Tristemente, en estos días me he dado un hostiazo de realidad y he descubierto que LEER NO ESTÁ DE MODA, o puede ser que ya lo supiera pero no quisiera verlo, cuando algo te apasiona y te aporta tantas cosas buenas no quieres pensar que es una minucia para muchísima gente.

Por suerte, Twitter e Instagram son unas grandes plataformas para que el tema literatura y la prensa sigan en boga. Incluso da la oportunidad de que los escritores nóveles nos anunciemos por la red, luego ya te hace caso quien quiere, claro. Pero si no eres Beta Coqueta, la último premio Azorín o una Marian Keyes también lo tienes difícil. Tan difícil que ni siquiera regalando literatura la gente se apunta: hemos llegado a un punto en que una cuenta de tendencias puede hacer un sorteo de dos botellas de vino y todo el mundo se apunta como locos para participar, pero si se hace la misma publicidad con dos novelas de un autor o autora desconocidos, no se apunta ni el tato, ¿por qué? Porque leer, amig@s mi@s, YA NO ESTÁ DE MODA. ¿Acaso lo ha estado alguna vez? quiero pensar que sí. Quiero creer que hubo un tiempo en que la gente valoraba más el arte de la página escrita que el arte de promover challenges en la red.
Llamadme sentimental, gritadme "anticuada", pero soy de esas personas que aún cree que leer libros es el pasatiempo más hermoso que ha creado la humanidad.
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