sábado, 29 de noviembre de 2014

Ser cornuda, consentida y con clase sin morir en el intento

¿Hasta dónde es capaz de llegar la tolerancia de una mujer en esto de aguantar una infidelidad? Y ahora es cuando todas decimos que eso es imperdonable, que una y no más santo Tomás, que qué mujer en su sano juicio permitiría y aguantaría eso…


Pues lo de ser cornuda consentida no es tan extraño como creemos, y me refiero concretamente en el grupo de mujeres con cierto estatus, fuerza y personalidad. Las que vemos tan decididas, elegantes y seguras de sí mismas y pensamos que ellas no consentirían ni la más mínima falta por parte de su hombre. Y es que hay mucha razón en ese dicho de “no es oro todo lo que reluce”.

Bueno, esta pequeña disertación sobre la cornuda-culta-consentida (C.C.C. a partir de ahora) me empezó a dar vueltas en la cabeza a raíz del capítulo de “Velvet” que estaba viendo el otro día, concretamente en el personaje que interpreta Amaia Salamanca. Ella es Bárbara, una mujer de muy buena familia, acostumbrada al lujo y las apariencias y con un matrimonio superficialmente correcto, a pesar de que sabe que vive en un mundo que es de los hombre y que éstos tengan sus escarceos fuera del matrimonio entra dentro de la normalidad, mientras ellos luego compensen a sus mujeres con vestidos y joyas de última colección. Aunque ella empieza a pensar de diferente modo al intuir que su marido parece tener una amante fija y eso cambia las reglas del juego.

Acabo de describir a un personaje de una serie de ficción, pero no tiene nada de ficticio. Fijémonos por ejemplo en el triángulo amoroso entre el presidente Kennedy, su mujer Jackie y Marilyn Monroe, menudo trío. Imaginaros cómo se quedaría la ex Primera Dama de E.E.U.U. cuando en el 45º cumpleaños de su marido sale al escenario la exuberante diva cantando un “Happy brithday Mr. President”, ante más de 15 mil invitados y poniendo una voz de supercalentorra total. 

La C.C.C. en cuestión decidió no acudir a la celebración porque algo se olía entre esos dos, y no quería coincidir con la amante de su marido, el presidente. Pero a ella, muy digna, de cara a la galería nunca se le notó nada, sería de las que pensarían que al final cada uno pagaría por lo que habían hecho… Y por desgracia, tiempo después, a la famosa actriz la encontraron misteriosamente muerta en su cama entre barbitúricos y el Presidente fue tiroteado, ante los ojos de su mujer, durante una campaña electoral en Dallas. Trágico final para este histórico triángulo amoroso.


Y seguimos con cuernos políticos, pero de más baja escala, del fondo de la pocilga diría yo. La C.C. Maite Zaldíbar (porque la “C” de culta no sé yo…) consintió que su marido y alcalde de Marbella por aquel entonces, Julián Muñoz, se revolcara con Isabel Pantoja (¡Mierda! Otra vez vuelvo a hablar de ella.), mientras ella fuera recibiendo religiosamente sus bolsas de basura con fardos de billetes dentro.

Toda España murmuraba sobre esa cornamenta, pero ella ahí estaba, aguantando por la pasta y si tenía que hacerse fotos entregándole un ramo de flores a la Panto, con su marido aplaudiendo, ella lo hacía, ¡como toda una señora! Ahora, que cuando vio que su maridito Julián se largaba con la Pantoja y con las bolsas de basura llenas hasta los topes de dinero de los contribuyentes, la Zaldíbar ya no pudo aguantar más y empezó a soltar por esa boquita de todo, tanto, que hoy los tres están entre rejas. Pero mientras tuvo el grifo del dinero abierto, esta mujer lo llevó muy bien lo de los cuernos.

¿Y  las elegantes y sofisticadísimas mujeres de los toreros? Existe una leyenda urbana, de una “Operación Polvorón”, o así lo bautizaron los periodistas de corazón, que no es ni más ni menos que una típica juntada entre amigos que hacían Oscar Higares, Canales Rivera y El Litri, para irse de putas, hablando en plata. El caso es que los fotografiaron mientras juraban bandera (sí, sí, tal cual) antes de subir a un micro-bus que los llevaba a un prostíbulo del que salían 5 horas después. Recordemos que la esposa de El Litri es la hiper snob e hija de la diseñadora Carolina Herrera, Adriana Carolina… ¡Qué temple tuvo la chica! Ni por esto se le dobló el palo que lleva introducido en sus entrañas…

Pero para C.C.C. mundial, Victoria Beckham se lleva la corona. Los Beckham han construido un glorioso y rentable imperio sobre su matrimonio, no son nada el uno sin el otro. Por eso, digo yo, que Vicky, que tiene buen ojo para los negocios, aguantara como una campeona los escándalos sexuales de su marido, el futbolista David Beckham, con su asistente Rebeca Loos y con alguna que otra modelo que también se subió al carro, dando la vuelta por los periódicos y televisiones de todo el mundo. Pero Victoria no pidió el divorcio ni escondió la cara, al contrario, ¡se creció más! Y cogió a toda su familia, se la llevó a E.E.U.U. para empezar de cero y parió a su 4º bebé. Y ahora los Beckham siguen siendo un matrimonio superglamuroso y Victoria una auténtico gurú de la moda, su gran pasión.

Y ya puestos a comentar cuernos, pues pasemos a la realeza, que ahí también, “tariles”, haberlos haylos. Los Borbones son una de las grandes dinastías monárquicas europeas, caracterizada por reyes campechanos y mujeriegos. Eso lo puede confirmar nuestra anterior reina de España, doña Sofía, una C.C.C. Real. Poco se ha hablado de los deslices de don Juan Carlos, algo he oído sobre Bárbara Rey pero poco más, porque la prensa siempre ha respetado mucho a la Casa Real. Pero después de los escándalos del Caso Noos, se ha ensuciado mucho su imagen y no se ha tardado en sacar a la luz la amistad de J.C. con la princesa Corina. Doña Sofía se tuvo que tragar la bilis, aguantar el vendaval y todavía sigue con él, no sé en calidad de qué, pero ella pensará que, después de aguantar sus infidelidades tantos años, “pa lo que me queda en el convento, me cago dentro”. Esperemos que a la reina Letizia no le haya tocado como marido un Borbón con el gen de infiel.

Tras revisar varios casos políticos, de la realeza, de la prensa del corazón, del toreo y de nada más porque sino el post se haría interminable, toca preguntarse, ¿porqué ellas los aguantan? Supongo que como en casi todo lo que tienen que ver con las relaciones humanas, hay varias respuestas: por su imagen y por no enfrentarse a “el qué dirán”, porque les pesa más el tiempo que llevan juntos, porque sienten que sin ellos no son nada, por no perder privilegios económicos ni comodidades, por costumbre…
Supongo que hablo desde la ignorancia, porque tendría que ponerme en la piel de alguna de estas C.C.C. (menos Maite Zaldíbar) para comprender cómo actúan, pero yo, a día de hoy y en total posesión de todas mis facultades, me niego a aguantar infidelidades, si dudo que perdonara un único y primer desliz. ¡Es que el saber que tu pareja te la puede pegar en cualquier momento debe ser muy agotador, eso no es vivir! Para eso mejor estar sola, lo que pierdes por un lado, lo ganas con creces por otro.

Ante los cuernos, ¡tolerancia 0! Jajaja, creo que acabo de plagiar un eslogan.

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