martes, 14 de febrero de 2017

Tomen nota, ñoñ@s de San Valentín y Facebook

Para mí, San Valentín no ha sido un día de mi vida que señalara en mi agenda con rotulador fosforito y corazones, primero porque o bien no tenía pareja o si la tenía siempre me las apañaba para estar "dándonos un tiempo" por esas fechas (qué ojo) y después, sumado a mi poco entusiasmo, mi marido tampoco es un gran fan del angelito gordo que lanza flechas de corazones (lo que no quiere decir que de vez en cuando
no nos mimemos y hagamos cosas que sirven para mantener encendida esa llama). No se, simplemente no nos va eso de profesarnos amor incondicional ese preciso día mediante flores, bombones o declaraciones públicas en Facebook, aunque debo decir que no nos va en general demostrar lo felices que somos y lo enamorados que estamos a nuestros 300 amigos íntimos + los conocidos de la red.
Que te sorprendan en San Valentín debe ser super bonito, pero que te hagan algo especial un día cualquiera, inesperado y, ¿por qué no? íntimo y privado, es flipantemente bonito y además, sorprendente. Eso no quiere decir que si mi Tonet me propone irnos un 14 de febrero a cenar le vaya a decir que no, tampoco hay que ser tan cerrados, pero que no sea por que es EL DÍA, sino porque nos apetece compartir ese rato juntos.
El tema de las declaraciones de amor a través de las redes sociales, con o sin San Valentín de por medio, a mí sí que me tenía ya mosca. Al final le preguntaba a mi pareja, ¿es que somos muy sosos? ¿no nos demostramos lo suficiente que nos queremos?, también ya un poco en plan de humor de ver tantas parejas de Facebook escribiendo parrafadas románticas, enseñando los increíbles (y caros) regalos que se habían hecho últimamente, restregándonoslos por la cara sin piedad, los cada vez más asiduos selfies "Follow me to", las típicas fotos de lo que están haciendo, posando juntos y acaramelados, sin olvidar poner la ubicación y el "me siento..." con el emoji de turno. Hay veces que veo la foto de una parejita posando, prácticamente en directo, felices en un restaurante, con su plato de comida de diseño en plan "mirad qué bien nos lo montamos" y a mí me entran ganas de decirles "Pero, ¿qué hacéis que no empezais a comer, coño? ¡Que la comida se enfría!", porque detrás de ese selfie de felicidad absoluta hay diez minutos de "a ver cómo nos ponemos", tomas falsas, pasar la foto por filtros y pijaditas de esas, pedir el wifi al restaurante porque no carga y por fin la foto se cuelga y probablemente se pasen el resto de la velada mirando si la gente le da a me gusta o contestando a los posibles comentarios. Pues menudo plan.
Por suerte, uno de esos  estudios raros que hacen en la Universidad de Catamarruc y que tanto me gustan a mí, ha puesto las cosas en su sitio, confirmando que las parejas que publican continuamente su amor y todo lo que hacen en Facebook son menos felices que las que no lo hacen. ¿Habeís leido, parejas sosas del mundo? ¡Resulta que somos más felices que los ñoños! Yo convencida de era al revés, o  al menos, eran más entusiastas con un amor igual de intenso. Al parecer, la parejas que publican tanto y esperan a contar los "me gusta", no son parejas realmente sanas y necesitan tener la aprobación, la envidia o la expectación de otros para sentirse seguros con su media naranja y la relación que mantienen, porque, la realidad es que las parejas felices no tienen ninguna necesidad de exhibir su vida. Aquí toda la información:
Al parecer, el amor que sugiere imágenes como estos posados...

es menos creíble que el de éstas imágenes menos ¿artificiales?:
                            



A ver, que esto  es como todo. Que porque yo un día cuelgue una foto mía y de mi marido con la torre Eiffel de fondo no quiere decir que tengamos que pedir cita a un terapeuta de parejas, hay cosas que nos gustan y nos entusiasman tanto realmente que es inevitable y no hay ninguna necesidad que nos guardemos, lo enfermizo es estar poniendo diariamente lo que haces con tu novio, como si al resto de la humanidad le importara. Incluso puede que en un día como el de San Valentín sea completamente normal que muchas parejas compartan algún posado acaramelado o alguna frase no apta para diabéticos dedicada a su relación porque es algo que está socialmente muy arraigado y lo comprendemos, también los sosos, sí. 
Pero no olvidemos que a lo que realmente hay que dedicarle tiempo es a las rutinas de la pareja, no al postureo de la propia pareja. Ya utilizamos demasiado las redes sociales y otras aplicaciones en los móviles que nos mantienen en estado zombie. Si quieres inmortalizar y recordar un momento bonito en pareja, déjate de selfies y emojis y cómprate un álbum de fotos para ver y recordar esos momentos abrazada a tu pareja en la intimidad de tu casa.

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