Si a algo hemos aprendido la sociedad es a
dedicarle un día al año a diferentes causas que requieren de concienciación por
parte de todos o de defensa o simplemente para conmemorar, mira por donde hoy
me he enterado que es el día internacional del chef y el día mundial de los
estadistas. Hablando ya en femenino (que es lo que nos mola aquí), tenemos el
Día de la mujer trabajadora, el Día mundial contra el cáncer de mama, que ha
sido ya ya, y el otro día, concretamente el pasado 15 de octubre, descubrí que
existe una fecha para la mujer rural. De lo que se entera una, ¡siempre hay
cosas por conocer!
Habrá quien lea esto y piense, ¿ahora te
enteras? Pero mira, esto se me había escapado y que queréis que os diga, me
hizo ilusión, porque parece que todo lo que tiene que ver con la ganadería y la
agricultura se asocia a la figura del granjero curtido y sudoroso montado en su
tractor, estereotipos todo, y sin embargo, la empresaria rural es un ejemplo de
trabajadora más y un buen reflejo de lo que puede ser la innovación y el
adjetivo “emprendedora”. Pero por otro lado también es cierto que las
empresarias rurales son las trabajadoras invisibles del mundo. ¿Acaso alguien
se imagina que un negocio de huevos ecológicos o de aceite de oliva lo puede
llevar una señora? Puede ser que poca gente se imagina a una mujer curtida y
sudorosa subida a un tractor, pero claro, esto es otro estereotipo más, ¿quién
dice además que el negocio rural se dirige sentada en un trasto de esos?
Otro estereotipo que nos debemos quitar de
encima es que por empresaria rural no solo se entiende que sea la dueña de una
casita/alojamiento con piedra lucida y geranios en las ventanas, que recibe a
sus huéspedes en la entrada de un pueblo. No. Además de las casas rurales,
existe el comercio de huevos ecológicos, miel,
aceite, repostería artesana, ganadería, carnes orgánicas, cooperativas, cosecha de hortalizas en huertos también ecológicos, restaurantes de comida casera… Según los datos de webartemur.org, el portal comercial de las mujeres rurales emprendedoras (en toda España), los sectores de agroalimentaria, viticultora, turismo rural, repostería, ceramista, cosmética, textil, orfebrería, pintura, manualidades y no sé si me dejo algo más, están representados y dirigidos por mujeres, siendo Andalucía la comunidad autónoma que más empresas registra, 35; le sigue La Rioja con 29 y Extremadura con 25, pero todas las zonas rurales de España tienen el sello femenino en cada uno de sus rincones, eso es muy bueno.
Este es un buen ejemplo, y nunca mejor
dicho, de que quien siembra recoge; un cúmulo de esfuerzos e ilusiones que poco
a poco van dando el lugar que se merece a las mujeres que durante toda la vida
han trabajado en el campo, en los pueblos y en las granjas, ayudando a su
marido o en el negocio familiar porque era “lo que tocaba hacer” y que cada vez
ven como una oportunidad de emprender, progresar y obtener independencia
económica y autorrealización sin tener que salir del entorno rural, un entorno
que siempre se le ha atribuido al hombre, aunque ellas siempre estaban ahí,
detrás.
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