viernes, 11 de abril de 2014

Conchita Wurst: ¿opción sexual o estrategia de marketing?

Siempre había creído que el personaje de “la mujer barbuda” se había quedado en el recuerdo de los circos del siglo XIX, pero por lo visto no es así. Con motivo del próximo festival de Eurovisión, se ha dado a conocer, a nivel europeo al menos, Conchita Wurst que, aunque el nombre engañe, la representante de Austria comenzó formando parte de una boy band, pero por lo visto no era lo suyo jugar a ser un “backstreet boy” y tras un cambio de imagen radical, hoy es una auténtica diva solista, ya lo demostró en el “Tú sí que vales” austriaco, pero lo que más destaca en esta artista es que cuenta con la peculiaridad de que su rostro está cubierto por una oscura y perfectamente recortada barba, es su claro sello de identidad.
Su nombre real es Thomas Neuwirth y aunque evidentemente es transexual, no se ha transformado del todo, tiene una combinación de rasgos femeninos y masculinos, puede que de ahí surja el juego de su nombre artístico: “conchita” (así llamamos cariñosamente al órgano femenino) y “wurst”, que es la denominación alemana de “salchicha” (otro nombre cariñoso). No sé si esa metamorfosis a medias se debe a que todavía no se ha decidido a dar el paso de convertirse definitivamente en mujer y siente cierta nostalgia por tener que abandonar su cuerpo de hombre o a lo que supongo que realmente se trata: el marketing puro y duro, la creación de un personaje que todo artista necesita para darse a conocer en el panorama musical. No es de extrañar, Conchita no es la única que ha recurrido a la excentricidad y la transgresión para hacerse notar. Ejemplos los hay de diversa índole: Lady Gaga y su imposible y a veces poco favorecedor vestuario, el tétrico aspecto de Marilyn Manson, con esa lentilla de husky siberiano y dentadura vampírica; y también están las conductas sobre el escenario que dejan huella, como la de Ozzy Osbourne arrancándole la cabeza con la boca a un murciélago ante sus fans, la crucifixión pública de Madonna en pleno concierto y que le costó el tener que ser vetada en algún que otro país o lo más reciente, las continuos gestos y bailes eróticos de Miley Cyrus. Todos los artistas necesitan cometer alguna extravagancia o dar la nota para que se hable de ellos y en el caso del Festival de Eurovisión que hace años que está de capa caída, ya hace tiempo que suelen contar con representantes estrambóticos para elevar las audiencias, y hablo a nivel internacional (ejemplo, el Pavo Dustin, Alf Poier o Verka Serduchka) como nacional (Chiquilicuatre o El Cobra, éste último por suerte solo se quedó en la preselección), que si los juntáramos a todos, sí que podríamos montar un circo de verdad, con o sin “mujer barbuda”. Pero, volviendo con Conchita Wurst, si la analizamos bien dejando de lado su estética, ésta sí que tiene madera de diva: movimientos elegantes, vestidos ajustados y sugerentes y una voz muy personal y característica. He tenido la ocasión de ver varios videos de ella en you tube (www.youtube.com/watch?v=ToqNa0rqUtY) y debo decir que esta chica canta bastante bien con un sonido entre masculina y femenina, me ha recordado al estilo de Tina Turner, pero a menor escala, claro está, no se me ocuriría ponerla a su altura, ni mucho menos, pero lo que quiero decir es que esta artista transexual no es solo imagen y fachada que llama la atención, esa no es su única publicidad, hay más, y eso es difícil de ver últimamente. Ya veremos qué ocurrirá el 10 de Mayo en Copenhague, pero esta diva austriaca juega con muchas papeletas para acabar en una buena posición, aunque obviamente, yo me quedo con Ruth Lorenzo.

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