jueves, 30 de junio de 2016

Pasito a paso...

El año pasado comenzaba mis andanzas literarias y compartía, aquí en el blog, mi experiencia de escribir mi primer libro en el post titulado El sueño de mi vida. Y realmente lo era, lo sigue siendo, tanto que todavía miro uno de mis pequeños ejemplares y no me lo creo. 


Pero nadie dijo que los sueños materializados fueran fáciles. Aquí seguimos, luchando por que "La noche de las Perseidas" se haga un hueco en las estanterías de muchas casas o carpetas de ebooks. A pesar de estar metida de lleno en un nuevo proyecto con forma de novela, no me olvido de mi primogénito. Hemos sido muy bien arropados en diferentes lugares de Alicante y fuera de ella, en mi barrio tuve la oportunidad de presentar oficialmente "en sociedad" a mi pequeño tesoro de 218 páginas, en petit comité, eso sí. 
Pero a veces el boca a boca no es suficiente y sigo recurriendo a redes sociales y lugares especiales como Universo La Maga (www.universolamaga.com), una revista de cultura, donde debo decir y agradecer la fantástica reseña que realizaron sobre mi primer libro (Reseña de "La Noche de las Perseidas")y la posterior Entrevista que me hicieron y publicaron hace un par de días, como autora. 
Autora, qué bien suena. Una aquí presente tal vez no llegue a ser una María Dueñas o una Kate Morton, pero me conformo con saber que las pocas personas que han leído mi novela, se han sentido satisfechas con el resultado, se han emocionado, y me lo han hecho saber. En parte, y digo en parte porque pase lo que pase escribir es algo que siempre querré hacer, esas felicitaciones privadas que me han dedicado varias personas por "La noche de las Perseidas", son lo que me han animado a preparar mi segunda novela, que no sé ni cómo ni cuándo verá la luz, pero la verá y no será muy tarde, o al menos eso espero.
De momento yo, como lectora empedernida que me considero, animo a la gente a leer, a dar una oportunidad a los libros, y no solo a los libros con buenas referencias de autores consagrados, sino también a los libros menos ruidosos y de autores desconocidos y nóveles. Porque un libro dicen que es un tesoro, hasta los que se encuentran en lo más profundo del cajón. 
Seguimos caminando...

miércoles, 29 de junio de 2016

Cuando una chica dice "NO"

Hoy dejamos los posts sarcásticos y humorísticos a un lado, porque a todo hay que dedicarle un tiempo. Ha pasado más o menos un mes desde que muchas de nosotras comenzamos a ser realmente conscientes de lo que ocurre en lugares tan aparentemente seguros como los campus universitarios, una noticia del telediario entremezclada con los pulsos de la política nacional y los conflictos bélicos, casi parece más la descripción del principio de una película: “Dos estudiantes suecos cruzaban en bicicleta el campus de la Universidad de Stanford en California una noche de enero del año pasado, cuando vieron a un joven frotando su cuerpo sobre una mujer inconsciente, semidesnuda, detrás de un contenedor de basura. Alarmados, se acercaron y le preguntaron qué hacía. El joven, Brock Allen Turner, por entonces un prometedor nadador de 20 años en sus primeros años de universidad que aspiraba a ser atleta olímpico, los vio y comenzó a correr. Estaba borracho. Los otros dos estudiantes corrieron tras él, lo cogieron y lo retuvieron hasta que llegó la policía”. Porque en realidad pensamos que no puede haber gente tan mala en “ciertos círculos”. Pues no es así.

