Dicen que el mejor modo de aprender y conocer cosas es viajando y
eso hice hace un par de semanas. Me embarqué con una amiga curiosa del mundo
como yo a Ámsterdam, tierra de canales, artistas, quesos y pueblecitos
idílicos, pero también una ciudad permisiba y liberal en muchos sentidos, entre
ellos, la prostitución.
Y es que el más pintoresco y turístico barrio de Ámsterdam, el
Barrio Rojo, es mundialmente conocido por todos sus coffee shops donde sus
calles y plazas colindantes están envueltas por un ambiente embadurnado de
marihuana cuyo olor a porro te tumba al suelo. Pero esta atípica zona también es
famosa por los escaparates que adornan sus calles y estrechísimos callejones,
en los que las prostitutas,
realizan sus actividades profesionales desde hace siglos.
La prostitución
está completamente regulada en los Países Bajos,
de forma que cada prostituta está obligada por ley a tener contratada una
seguridad social privada (como cualquier trabajador neerlandés), a pagar tributos
al estado, hacer declaraciones de hacienda y todos los procesos legales a los
que un trabajador o empresa han de llevar a cabo para mantener su estatus de
legalidad.
Prostitutas ejerciendo legalmente. |
Estas chicas, alumbradas bajo un tubo de neón rojo, te saludan
desde su escaparate cual maniquí del H&M, la mar de monas ellas con su
maquillaje y su lencería o mini vestido sexy, empotradas en su pequeño cubículo
por el que los clientes acceden desde el mismo escaparate y que no debe de contar
con más de diez metros cuadrados. Ahí,
como sardinas enlatadas, tienen su cama, su tocador y realizan sus
servicios.
Estos locales de prostitución se encuentran abiertos tanto de día
como de noche, pero la máxima afluencia de público tiene lugar las noches de
los fines de semana, porque como dicen, de noche todos los gatos son pardos.
Mirando ese curioso panorama, en el que éramos muchos los que
pasábamos por ahí solo por cotillear y cerciorarnos de que las prostitutas del
Barrio Rojo existen y no son ninguna leyenda urbana, a mi amiga y a mi nos entró
la duda de si realmente estas chicas ejercían la prostitución ahí, separadas de
una calle llena de gente curiosa solamente por una puerta de cristal o si en realidad era
simplemente una atracción más de feria, un referente turístico de la ciudad que
tenía que estar allí por simple morbo. El caso es que nos sentamos en la mesa
de un coffee shop (no voy a especificar ni lo que fumé ni lo que comí) junto a una ventana que daba directamente a uno de esos
callejones de luces rojas y maniquíes vivientes y matamos nuestra curiosidad.
El resultado fue que una sola de esas chicas, en tres cuartos de hora atendió a
cuatro clientes, fuera el trabajito que fuera. El caso era que estos entraban,
se corría la cortina negra del escaparate (para dejar un poco de intimidad),
pasaba el tiempo y cuando el colega salía contento y sableado a partes iguales
(porque diez minutos de servicio en ese minicuarto, pero tratándose de una
prostituta del Barrio Rojo, debe de ser caro de cojones), la chica se retocaba
el pintalabios en su tocador y vuelta al trabajo y al reclamo de clientela.
Depués de esos minutos de observación, nos surgió el inevitable
debate moral: ¿Es una práctica denigrante para la mujer? ¿Es un trabajo
respetable como cualquier otro? Pues es cierto que eso de estar exhibiendo el
cuerpo en ropa interior para los turistas curiosos suena un poco deshonroso y
sucio, mil ojos mirándote como a un pedazo de carne. Pero, ¿no hacen lo mismo,
por ejemplo, los angelitos de Victoria’s Secret o las que posan para las portadas de revistas masculinas: contonearse y exhibirse en
ropa interior y, en cierto modo, mercantilizando su cuerpo? Sin embargo eso no
se cuestiona tanto si es respetable o no. Vale, no es lo mismo, no es una
comparación en igualdad de condiciones porque las prostitutas rojas son eso,
prostitutas, y no solo poner a la vista su anatomía, sino que venden servicios
sexuales.
El Barrio Rojo de Ámsterdam |
Pero al menos son prostitutas que cotizan en la seguridad social,
considerándose unas trabajadoras más, algo que no ocurre con tantas otras que
tienen que venderse en condiciones pésimas para luego ser saqueadas por
cualquier chulo y que con los años no puedan aspirar a una modesta pensión de
jubilación.
Nose, el debate queda abierto, habrá opiniones para todo. Pero
como mucha gente opina, a veces, legalizar algo y normalizarlo produce mejores
efectos que su prohibición y persecución. Yo opino que la prostitución siempre
ha estado ahí, por algo dicen que es la profesión más antigua del mundo, y
siempre lo estará, ¿qué menos que facilitarles las cosas a estas chicas?
Y por último, un dato más sobre este distrito de Ámsterdam y sus
chicas de la luz roja: “en los últimos
años de la década de los noventa, se llevó a cabo un experimento sociológico en las calles del distrito rojo. En lugar de prostitutas, unos
hombres ejercieron la prostitución durante unos meses. El estudio concluyó en
que no había en Ámsterdam interés por parte de las mujeres en ese tipo de
servicio, e incluso durante esos meses, se sucedieron protestas por parte de
las prostitutas, que consideraban a esos hombres "denigrantes". Se
intentó poner a chicos en las vitrinas y efectivamente se pusieron a 5 chicos
de entre más de 1000 que lo solicitaron, el problema fue que en 3 horas la
calle estaba llena de periodistas y chismosos por lo que los chicos no
aceptaron ser grabados, interrogados y perder parte de su privacidad. Se dice
que en las 3 horas que duraron los chicos en el barrio rojo hubo 6 clientes,
todos hombres”.
Nada, que el Barrio Rojo lo dominan las mujeres, no hay
cabida para prostitutos.
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