Creo que si a tod@s o a casi tod@s nos une algo de este periodo de cuarentena es el masivo consumo de series y, a consecuencia y debido a las escasas relaciones sociales que tenemos, la mimetización que sufrimos de éstas. No quiero imaginarme qué hubiera ocurrido si me hubiese visto las siete temporadas de Juego de Tronos en pleno Covid-19, soñaría en el sofá despierta, imaginando que voy volando sobre un dragón por encima de los tejados de mi barrio y gritándole al oído "Dracarys, dracarys!!!" para que suelte su fuego a todos esos cabrones que salen a pasear a la calle de forma masiva y sin mascarillas. Pero eso ya pasó, forma parte de mi otra cuarentena, la del posparto.
Sin embargo, sí es cierto que tengo algunas series con las que creo que me estoy obsesionando; comencé a verlas para evitar las noticias, las ruedas de prensa de don Sánchez y don Simón y los programas sensacionalistas y ahora es superior a mí, no puedo parar.
Al principio de esto me invadió la fiebre vampírica, echaba de menos el rollito Crepúsculo y en HBO vi que estaba toda la serie completa de True Blood. Es una serie para no tomársela muy en serio porque ahí solo se dedican a darle como conejos y a hincarse el diente, pero una termina fantaseando con la idea de conocer a un vampiro de modales sureños, de la época de la guerra de secesión, William Compton, y después paso al aburrimiento y prefiero al rey bárbaro, Eric Northman y pienso, joder con la Sokie Steakhouse, esa chica pasa de ser una camarera de bar de carretera con una vida aburrida a ser la amante de los vampiros nº1. He de decir que ya me he cansado un poco, se están mezclando vampiros, licántropos, cambiantes, hadas y no sé qué más, y se les está yendo de las manos.
En realidad, ya no sigo tanto True Blood porque descubrí LA SERIE, con sus 15 temporadas completas en Amazon Prime, ¡toma ya! Anatomía de Grey. Sí, tiene muchos años, pero es que comenzó a emitirse en una época en la que había mucha serie de médicos (House, Hospital Central etc) y Médico de Familia ya había hecho mucho daño. Pero me he reconciliado con las series de médicos, vaya que si me he reconciliado, no veo otra cosa y lo mío con Preston Bourke ha sido amor a primera vista, ¡qué cirujano! Su historia de amor raruna con la dra. Yang me hace sufrir mucho, y es que la pareja principal, Derek y Meredith, para mi gusto son muy predecibles, insulsos y han pasado a un segundo plano. Y por supuesto, Addison Montgomery es mi ídola, en otra vida tengo pensado ser una ginecóloga cañón como ella. Esta serie me va a llevar tiempo, la comencé en la cuarentena, voy por la 3ª temporada y, de momento no me aburre, cualquier día me ven por la casa en bata, la mascarilla ya la tengo.
El descubrimiento más reciente es The Boild Type: tres amigas
jóvenes que viven en Nueva York y que trabajan en diferentes departamentos de la revista femenina más importante del mundo. Un Sexo en Nueva York pero con veinteañeras. Las veo, tan jóvenes, tan monas, tan bien vestidas, con unos trabajos en los que siempre tienen tiempo de irse a charlar a los vestidores o a las cafeterías y con ocupaciones tan divertidas. Yo quiero ser una redactora de una revista así, ¡¡¡quiero ese trabajo!!! Pero no, me conformo escribiendo para mí.
Ahora estoy esperando a que otra de mis series favoritas, Insecure, que ya ha lanzado su 3ª temporada, ponga sus capítulos con voz en castellano, porque mi cabeza nunca ha dado para leer subtítulos y seguir la imagen de quien habla; y es que, de vez en cuando, también me gusta creer que puedo ser una afroamericana estilosa de Los Ángeles, con joyas doradas que pesan un quintal, jerga de "sisters", ropa rara choni y de cojones pero que sienta genial y peinados que estrangulan el pelo.
Estas son mis series, un día quiero ser amante de vampiros, otros una sexy cirujana de obstetricia, generalmente una redactora de una revista femenina y lo que se presente. Mientras esto dure, hay que echarle imaginación, el resto lo pone la tele.
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