Prostitutas nigerianas que malviven en
condiciones infrahumanas, cobrando a los turistas y a los ciudadanos de la zona
dos dólares por ofrecer sus servicios sexuales y su cuerpo. Las llaman los
"Ángeles de la Muerte"
y las puedes encontrar en el barrio de Badia, en la ciudad de Lagos, Nigeria.
¿Por qué “de la muerte”? Si al penoso y miserable panorama que rodean sus vidas
les añadimos la enfermedad del SIDA, la palabra “muerte” ya lo dice todo.
No es una novedad encontrar situaciones de
estas en otros lugares del mundo: mujeres hacinadas en pequeñas y sucias
habitaciones sin unos mínimos de higiene y ventilación, distribuidas en un
pasillo de tablas de madera vieja mientras ellos esperan su turno. ¿Más? Esas
mujeres pueden amanecer en una cama deshecha y mugrienta por el continuo ir y
venir de todos los hombres que lo deseen durante la noche, para que ese mismo
infierno de explotación sexual continúe su marcha normal durante el día.
Estas
mujeres, que no dejan de ser víctimas de una sociedad machista y esclavista y
en un país subdesarrollado, pueden resultar igual de placenteras que de
mortíferas para sus clientes, porque por sus venas corre una sangre infectada
por esta enfermedad de transmisión sexual que tantas vidas se ha cobrado y
sigue cobrándose. Sexo sucio y peligroso, porque ellos, los clientes, son
conscientes de que estas prostitutas están infectadas del virus del SIDA, y sin
embargo les da igual, muchos ni siquiera utilizan preservativo y no hay nadie
que les vaya a obligar a hacerlo, aunque sea por prevención para otras personas
que no tienen por qué tener nada que ver con este mundo. Este descontrol se
traduce en embarazos y más infecciones.
El taxista que guió hasta este barrio a
Ton Koene, el fotógrafo que ha documentado las miserias humanas de esta pequeña
parte del mundo le dijo a éste: "Las
muchachas de ahí, cuanto más bonitas y más jóvenes, son más caras. Los hombres las visitan como si estuvieran
caminando por un supermercado". Y esto no es todo, las
aberraciones no son solo el utilizar el cuerpo de una pobre mujer malnutrida e
infectada de VIH, pagando una miseria y sin poner medios para no infectarse
ellos mismos; dicen que los hombres pagan más por las mujeres más pequeñas, o seamos francos, niñas.
Algunas de ellas han contado que también las "visitan los blancos, casi
siempre gordos y feos, pero son los que tienen más dinero".
Nigeria tiene una población de 174
millones de habitantes y es el tercer país con mayor número de personas con sida en el mundo. De acuerdo con
un estudio
realizado por el Centro Nacional de Biotecnología, cerca de 2,9
millones de personas padecen esta enfermedad, y uno de los focos
más peligrosos y descontrolados se encuentran ahí, donde los ángeles de la
muerte.
El trabajo fotográfico de Ton
Koene no es morbo, ni pornografía, ni la plasmación artística de un lugar o un
rostro. Es la puta realidad reventándonos en la cara, a nosotr@s, que estamos
tan tranquil@s en nuestras casas, tumbad@s en nuestros sofás después de una
jornada laboral agradable e incluso monótona, sin ser conscientes de que en
algún lugar de Nigeria, existe toda esta mierda y nadie hace nada por evitarlo,
porque es muy cómodo mantener un negocio sexual tan rentable en un país tan miserable para los turistas
atraídos, aunque la sombra de la Muerte aceche en esos pasillos
y en esas habitaciones. Ellas, los Ángeles, solo sobreviven.
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