Hace ya a algunos
años, por la época de cuando David Beckham se vino al Real Madrid y trajo su
magia cool a nuestras tierras, el
término metrosexual causó gran impacto entre los hombres, esa palabra ponía
nombre a aquellos amantes extremos de los cuidados de belleza, las compras, la
ropa cara y los lujos y que anteriormente se les había
considerado mmm poco
masculinos y el, hasta entonces, “macho ibérico”, más descuidado por su aspecto,
poco interesado por las marcas y abanderado y defensor de los pelos en la
espalda y la barriga cervecera, se veía amenazado. Poco a poco se definieron
bien ambas partes, a muchas señoras les dio por pasar a su pareja al lado Metro,
querían ser la Victoria de su marido, aconsejarles de cómo vestirse, peinarse y
recortarse la barba, fue un periodo claro de definiciones y posicionamientos:
algunos habían encontrado su nueva “religión” con la metrosexualidad y otros
luchaban para no ser cambiados o, simplemente, pasaban de todo.
¿Qué sería
entonces el sportnosexual si, en teoría, el metrosexual sería todo lo contrario
al hombre típico (el de los pelos en la espalda y la barriga cervecera)? El
spornosexual va a dejar atrás al metrosexual, ya que se trata de la fusión de
deporte-porno-sexo, además de la preocupación extrema por mantener un físico
impecable. Dicen que esta nueva especie masculina va al gimnasio de día, ve
porno de noche y valora más el cuidado de su cuerpo que el de su ropa, “su obsesión gira alrededor de
convertirse en una figura que tenga mucho trabajo físico y un poco de aspecto a
estrella porno, lo que se traduce a ser todo un símbolo
sexual. Lo que si es
importante resaltar, es que a este tipo de
hombre le interesa muy poco obtener
reconocimientos por su capacidad intelectual”, bueno, si tenemos en cuenta
las horas que hay que dedicar en el gimnasio para conseguir una tableta de
chocolate bien esculpida, eso dejaría muy poco tiempo para leer, por ejemplo.
Ahora que están tan de moda los selfies y
el Instagram, eso también ha tenido mucho que ver con la modelación de la
personalidad
Sporno porque, si queremos comenzar a detectar a alguno de estos
nuevos especímenes, no hay más que mirar en la red social de fotos por excelencia
y allí, de vez en cuando, se pueden dejar caer tipos que se autoveneran tanto que
se fotografían muy ligeritos de ropa, enseñando las horas que invierten en el
gimnasio, además, son amantes de los tatuajes y piercings,
y como no, sus redes sociales se convierten en su principal ventana al mundo, su
carta de presentación, y su mayor reto diario es sumar la mayor cantidad de Me gusta de sus selfies.
Doble percepción del Spornosexual |
¿Son hombres
enamorados de sí mismos, los spornosexuales? Por todo lo que les define, el
alarde social que hacen de ellos mismos y el tiempo que dedican a su imagen, me
viene a la mente una especie de Cristiano Ronaldo, por lo que creo que sí,
deben de tener una sólida, perfecta y feliz relación con ellos mismos y que
puede que dure hasta que la ley de la gravedad gane terreno y no puedan hacer nada por mantener
esos músculos firmes, porque la edad también les llega a los spornosexuales.
Y, ¿qué
opinan las mujeres? Está claro que si hay Spornos y están creciendo tanto (vista
la revolución en las redes sociales), es porque este tipo de hombres gustan. Yo
solo puedo dar mi opinión y lo que pienso es que no me gustan los hombres que
van más depilados y cuidan más la imagen que yo y detesto el narcisismo de esos
selfies subidos por ellos mismos, con
todo el paquetorro insinuándose en la imagen y con postura de Hulk en proceso
de conversión. Yo creo que tiene que haber un término medio para todo y también
con esto: el hombre debe cuidarse, sí, no nos gustan que huelan a marrano y
vayan con aspecto desaliñado, y la barriguita cervecera con un poquito de
ejercicio (que nos viene siempre bien a tod@s) se puede controlar, pero creo
que el culto al cuerpo en exceso puede llegar a ser enfermizo, insoportable y poco
natural.
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