Stiles o cualquiera de estos chavales a
los que ahora se les considera estrellas de la música, se sienten
orgullosísimas por pasar tres noches a la intemperie durmiendo en una cola de
un concierto, frente a cualquier estadio deportivo y siendo abastecidas de
alimento por sus pobres madres que también las acompañan, solo para ser las
privilegiadas de disfrutar de un concierto en “primera fila” (lo pongo entre
comillas porque delante de ellas está el personal de seguridad y las vallas y
cordones de separación entre las fans y su ídolo). Ellas creen que han
alcanzado el pódium de sus vidas cuando,
después de pelear con una masa de gente, consiguen captar la atención de su cantante
favorito, algo no muy complicado cuando se pintan por toda la cara corazones y
las letras de “I love you”,
pareciendo más bien un payaso maquillado bajo los efectos del alcohol, y
sosteniendo carteles multicolores, prodigando gilipolleces varias como un “Cásate conmigo”, en inglés, creyendo que
así conseguirán impresionarlo. Sin embargo, como mucho, solamente logran un rayajo mal hecho por el artista, un
autógrafo que, porque se ha visto hacerlo, que si no podría pasar por un
garabato de un niño de dos años.
Toda esta debacle en lo que se refiere a las locuras
que hacen las fans por sus ídolos ya viene ocurriendo desde la época de los
BackStreet Boys y los Take That, olvidándose poco a poco a las verdaderas fans
incondicionales, esas que ya estaban antes incluso de que el artista se
convierta en ídolo de masas, las que verdaderamente estaban detrás de los artistas,
siguiéndolos a cada paso, cuidándolos como si fueran sus madres y amándolos y
entreteniéndolos como si fueran sus mujeres. Hablo de las groupies, las grandes olvidadas.
Una groupie, según la definición de
Wikipedia y en el sentido estricto de la palabra, “es una persona que busca intimidad emocional y sexual con un músico famoso u otra
celebridad. Sin embargo una groupie no es necesariamente una 'Stars Fucker', ya que éstas pueden llegar a pasar de ser
unas simples admiradoras a amigas del cantante o grupo o incluso pareja
estable. Las mujeres groupies tienen
una larga reputación de estar siempre disponibles para celebridades y estrellas
de rock. El cantante Robert Plant de Led Zeppelin es citado por
distinguir entre fans que quieren sexo ocasional, y "groupies" que viajan con músicos
durante varios períodos de tiempo, actuando como una novia sustituta o madre, a menudo cuidando los valores de los músicos, drogas, ropa, y vida social. Mujeres adoptando su
papel a veces son referidas como esposas de ruta”. Las bandas
de rock no serían lo mismo sin ellas, pues de alguna u otra forma terminan
siendo las musas que inspiran a los músicos.
Pamela Des Barres |
La página web Biut cuenta que las groupies, daban todo por sus
ídolos, se hicieron populares desde finales de los años 60′s, que empezaron
adoptando un papel de fanáticas dementes, más o menos lo que vienen haciendo
las fans de ahora, la vuelta a las raíces, solo que en esa época sobrepasaban
el límite con esos comportamientos. Este tipo de chicas se remonta a los años
de gloria de Los
Beatles, cuando las fanáticas esperaban a los músicos afuera de
los teatros con pancartas y gritos eufóricos. Pero este género se masificó y las fans se volvieron más
osadas en los 70′s con la “Revolución de las Flores”, donde la posibilidad de amar sin
control, vivir el momento y disfrutar del sexo con un ídolo estaba permitido.
En esos tiempos todo se podía: los integrantes de las bandas se mezclaban con
las fans después de los conciertos en algún bar o tras el escenario, de hecho
era muy común que algunas los acompañaran en las giras. En muchas ocasiones
ocurría que estas “compañeras” terminaban convirtiéndose en parejas de ellos e incluso se hacían más
conocidas que los músicos. La cinta Casi
Famosos, protagonizada por Kate Hudson, es un buen documental sobre la vida
de las groupies , narra esos momentos
acompañando a una banda de rock en su gira, sus relaciones con los músicos y
todo lo que rodea a este tema.