Turner fue declarado culpable por un jurado en California de tres cargos de asalto sexual, incluido asalto con intento de violación a una mujer intoxicada. Técnicamente, no fue acusado de violación porque penetró a la mujer con sus dedos, y no con su pene. Vaya, eso lo cambia todo. La pena máxima eran 14 años, pero el juez lo condenó el pasado 2 de junio a seis meses de prisión en una cárcel de baja seguridad y a libertad condicional ante el temor de que una sentencia mayor tuviera un “impacto severo” en su vida. En el tribunal, el padre lamentó que la vida de su hijo hubiera quedado destruida por “20 minutos de acción”. ¿Y cómo quedó la vida de la chica?
El problema sigue siendo el sentimiento de superioridad que parece que ellos creen poseer sobre las mujeres,  casi como si todavía viviéramos en la Edad Media, aferrándose a ese falso mito de que “cuando una chica dice no, en realidad quiere decir sí” y que si además está borracha no hace falta ni pedirle permiso. Pues no señores, cuando una chica dice “no” es “NO” y el estado de embriaguez también significa “NO”, porque una persona no se encuentra en sus cabales, es un abuso de fuerza en toda regla y todo el mundo lo sabe, incluso el agresor. Él decidió aprovecharse de aquella chica, así que ahora no es momento de lamentos y de ofrecer una cara pública de “chico con un futuro prometedor es castigado injustamente por una gamberrada universitaria”.
La gente sintió repudio no solo por los actos sino por la más que insuficiente condena a Turner y eso ha provocado un eco viral que ha recorrido el globo y nos ha hecho plantearnos la estadística,basada en fuentes oficiales, de que cada año en los campus, una de cada cinco mujeres sufre abusos sexuales. Muchas mujeres sufren en silencio: no denuncian los ataques, o si lo hacen, terminan viendo a sus atacantes sin sufrir castigo alguno, en libertad; o bien se topan con la indiferencia de autoridades, dentro y fuera de la universidad. ¿No parece esto un deja vu si cambiamos el escenario universitario al de la violencia doméstica? Siempre la misma historia de mirar hacia otro lado.
La víctima de Stanford eligió hablar. Y le habló directamente a su agresor ante el tribunal, después de conocer la sentencia. Su carta, publicada por el portal de internet BuzzFeed, se viralizó en las redes, convertida en un manifiesto contra la violencia sexual, y las prácticas culturales y legales que la empañan y dejan a las víctimas en desamparo.
El caso generó enorme atención porque, primero, los juicios por violación son la excepción y no la regla –la mayoría de los asaltos no se denuncian a la Policía–, y, segundo, porque ocurrió en el campus de una de las universidades más prestigiosas del país, en una épica en la cual las universidades se han ganado la reputación de que intentan proteger su reputación y a los agresores –en particular, a quienes forman parte de sus equipos de atletas, como Turner– antes que a las víctimas.
En el tribunal, la mujer se puso de pie, y le pidió permiso al juez para dirigirse a su atacante. Fue el final de un juicio duro. Los abogados de Turner siguieron una estrategia típica de los acusados de violencia sexual, que al final resultó exitosa en conseguir una condena tenue: intentar convencer al jurado de que la mujer había dado su consentimiento para tener relaciones sexuales, y echarle la culpa al alcohol.
“No me conoces, pero has estado dentro de mí, y por eso estamos aquí hoy”, es la primera frase que le dijo la mujer a Turner.
En su carta, la mujer describe con un minucioso detalle todo lo que vivió antes, durante y después del ataque. Su relato comienza con las bromas que hizo con su hermana en el camino a la fiesta en una de las casas de las hermandades de Stanford. Le dijo que seguro la mayoría de los estudiantes tendrían aparatos de dientes, y que ella, con 23 años, sería la más vieja de la fiesta. Luego cuenta que bebió demasiado rápido, y lo siguiente que recordaba era despertarse “en una camilla en un pasillo. Había sangre fresca, y vendas en mis manos y codos”. Habían pasado más de tres horas desde que sufriera la agresión.
Su espalda y su pelo estaban llenos de agujas de pino. “Tuve varios palillos con algodón insertados en la vagina y el ano, agujas para inyecciones, pastillas, tenía una Nikon apuntando justo entre mis piernas abiertas. Tuve largos y puntiagudos picos dentro de mí y mi vagina manchada con pintura azul, fría para comprobar si había abrasiones”, describe en el texto que leyó a su agresor.
