De las dating websites al hembrismo

Resulta sorprendente si analizamos cómo han evolucionado las relaciones sentimentales de un tiempo a esta parte. La gente ya no solo se conoce en los bares de copas o paseando al perro, ya hace tiempo que, gracias a los diferentes chats de internet, las personas pueden encontrar a otras afines a ellas. La revolución de buscar pareja en la web ha sido tal, que ya hace bastante tiempo que existen redes sociales de dating: Meetic o E-Darling son un claro ejemplo de ello. Las personas se inscriben en ellas para ir al grano y buscar una persona con la que tener una relación amorosa o sexual, según las preferencias, y desde luego no se trata de relaciones basadas en la atracción física y el posterior sentimiento que aflora únicamente, ya puestos a ligar por la red, también se tiene en cuenta la profesión, gustos varios, si se está divorciad@ o no y si se incluyen hijos en el paquete e información tan frívola como el salario que se cobra al mes. Más allá de la intención de cada uno, las dating websites son tan respetables como cualquier otro método de cortejo, muy adaptadas a nuestros tiempos ¿no?

Aunque siempre hay un “pero”. Y es que las dating websites se han metamorfoseado y han pasado de ser simples redes sociales en las que hombres y mujeres interactúan y se relacionan entre ellos, sin poder evitar la banalidad de la situación, a ser un auténtico mercado de perfiles virtuales: No hace mucho, leí un artículo sobre la revolución que está causando Adopta un tío (www.adoptauntio.es), tiene su origen en Francia, está más enfocada a la satisfacción de ellas y es una de las páginas que más revuelo han causado. La tendencia actual es optimizar tiempo y recursos, por eso, para aquellas que no se conforman con lo primero que pasa y que quieren conocer a alguien que se ajuste a su nivel de exigencias y expectativas, se creó esta página que, “está creada especialmente para mujeres, de hecho, en la pantalla principal aparecen dos opciones, ya seas mujer u hombre. En la primera: “Eres mujer: Cliente”. En la segunda: “Eres hombre: Producto”. Así, sin remilgos, los hombres pasan a ser clasificados entre diferentes categorías y las mujeres les eligen acorde a sus preferencias. Si encuentran un candidato con el que quieren comenzar a chatear o conocerle, le añaden al carrito de la compra.”

Al parecer, solo se tarda 1 minuto para inscribirse y a partir de ahí, comienza una extraña y fantasiosa asunción de roles muy diferentes. Ellas mandan, comparan, eligen; ellos simplemente esperan a ser escogidos, como cualquier producto de escaparate; ellos solo pueden hablar con ellas si ya están “dentro” de su cesta de la compra, habiendo sido previamente filtrados por estilos, físico, procedencia, edades…, siguiendo su particular concepto de “supermercado del amor”. Esta tendencia también se ha introducido en los móviles, a través de plataformas como Tinder o Keupi, bastante similares a Adopta un tío, siguen un patrón más o menos igual. Se ha llegado a considerar como una venganza de las mujeres hacia los hombres, por quienes siempre han sido tratadas como meros objetos, se ha llegado a decir que por fin existe una web en la que mandan las chicas. Y ahora digo yo, si a las mujeres no nos gusta que se nos comparen con pedazos de carne o mercancía, ya que lo consideramos algo denigrante para nuestro sexo, ¿por qué nos comportamos como lo han hecho hasta ahora muchos de ellos?

A eso es lo que yo llamo perder credibilidad: una no puede sentir indignación por algo un día y actuar como lo que tanto odiaba al día siguiente. Si el machismo es la actitud de prepotencia de los hombres hacia con las mujeres, a las mujeres que están de acuerdo y defienden el formato de estas date websites se les podría considerar ¿hembristas?, ¿es así como podríamos llamar a las mujeres que denigran a los hombres? No sé si esa palabra existe (en el Word se me marca con rallita roja), pero no creo que sea bueno en el sentido inverso lo que a nosotras nos ha hecho tanto daño, aunque lo vendan como una tendencia o una propuesta divertida. No intentemos imitar a ese estereotipo de hombre superficial que tanto hemos reprochado y seguimos criticando, ¡no seamos hembristas!