Bebe Buell |
Como forma de recordar el ímpetu y fidelidad de las verdaderas
fanáticas, la revista Rolling
Stone hizo un listado de las cazadoras de rockeros más insignes del
último tiempo. Son muchas, pero nombraré a las más conocidas y sus ilustres
“trofeos”: Cynthia
Plaster Caster, que se acostó con Jimmy Hendrix, Wayne Kramer, Karen O,
Jello Biafra y Frank Zappa; Pamela Des Barres, que
se “estrenó” en el rock a
los 16 años, con Jimmy Hendrix y se hizo con la conquista de Jim Morrison, Zappa, Mick Jagger y
Keith Moon; Bebe Buell (la madre de Liv Tyler), se
acostó con Mick
Jagger, David Bowie, Iggy Pop, Rod Stewart, Elvis Costello, Steven Tyler y terminó
casándose con Jim Wellerstein, del grupo
neoyorquino Das Damen; Connie Hamzy perdió la virginidad
rockera a los 15
años, con el batería de Frijid Pink y se acostó también con Neil Diamond, Rick Springfield, Huey
Lewis, Van Halen y Fleetwood Mac; Sable Starr, con solo 13 años, se
estrenó como groupie con Iggy Pop y le
siguieron Mick Jagger, Robert
Plant, Rod Stewart, Alice Cooper y Marc Bolan; y ya termino con Courteney
Love, que comenzó sus andanzas a
los 12 años con Ted Nugent y se acostó con Billy Corgan, Kurt Cobain, Evan Dando,
Trent Reznor y L. Gallagher, ella fue la “Yoko Ono del grunge”, es la eterna
viuda de Kurt Cobain, pero sigue posando, cantando, actuando y cazando
rockeros.
Courtney Love |
Ahora me centro
en una de ellas, Pamela Des Barres, que escribió dos libros detallando sus
experiencias como groupie: I'm
With The Band y Take Another Grows Up. Esta faceta como “novia de
ruta” le ha salido bastante rentable. Su libro más reciente, Let's Spend the
Night Together, es una colección de entrevistas variadas con las groupies clásicas. Ella fue una de las primeras groupies de la historia:
consiguió moverse como pez en el agua en el mundillo musical. En una de sus
últimas entrevistas, defiende que a la gente todavía le fascina esa época en la
que ella, como otras compañeras, compartió cama y algo más con músicos del
momento, también arremete contra la gente que cree que ser groupie es ser una puta que está una hora de rodillas en un
autobús, “Las
groupies de ahora son solo
niñas que quieren estar cerca de la música. Nosotras queríamos estar cerca de
los Who, de los Kinks, de los Doors, de los Birds, de Love, de Buffalo
Springfield y de Led Zeppelin. Queríamos ser parte de ese increíble mundo que
era la música y que iluminaba a todo el planeta. Todo tenía que ver con el
amor. “¿Por qué quieres conocer a esos chicos?”, nos decían. “¿Por qué no? ¿Por
qué no querer formar parte de algo tan increíble?”, cuenta Pamela. Ella confiesa que la debacle de la generación de las
auténticas goupies a la que ella
pertenecía, comenzó en la época del asesinato de Lennon, la preocupación por
contraer el sida y al mismo tiempo, que los rockeros comenzaran a relacionarse
con modelos y actrices influyó mucho en la desaparición del auténtico espíritu groupie.
Fans dementes |
Esto es lo que queda tras la estela que dejaron aquellas compañeras de
los músicos de los años 70. Esta forma de actuar seguramente se califique de
puta con todas las de la ley: intercambio de sexo por el contacto con el ídolo.
Pero no sé si es por la década de los 70, por el ambiente liberal que empezaba
a desatarse o por el concepto que se tenía de los músicos de aquel momento,
pero la generación de groupies a la
que pertenece Pamela Des Barres no se les asocia a la prostitución, sino más
bien a la veneración, la lealtad incondicional y a un elemento de esa
revolución liberal que empezaba y de la que ellas, indudablemente, formaron
parte y tuvieron mucho que ver.
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