… ¡Y tan gordas! Como
que al final una se las acaba creyendo.
Algunas mentirijillas nos las callamos... |
Todas y todos hemos
pecado alguna vez de soltar alguna mentirijilla, como ampliar nuestro curriculum haciendo creer que tenemos un
buen nivel de ingés o que manejamos Windows de maravilla, o exagerado una
anécdota para que resulte más graciosa o más dramática o más del toque que le
queramos dar para que nuestros espectadores se queden de dos piezas… Pero son
cositas que se nos “escapan” en momentos puntuales y que al final pasan
desapercibidas y no tienen por qué influir en nuestras vidas ¿Quién no ha
engañado a su madre, cuando suspendía el examen, para salvar el culo y no tener
que quedarse en casa ese fin de semana? Esas cosas no le convierten a una en
una mentirosa patológica, vamos, creo yo.
Pero el hecho de que
una se cree una vida, con sus éxitos y sus proezas, en torno a una farsa que se
va haciendo cada vez más grande, tanto que al final la controla a una misma
hasta el punto de creerse esa vida ficticia, va más allá de una mentira piadosa.
Estamos hablando de
la Mitomanía, “una invención inconsciente y
demostrable de acontecimientos muy poco probables y fácilmente refutables.” ¿Y por qué hablamos de esto? Pues
porque últimamente ha habido una tendencia de alguna que otra famosilla de
dárselas de superstar, haciéndonos
creer que ha estado en la mismísima gala de los Oscar. Lo de la tal Sonia
Monroy como que no coló, aunque la chica lo hizo a posta simplemente para que
se hablara de ella, aunque fuera mal, y lo consiguió. Pero lo que dejó a la
gente perpleja fueron los embustes de Anna Allen, una actriz española,
principalmente conocida por su papel de la novia de Tony Alcántara en la serie Cuéntame cómo pasó, que por cierto, lo
hacía bastante bien, vamos que era una actriz poco conocida pero parecía de las
serias. Pero después de ponerse a la altura de la Monroy, haciendo un montaje
de su falsa presencia en la alfombra roja de los Oscar y ser descubierta, se
desmanteló toda una vida inventada. Anna Allen no solamente jugó al
photoshop en una importante gala del
cine, también hizo fotomontajes posando con el elenco de la famosísima The Big Bang Theory para que todos sus
seguidores creyeran que estaba interviniendo en algunos de sus capítulos, y lo mismo decía sobre White Collar, la serie que protagoniza el buenorro Matt Boomer y la
millonaria producción francesa Versailles.
Ahora también ha salido a la luz que AntoñitaLaFantástica Allen se
atribuyó el ser embajadora de la marca Vertu
y de Fight Aids, junto con Estefanía
de Mónaco. ¿Whaaaat? ¿Qué ha conseguido con todo esto? Ahora está siendo trendig topic en las redes sociales,
pero después, si su intención es seguir dedicándose a la interpretación, no
creo que alguien vaya a ofrecerle un proyecto mínimamente decente, después de
la imagen de mentirosa “chapucilla”, porque encima le ha salido fatal.
Anna Allen teletransportada a la alfombra roja de los Oscar. |
Anna Allen con sus colegas de The Big Bang Theory |
Pero
el caso de esta actriz, que he puesto de ejemplo por ser tan comentado
últimamente, es uno más de los 10 mitómanos que se dice que hay por cada 100 personas, sin
distinción de sexo, al parecer hombres y mujeres tenemos las mismas
probabilidades de mentir. ¿Y qué les lleva a hacer todo esto? Pues el mentiroso
patológico es un adicto más, su adicción es mentir inconscientemente, por lo
general, por motivos de falta de seguridad de uno mismo con su forma de
relacionarse socialmente. Pero la mitomanía puede llegar a causar graves
problemas legales relacionados con el fraude. El patrón suele ser el siguiente:
mentiras duraderas en el tiempo, improbables y favorables para el mentiroso o
mentirosa… Diagnóstico para Anna Allen: tienes un problema gordo.
Por ahora, esta pobre actriz a la que estoy machacando
inintencionadamente, ya que es a quien he cogido como conejillo de indias para
este post, la solución que ha puesto
a todo este vendaval que se está generando sobre ella es bloquear o cerrar sus
cuentas oficiales de Twitter y Facebook, en lugar de dar la cara y
enmendar su error. La verdadera solución, según leo en internet, es la psicoterapia,
como tratamiento de una persona que sufre la mentira patológica, aunque “no ha habido ninguna investigación realizada
sobre el uso de medicamentos farmacéuticos para el tratamiento de los
mentirosos patológicos. Algunas investigaciones sugieren que ciertas personas
pueden tener una "predisposición a la mentira" debido a trastorno de
la personalidad”.
Y hasta aquí llega mi pequeña investigación sobre la
Mitomanía.
El mitómano más famoso del mundo lo superó |
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