“Un día, estaba en el trabajo, viendo las noticias en mi teléfono, y me encontré con un artículo. En él leí y supe por primera vez cómo me encontraron inconsciente, con mi pelo despeinado, mi collar largo enredado alrededor de mi cuello, mi sujetador arrancado de mi vestido, mi vestido subido por encima de los hombros y por encima de la cintura, que estaba desnuda por completo hasta mis botas, mis piernas abiertas, y había sido penetrada por un objeto extraño por alguien que no conocía. Así fue como supe lo que me pasó, sentada en mi escritorio, leyendo las noticias en el trabajo. Me enteré de lo que me pasó al mismo tiempo que el resto del mundo se enteró. En el próximo párrafo, leí algo que jamás voy a olvidar; leí que, según él, me gustó.”
La mujer describe luego la angustia del juicio: le dijeron que se prepara para perder.
“Él puede decir lo que quiera y nadie puede oponerse. Yo no tenía poder, no tenía voz, estaba indefensa. Mi pérdida de memoria sería usada en mi contra. Mi testimonio era débil, era incompleto, y se me hizo creer que, tal vez, no soy lo suficientemente buena como para ganar esto. Su abogado le recordó constantemente al jurado que al único al que podíamos creer era a Brock, porque ella no recuerda. Esa impotencia era traumatizante”, continúa diciendo en su carta.
“En lugar de tomar un tiempo para sanar, tomé tiempo para recordar la noche con total detalle, con el fin de prepararme para las preguntas del abogado, que serían invasivas y agresivas, diseñadas para desviarme, para contradecirme a mí misma, mi hermana, enunciadas de forma que manipularían mis respuestas”, continúa.
 “Me sacudieron con preguntas estrechas, puntuales que diseccionaron mi vida personal, mi vida amorosa, mi pasado, mi vida familiar, preguntas tontas, acumulando detalles triviales para tratar de encontrar una excusa para este tipo que me tenía medio desnuda antes de molestarse en preguntarme mi nombre”, dice el texto de la víctima reprochando la actitud de los abogados de su agresor.
La víctima describe luego cómo Turner cambió su relato entre la agresión y el momento en el que brindó testimonio durante el juicio para sugerir que había obtenido consentimiento por parte de ella, y refuta cada uno de sus argumentos.
“Tú dijiste: “Estando ebrio no pude tomar las mejores decisiones y tampoco ella”.
“El alcohol no es una excusa. ¿Es un factor? Sí. Pero el alcohol no fue el que me desnudó, me metió los dedos, arrastró mi cabeza por el suelo, conmigo casi completamente desnuda”, le increpa.
“Has dicho: "Quiero mostrarle a la gente que una noche de alcohol puede arruinar una vida". Una vida, una vida, la tuya; has olvidado la mía. Permíteme rehacer la frase para ti, quiero mostrarle a la gente que una noche de alcohol puede arruinar dos vidas. La tuya y la mía. Tú eres la causa, yo soy el efecto”, continúa el duro testimonio.
“Nunca debiste hacerme esto”, dice. “En segundo lugar, nunca debiste hacerme luchar por tanto tiempo para decirte que nunca debiste hacerme esto.”
“Tú tomaste mi valor, mi privacidad, mi energía, mi tiempo, mi seguridad, mi intimidad, mi confianza, mi propia voz, hasta hoy”, concluye la víctima. 
Sobre el final, deja un mensaje para todas las mujeres:
“A las chicas en todos lados. Estoy con ustedes. En noches que se sientan solas, estoy con ustedes. Cuando la gente dude de ustedes o las rechace, estoy con ustedes. Lucho por ustedes todos los días. Así que nunca dejen de luchar, yo las creo. Como la autora Anne Lamott escribió: “Los faros no van corriendo por toda una isla en busca de barcos que salvar; ellos se quedan ahí brillando”.
Aunque no puedo salvar cada bote, espero que al hablar hoy, absorban un poco de esa luz, un pequeño conocimiento de que no pueden ser silenciadas, una pequeña satisfacción de que se hizo justicia, una pequeña seguridad de que estamos llegando a alguna parte, y un gran, gran conocimiento de que son importantes, sin lugar a dudas, que son intocables, son hermosas, que deben ser valoradas, respetadas, indudablemente, cada minuto de cada día, que son poderosas y nadie puede quitarles eso. A las chicas en todas partes, estoy con ustedes. Gracias.”
Puede que alguien que lea este post piense: ¿Y por qué se le ocurre a ésta hablar de algo que fue noticia hace un mes? Pues precisamente lo hago por eso, porque fue hace un mes y parece que la carta de esta chica ya haya caído en el olvido para much@s.

