viernes, 4 de noviembre de 2016

Sobrevivir al ataque de una dudosa cobra

Con el tema este de la cobra hay para rato… Si alguien lee este post, hay quien piense que voy con efecto retardado, porque si el concierto de O.T. El reencuentro fue el lunes por la noche, la madrugada del martes ya estaban circulando tweets, memes, posts y demás para defender y ridiculizar a la pobre Chenoa a partes iguales. Pero es que a mí me gusta tomarme mi tiempo para analizar todas las reacciones y opiniones. No voy a poneros en situación porque creo que todos (aunque alguien no pertenezca a esa maravillosa generación en la que vivimos nuestra loca adolescencia pegados a la tele mirando Operación Triunfo) conocemos la historia de amor que surgió entre Bisbal y Chenoa dentro de la Academia, sus felices días de éxito juntos posteriores y el trágico momento chándal de ella, llorando en la puerta de su casa y pidiendo respeto, que captó todas las cámaras del país cuando él la dejó por una pija de Miami con los morros operados. Qué años aquellos… Creo que muchas nos sentíamos identificadas porque, ¿quién no ha sufrido un mal de amores trágico e intenso? Más intenso si encima somos de l@s que descubrimos el primer amor al mismo tiempo que éramos espectadores de O.T. o formatos similares que, con las vidas cotidianas de los concursantes entre cámaras vendiéndose con tanta intensidad, volvían más intensas también las nuestras. Sí, yo creo que INTENSO fue el adjetivo para definir la proyección en nosotros del mal de amores de Chenoa.

Y ahora, que parecía que todo lo de la mediática ruptura (porque si ya jodía que todo el instituto te tuviera pena porque te deja el novio, imaginemos dar pena a toda España…) y lo del chándal estaba, no olvidado pero sí silenciado, a alguien de la tele se le ocurre juntar a todos los concursantes de la primera edición de O.T., sabiéndose que todo el mundo iba a estar más pendientes de las reacciones de los ex Chenoa y Bisbal que del  resto y encima, para el concierto de cierre y despedida del reencuentro ponen a cantar a la parejita el tema Escondidos con el que surgió la relación. Mucha tela que soportar, si a mí me ponen a trabajar compartiendo el espacio con un ex sería algo muuuuuy incómodo, no quiero pensar el tener que cantar una canción con sentimiento. INTENSO. Pero que durante la actuación del concierto surja de nuevo esa complicidad que o la tienes o no la tienes, y después de un fuerte abrazo, que en una milésima de segundo, un mal enfoque, un movimiento de cabeza mal interpretado, todo se centre en que “Chenoa intentó besar a Bisbal y él le hizo la cobra”, es para que una mande a la mierda definitivamente a todo el mundo.
Como todos saben, el hecho de que te hagan la cobra es humillante y para quien padece ese plantón demasiado es cargar con eso, pero creo que jode aún más que el público que presencie la cobra vaya más allá de las miradas de una discoteca o un parque y sea en un Palau Sant Jordi abarrotado con la posterior difusión. Que la cobra te la haga un ex, ni te cuento, porque te convierte en la chica que no ha superado la ruptura después de tantos años. Pero qué putada cuando todo ha sido solo un error de movimiento… ¿Sabéis eso de que cuando vamos caminando por la acera y nos encontramos con alguien de frente y para no chocarnos tendemos a desplazarnos a un lado y resulta que la otra persona pretende hacer lo mismo, pero lo que ocurre es que toma la misma dirección y durante un rato parece que estemos jugando al pilla-pilla? Eso es un error de movimiento. ¿Y cuándo vamos a darnos dos besos con un amigo y sin querer casi acabamos dándonos un pico? Error de movimiento. ¿Os habéis encontrado alguna vez en esa típica y cotidiana situación de cantar con un ex novio ante un millar de morbosos ojos, con los nervios que el sentimiento y el saberse observada conllevan y tras un abrazo que no está estipulado cuánto tiene que durar y si tras éste hay que darse un casto besito en la cara, tú piensas que ahora tocan dos besos y él opina que ya se ha acabado tanta carantoña, actuáis de ese modo y… ¡zas! ¡Parece que ha habido cobraaa!? Qué cosas, por favor.
Luego están todos esos memes burlones que, bueno, son de esperar. Pero creo que las bromas se llevan mejor, lo peor es dar pena y que un ejército de expertas en desplantes y abandonos te quiera “representar” con un #TodasSomosChenoa, qué vergüenza, ¿no? ¿Quién os ha pedido vuestro apoyo? Si a veces es mejor callar y dejarlo pasar. Menos mal que luego te encuentras a otro grupo de observadores que piensa distinto a los burlones y las penosas. Por ejemplo, en la publicación de Imperfectas.com prefieren utilizar el hastag #NoTodosSomosChenoas porque (y cito palabras textuales) “No tod@s tendríamos los ovarios –o los cojones- de hacer lo que ella ha hecho. Esto es, cantar una canción de amor con una ex pareja que en su día nos dejó por otra persona“. Y ¡qué coño! Tienen toda la razón, muy pocas personas, por no decir nadie, tienen el derecho de decir “Todas somos Chenoa” porque cada una es como es y actúa como le sale de la parrusa y hacer eso no es fácil y más sabiendo las gilipolleces que van a venir después. Aquí el enlace con la publicación completa de Imperfectas.com.

Después de haber analizado esa dudosa cobra, que a mi modo  de ver es más bien una culebrilla, solo deseo de todo corazón que Chenoa se haya ganado un buen pico de dinero con este reencuentro y concierto que tanta guerra mediática le siguen dando.

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