martes, 19 de mayo de 2015

Aquellas revistas que nos hicieron más sabias

Seguramente a casi todas las que se encuentran en el club de los treinta o a punto de entrar en ellos se acordarán de cuando dejamos de comprar los álbumes y cromos de PANINI para dejarnos la paga en revistas adolescentes que nos hacían sentir “más mayores” y más cercanas a los ídolos del momento. El contenido, si lo leemos ahora es para partirnos la raja: “Los diez secretos mejor guardados de Brad Pitt”, “Trucos para enamorarlo”, “Exclusiva: Te damos la dirección de Michael Jackson para que le escribas”… 
En fin, que no pararía de nombrar titulares que antes me incitaban para comprarme la revista y ahora me parecen absurdos porque ningún archifamoso de Hollywood le va a contar sus intimidades a una publicación adolescente, los diferentes trucos y consejos con los que nos ilustraban podían llegar a suponer un suicidio social si los poníamos en práctica y probablemente la dirección que nos facilitaban de Michael Jackson o de cualquier otro, era directamente la de su club de fans por lo que “exclusiva” me parece a mí que nada de nada.
Pero, ¿y lo bien que nos lo pasábamos leyendo y fantaseando? ¿Y lo que nos reímos ahora de lo gilipollas e inocentes que éramos entonces?
Yo, sinceramente, guardo muy buenos recuerdos de todas esas páginas aunque, siendo franca, la Super Pop me la compraba principalmente por los regalitos que venían con la revista: el monedero de verano, el anillo que cambia de color según tu estado de ánimo, la carpeta de los Take That… y toda la cantidad de posters que venían en el interior y que nos servían para empapelar paredes y libretas del colegio. La Super Pop era una revista más light: un par de consejos tontos, muchísimo romanticismo irreal, veneración a Leonardo Dicaprio, Tom Cruise y, en su momento, a Kirk Cámeron… En fin, que nuestros padres estaban
tranquilos cuando nos veían con la Super Pop, no nos iba a enseñar nada lascivo ni indecente. Era la Maripepis de las revistas juveniles, iba de guay pero nos seguía tratando como niñas. Si Leticia Sabater hubiese sido una revista, sin duda sería la Super Pop.
Cuando nos cansábamos de tanta chorrada y trucos mágicos,hacíamos una transición, cogíamos y nos comprábamos su antítesis, siempre se ha dicho: Nuevo Vale nos enseñó lo que Super Pop no se atrevía a contar. Pero estaba bien tener esa doble dosis de lectura, el ángel y el demonio. Nuevo Vale pasaba directamente de los truquitos para “molar” al compañero de clase y te enseñaba juegos preliminares, consejos para tu primera felación y proporcionaba un muestrario de Kama Sutra en la sección “La postura de la semana”. Claro, con catorce y quince años ya estábamos documentadas y nuestros papis sí que se subían por las paredes si descubrían entre los despojos de nuestro armario una portada de Nuevo Vale con titulares como: David Chokachi: “Perdí la virginidad con quince años”, Vale te enseña los juegos más eróticos y picantes, Los secretos de los tíos “superbuenos”… etc, etc. Y Nuevo Vale además puso de moda el prototipo de chico atormentado, solitario y harto del glamour, rollo Jonny Depp o el difunto River Phoneix.

Y no olvidemos que tanto esas dos revistas (que para mí son el prototipo de publicación adolescente) como Bravo y otras por el estilo, tenían una documentadísima y completa sección para las diferentes materias que nos preocupaban a las quinceañeras: además de los famosillos del momento, estaba el cien por cien fiable horóscopo semanal, importantísimo para seguir los dictados de nuestras vidas, la sección de maquillaje, que nos enseñaba a ir pintadas como puertas, o la sección moda, destacando que la siempre avanzada Nuevo Vale hacía lo que otras no: recomendarnos conjuntos de ropa interior.

Después había otros subgéneros de revistas, mensuales en este caso, como la You o la Ragazza. Estas también contaban con contenidos parecidos pero se notaba que eran más “pijillas” por así decirlo, eran más caras y la mitad de la publicación se iba en catálogos de moda y publicidad. Eran las Mary Claire o las Woman adolescentes y no todas podíamos permitirnos comprarlas.
El caso es que con la crisis, que también afectó a las revistas, desaparecieron hace cosa de tres años, primero Super Pop y después Nuevo Vale, siendo reconvertidas después en revistas web, algo es algo. Aunque a mí me dio mucha pena que estas dos revistas desaparecieran, con ellas se fue gran parte de mi adolescencia, todo sea dicho y sin intención de ponerme sentimental.
 Lo que me extraña es que a Bravo no le afectara esta crisis, porque no era ni la mitad de popular que las otras dos, en fin, cosas inexplicables.
Ahora, la generación que hemos crecido con Nuevo Vale y Super Pop, nos documentamos de vez en cuando con In Touch o Cuore. El alma cotillera, por mucho que crezcamos, siempre estará ahí.

Si nosotras, adolescentes de los 90s y principios del  2000, hemos llegado hasta dónde estamos y seguimos vivas, aunque bastante poco cuerdas y con gustos en general un poco inestables y caóticos, agradezcámoselo a ellas, las compañeras y consejeras de nuestros años más difíciles, ¡benditas revistas adolescentes!

No hay comentarios:

Publicar un comentario