Y yambién es un modo de recordar a todos esos chicos que buscan pasar una noche de borrachera, diversión y sexo que cuando una chica dice “no” hay que respetrla, no es tan difícil entenderlo, y si además esa chica se encuentra bajo un alto estado de embriaguez que ni siquiera es capaz de dar su consentimiento, eso ya es un “no”.

viernes, 10 de junio de 2016

Política y no putilla

Hoy toca hablar un poquito de política, aprovechando la resaca que aun tenemos del primer debate que coincidía con el arranque de campaña electoral (otra vez). Me sorprendió y me llamó bastante la atención que este primer debate en el  que participaban los cuatro grupos políticos importantes de España, estuviera formado única y exclusivamente por mujeres que representaban a sus formaciones. Al principio pensé, joder, que guay, un debate de mujeres. Y es que este formato, como primera impresión era lo que pretendía, ofrecer novedad, liderazgo femenino y reconocimiento entre mujeres, que todas las féminas del país nos volviéramos locas de alegría y nos sintiésemos super orgullosísimas de Atresmedia y sus ideas ultra novedosas.
Pero claro, a mí me pilló trabajando cuando comenzó el debate 9J y a ratos iba mirando en Twitter cómo iba la cosa, y más allá de que se dieran datos, unos más subjetivos que otros como suele pasar en esto de la política, también pude cerciorarme de la verdadera esencia de la quedada televisiva, eso que tanto nos gusta a tod@s y de lo que terminamos picando por mucha integridad que queramos demostrar: el morbo. Los internautas se pensaban que esto iba a ser una discusión de mercadillo y lo comparaban a través de memes como una guerra de chicas en bikini en el barro. Tweets como “Vengo  ver que se comenta del debate de Robles, Bescansa, Arrimadas y Levy y hay gente opinando sobre su ropa”, “Qué polvazo tiene Margarita Robles” (imagino que en tono irónico), “La Bescansa habla raro y se me baja el tema” (refiriéndose a una erección), “Haced chistecitos o me voy a cascármela con el debate entre la Levy y la Arrimadas”, “Inés Arrimadas y Andrea Levy en picardías…”. En fin, mucho sexismo, ese es el morbo que en realidad se estaba buscando, más allá de que la retórica de cada una fuese mejor o peor. En las redes sociales, una de tantas mujeres avergonzadas por el cariz que adquiría este debate, lo ponía a la misma altura que un anuncio de aspiradoras de los años 60.
Y es que, si una se pone a analizar la política nacional, siempre hay ataques entre diferentes partidos, pero los dirigidos hacia las mujeres con cargo político adquiere otro porte, directamente hacia lo sexista. Veamos el caso de Ramón Almirall, de CDC, que tuiteó en el mes de abril “Una catalana del PP sona a traïció o a venda per diners, putilla”, dirigiéndose a Andrea Levy, está en catalán, pero todo el mundo entiende lo de “putilla”. Ella contestó lo siguiente: “La libertad política es un derecho. Llamarme puta es machismo. De nada”, desde luego, mucho más educada y profesional. ¿Cómo van a tomar en serio a estas mujeres de la política si son los propios hombres del gobierno quienes las desacreditan y entran en el juego del sexismo?





