Digo “dolera” en vez de “dolor” porque lo primero suscita en mí algo
más prolongado, una losa que llevará a cuestas durante mucho tiempo, que le
pasará factura, un quebradero de cabeza que parecía que no iba a ir a ninguna
parte pero que ahí sigue, llenando titulares de periódicos digitales. Y es que,
a Leticia Dolera se le suman dos indicadores para que todo esto de prescindir
de una actriz para el rodaje de su serie se le venga encima: considerarse una
rotunda defensora del feminismo y que la actriz en cuestión de la que
prescindiera estuviera embarazada. Considerarte feminista y despedir a una
embarazada de tu empresa o proyecto, lo mires por donde lo mires, no cuela. Y a
la opinión pública parece que no le gusta nada.
Prácticamente, coincidiendo con
la finalización del rodaje de la serie “Déjate llevar”, la actriz Aina Clotet
denunciaba que antes de comenzar la filmación de la serie de la que Leticia
Dolera es directora, productora y no sé qué más “ora”, se prescindió de ella
tras anunciar que estaba embarazada, que a pesar de todo ella estaba tan
comprometida con esa serie que propuso asumir la parte de su sueldo a los
costes de producción para disimular ese embarazo y que, aunque le ofrecieron
como única solución el asumir un pequeño papel de personaje capitular,
evidentemente ella dijo que no. Dolera, ante tales acusaciones de la que podría
haber sido su actriz estrella, solo dijo que era imposible adaptar el papel del
personaje con el estado de Aina.
La polémica se estaba haciendo
tan de bola en la garganta, como la comida que no deja pasar, que Dolera tuvo
que publicar un comunicado de dos páginas, explicando los motivos por los que
no podía ser eso de tener a una embarazada en el rodaje, asumiendo un papel de
una tía delgada y, por lo visto, con mucha escena de sexo que llevar a cabo:
retrasar los tiempos de rodaje y, por lo tanto, tener que prescindir de otros
actores, los altos costes de producción, el no considerar ético tener
trabajando a una actriz sin cobrar (por la solución que proponía Aina de asumir
costes)… Son motivos que, si los analizas en frío, como un empresario frío, se
puede llegar a entender, es decir, hay cosas que son imposibles las mires por
donde las mires, o bien por tiempo, o por
dinero o por daños a terceros.
Sin embargo, en esta ocasión,
las ideas de Dolera se han vuelto contra ella,
porque también resulta muy difícil de entender que una persona, mujer,
independiente, emprendedora y comprometida con todas las causas en contra de la
discriminación de género, no pueda o no se esfuerce por encontrar una solución
que pueda integrar a una mujer embarazada de 4 o 5 meses en un papel
protagónico, cuando en otros casos sí se ha hecho; sin ir más lejos, la actriz
Mélani Olivares criticaba a Dolera por su pasividad en este tema, ya que ella
estuvo rodando hasta los 8 meses de gestación, dando vida a una mujer, ex
prostituta, que precisamente no puede tener hijos, disimulándolo para ello con
primeros planos, aderezos, supuestos gases del personaje o con el vestuario.
Cuando defiendes con tanta
fuerza unos ideales como los feministas, escribes un libro, Morder la manzana, que por cierto yo me
he leído y requeté leído y ha supuesto en mí una gran reflexión y
replanteamiento de mis ideas con respecto a la mujer y al feminismo en sí, o
cuando en el perfil de tus redes sociales te defines como “feminista” y
“profesional con una habitación propia”, resulta muy difícil comprender una
decisión, por lo menos, tan poco salomónica hacia una de nosotras. Soy blandita
en mi veredicto y digo poco salomónica, porque también es cierto que el
contrato para trabajar Aina Clotet solo era de palabra, aún no había un
compromiso firmado, por lo que Leticia Dolera también se encontraba en su
derecho de no seguir adelante con esta actriz si, por ejemplo, hubiese
encontrado a otra intérprete que encajara mejor con el personaje, pero digamos
que Dolera no lo planteó así, al menos ahí fue sincera y no se inventó algo más
políticamente correcto para mandar a la actriz a paseo, exponiendo los motivos
reales.
De todos modos, da igual cómo
se excuse Dolera, lo mismo tiene las represalias que puedan venir de Aina, poco
importa lo que opinemos el resto de mortales, el caso es que, una vez más, se
evidencia la clara desigualdad que existe entre hombres y mujeres en cuanto a
obtener y conservar un trabajo y, concretamente, se puede observar la certeza
de que la mujer embarazada, en lo que se refiere al ámbito laboral, puede que
sea la persona más vulnerable y discriminada injustamente de todas. Tan
vulnerable y discriminada, que ni teniendo a una “patrona” con ideales
feministas le puede salvar de esa discriminación, digan lo que digan.
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