miércoles, 13 de mayo de 2015

El concepto "toy boy"

Cada vez se oye más esta palabra, en libros, cine, canciones… “You’re my toy boy, baby…”. Mires donde mires, las revistas hablan de los toy boy como si fuese un concepto super arraigado en nuestra cultura y que hubiésemos utilizado toda la vida. Vamos, como si comentáramos  la receta de los buñuelos de viento con la vecina. Pero tampoco hace mucho tiempo que salió esto de los toy boys, que por cierto, ¿Qué es eso de los “chicos juguete”?
Yo lo oí nombrar por primera vez cuando una madurita Demi Moore que había pasado por chapa y pintura, después de años de retiro, reaparecía del brazo del actor Ashton Kutcher, un romance que daba a todo el mundo que mal pensar, por si ambos se estaban aprovechando de una relación fingida para revalorizar sus honorarios, pero la historia, aunque terminara en divorcio, al parecer fue real. Pero a este caso le siguió el de Madonna con Jesus Luz (un joven brasileño al que le sacaba 28 años), Heidi Klump y Vito Schnabel (otro de los toy boys de Demi Moore, que al parecer se lo "dejó", y al que la modelo le sacaba 13 añitos), Jennifer Lopez y Casper Smart (bailarín de la cantante, con la que se llevaba una diferencia de 18 primaveras )… Y así un suma y sigue, porque esto es imparable y la verdad, a mi me parece fenomenal si a una la llena y la hace feliz en esta corta vida.
Pero vamos a centrarnos, todo tiene un motivo y para acercarnos mejor a comprender lo que vendría a ser el concepto toy boy, hay que ver las similitudes entre estas chicas, las anteriormente nombradas, entradas en la cuarentena y la cincuentena, que podrían ser una muestra fiable para este estudio de campo:
Primero, todas se buscan su juguete Ken después de haber mantenido un matrimonio estable con hombres de la misma edad o más mayores, han sido fieles esposas, madres de unos cuantos niños, adaptándose a esas nuevas circunstancias de familia cuando siempre habían hecho lo que les daba la gana. Después del divorcio vuelven a verse libres y en el mismo punto en el que lo habían dejado todo antes (solo que con unos años y unas arrugas más), es decir, con unas ganas de cacería impresionantes después de años y años de retiro. Decir que muchas de ellas le cogen el gustillo a esto de ligarse a yogurines y acaban convirtiéndose en auténticas coleccionistas.
Segundo, estas mujeres coinciden con las décadas “confusas” de los hombres. Al igual que ellos, la cuarentena y, por qué no, la cincuentena hoy en día, son franjas de edades en las que estás en medio de ninguna parte: ya no encajas tanto con los teintañeros pero todavía no estás dispuesta a abandonar esa etapa y caminar por la autopista que te conducirá directamente, tarde o temprano, al club de la 3ª edad. De ahí a comenzar a coquetear con tratamientos estéticos, botox, colágeno… y, por qué no, adoptar a un toy boy que te ronronee a la madrugada y te haga sentir que todavía eres joven y lozana, capaz de atraer a cualquier chico, tal y como les pasa a ellos, los maduritos, con las jovencitas.
Tercero, son señoras con poder, mucho poder, cada una en su campo. En este caso estamos hablando de modelos, actrices y cantantes, que son las más conocidas públicamente, pero pueden ser otros casos: abogadas, empresarias, periodistas, viudas que se han llevado un buen pellizco de su anterior marido… las que dominan el tráfico de toy boys.
Luego está el perfil de ellos, los juguetes: veinteañeros buenorros, cachas, con afán de progreso (trepas), pero que saben lo que hacen. Es decir, saben que la relación con su protectora es temporal, que si quieren chupar más del bote tienen que ganarse el cariño de los niños de ellas (si los tienen) y si tienen que dar a conocer su gran talento debe ser mientras estén con la Demi Moore de turno, porque tarde o temprano deben independizarse, como los hijos. Y el caso es que dentro del mundillo de los toy boy, ellos saben sobrevivir muy bien y si la buena fama les precede, pueden pasar de una “protectora” a otra, como hizo el guapérrimo de Darek, que al pobre no se entiende cuando habla castellano pero las palabras sobran, que se lo digan a la Susana Uribarri.
Este fenómeno tan propio y habitual de los hombres se está empezando a producir cada vez más a la inversa, ¿el por qué? Esto se debe a una revolución femenina en todos los sentidos: su liberación sexual, el romper con los prejuicios y tabúes que siempre nos han acompañado, el poder económico de la cada vez más fuerte actividad laboral de nuestro género… Las reuniones de tupper sex ya se han quedado cortas y muchas de ellas buscan nuevas sensaciones. En realidad, supone un cambio en el comportamiento de las mujeres que se acerca más al de los hombres, es la caza de una pareja sexual, que, a su vez, es coherente con la aparición de los hombres objeto.
De todos modos, esta liberación sexual y este nuevo concepto de hombre no está bien visto y muchos lo consideran solo una etapa. Sea como sea, esto es una realidad y la j***da Marujita Díaz tiene la culpa de todo, desde el momento en que hizo su puesta de largo con Dinio de su mano, era la premonición de que algo gordo se avecinaba.

Ojo al dato, no se nos ocurra comparar a un follamigo con un toy boy, son conceptos totalmente distintos. Mientras que con el primero existe una igualdad de condiciones (en lo referido a lo emocional no entro), en  la relación con un toy boy hay una relación de intereses que sobrepasa lo carnal y lo físico y la mujer digamos que es la “socia capitalista”. Esto último suena a poder. 
Pero no pensemos que en esta modalidad de amante la mujer lleva la sartén por el mango en todo momento, no nos equivoquemos y sino, recordemos lo que le ocurrió a la pobre Demi Moore...

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