La de Levy es una de tantas, pero hay muchos más mensajes ofensivos que vemos o leemos diariamente. Otro caso es el de las diputadas de la CUP. Independientemente de los principios independentistas que defiendan, que una servidora no los comparte para nada, nadie tiene derecho a ir más allá y recurrir al insulto fácil. Llamándolas “feas”, “gordas”, “retrasadas”, “malfolladas”, “traidoras” o “viejas”, no se está haciendo política. E igual que denuncio el que insulten a Levy, igualmente lo hago con el concejal  del PP que mandó a fregar suelos a Ada Colau. ¿De qué va? ¿En serio pretenden ofender así?
Parece que ellos utilizan a sus mujeres políticas como escudo o gancho de insultos de forma recíproca entre partidos y ellas tienen que dedicarse después a defenderse de políticos de la oposición que se ponen a la misma altura que sus propios compañeros, solo que con un blanco de ideología distinta.
Y ahora resulta que nuestras mujeres de la política española, no solo son blanco de distracción de compañeros de congreso y de burla machista entre los internautas, sino  que son los conejillos de indias para que los líderes sepan a qué atenerse cuando tengan que verse las caras en el debate definitivo a cuatro bandas, porque eso es lo que ha sido el debate del 9J, una antesala de calentamiento y predicciones para Rajoy, Iglesias, Rivera y Sánchez: Ellos se llevarán la gloria de protagonizar el debate oficial, después de que ellas les hayan preparado el terreno detectando los puntos débiles de sus contrincantes, y probablemente haciéndolo sin tener que recurrir a las descalificaciones y faltas de respeto que ellos mismos se facilitan últimamente.

El debate entre Carolina Bescansa, Inés Arrimadas, Andrea Levy y Margarita Robles no ha tenido las buenas críticas esperadas, pero al menos han podido callar la boca a los salidos que no ven más allá y que se  esperaban la tópica guerra de barro.

lunes, 6 de junio de 2016

El romance ya no se lleva

He llegado a la conclusión, por mucho que me duela admitirlo, de que el romance está de capa caída. No sé si tiene los días contados o esto es como la bolsa, que sube y baja según la oferta y la demanda. Parece muy fría y carente de tacto mi comparación de lo romántico con el estado de la economía, pero se utilizan símiles aún peores, pero es lo que hay y lo que nos encontramos en esta sociedad individualizada y materialista.

Hasta no hace mucho, las cartas de amor llenas de cursiladas y florituras hacían que a una se le derritieran hasta las costillas de tanta emoción y tantas mariposas que le producían en el estómago; tiempo después, las mariposas se adaptaban a las nuevas tecnologías y seguían revoloteando cuando se recibía un SMS con sus palabras contadas para no nos cargara más de un mensaje en el saldo, en el Alcatel One Touch Easy (ese con forma de compresa), quedando demostrado que una buena declaración o palabras cálidas en lenguaje escrito nunca pasaban de moda; hoy en día, lo que sí que queda demostrado es que ellas siguen queriendo hombres que les hagan sentir mariposas, pero no en el estómago sino en el clítoris, las del estómago puede que se deban más a gases o a una mala digestión.
Y es que resulta que ahora cogerse de la mano es cursi, regalar
flores es tirar el dinero a la basura porque se secan y ninguna quiere perder el tiempo, en estos días que el tiempo pasa rápido y es tan valioso, en poner las rosas tendidas con una pinza boca abajo y con un rociado de laca Nelly, para hacer perdurar ese regalo. Los bombones no, por Dior, a menos que sean bajos en calorías, y arriesgarse a planear una primera cita típica de principiante de cine + cena está muy visto, las pelis se descargan ahora en internet y antes de reservar mesa en un buen restaurante tienes que asegurarte de que tu pareja no es vegetariana, vegana, intolerante a la lactosa, celíaca y cuatro mil impedimentos más que podrían echar a perder una reserva en el mejor restaurante de fusión y ambiente romántico de tu ciudad.
Entre la transición de los detalles cursis y románticos, al ahora “aquí te pillo, aquí te mato y si sale algo más, eso que me llevo”, hubo un periodo de actos románticos temerarios, en los que estaba de moda aparecer con un cartel de “Te quiero” mientras uno buceaba entre tiburones blancos en un acuario, saltaba en paracaídas o hacía puenting. Hoy en día nos encontramos sábanas colgadas en puentes altos donde pone “Fulanito quiere a Menganita” con la fecha de la osadía escrita o puras actuaciones de flashmob en las que el novio tiene compinchada a toda la familia y amigos para hacer un super baile en medio de la calle y pedirle después a una aplacada y patidifusa novia si se quiere casar, en estos casos, a la chica no le dejan alternativa, después de montar ese cirio  como para decir que “no”, y la gente que presencia esas cosas desde la distancia, “ay qué bonito, qué novio más detallista… Pero a mí que no me lo hagan que me da algo”.
Total, que así están las cosas. Vivimos demasiado deprisa y tan absorbid@s por nuestras obligaciones y por nuestro estilo de vida que a veces nos olvidamos de que la otra persona tal vez agradezca un poco de mimitos y homenajes, mejor diarios, sentidos y en pequeñas dosis que una vez al año, cargados de apariencia y dando la campanada. Y a todo esto hay que añadir el cada vez más arraigado complejo del ridículo… bueno, digo ridículo según en qué casos, porque hay a quien no le da vergüenza que le graben haciendo un concurso de mamadas ante todo Magaluf y sin embargo, que le dedique una canción de Eros Ramazzotti en la radio le produce un sentimiento de “tierra trágame, cuando pille al cursi de mi novio lo mato”.
Lo único que puede ser que consiga avivar las demostraciones románticas es el postureo en las redes sociales, de eso no me cabe duda. Porque  hay quienes pueden llegar a pasar tardes y tardes con su chico o chica, tomando un batido o paseando por la playa y no se les ocurre decir un qué guap@ estás, qué a gusto me siento contigo, ay mi churri, patatín patatán y toda esas cosas que se podrían decir en la intimidad para avivar la llama. Pero, ¿para qué decirlo en persona cuando tienes Facebook, Instagram, My Space o Twitter para hacerlo? Ejemplos: una foto de dos manos entrelazadas con el comentario “Tú me completas”; otra foto acompañada de cuatro mil emoticonos con corazones y un estado: “Pepita se siente enamorada con Manolito”; un collage con fotos de diferentes momentos de la relación acompañadas de algún hashtag del tipo #AlmaGemela; publicar la imagen de los regalos de aniversario con un agradecimiento,
Ejemplo de "Follow me to"
siendo lo más probable que no se haya dado las gracias en persona… Bueno, bueno, y lo último en demostraciones de amor bajo el yugo del postureo es el estilo de foto “Follow Me To”, un modo de fotografiarse las parejas cogidas de la mano, viéndose en la imagen a ella de espaldas guiándolo a él, lo pusieron de moda el fotógrafo Murad Osmann y su novia Natalia Zakharova, plasmándose de ese modo viajando por el mundo, y han causado un furor tremendo, siendo imitados por muchas parejas. En fin, si el postureo web puede salvar el romance…

¿Cortejo? Del verbo cortejar.
Así que nada, las ancianas de hoy que fueron jóvenes ayer estarán echándose las manos a la cabeza cuando ven que sus nietas no reciben un buen cortejo, si es que la palabra “cortejo” suena a super antiguo, de otra época. Y el mito del amor romántico que defienden nuestras adolescentes de hoy, como su nombre indica, es solo un mito que obnubila su percepción haciéndolas creer que “si no se pone celoso cuando me ve hablando con otro es que no me quiere”, eso sí que no es romance. Y aquí estamos, mientras se nivela o no la balanza para que esto de las demostraciones románticas no sea ni tanto ni tan calvo y se vuelva a llevar un poco de moda, evocaremos el romance ideal a través de películas de Julia Roberts.