Quería comenzar este mes
hablando, precisamente, del 1 de Octubre, pero me he retrasado un poquito ya
que aún intento conciliar el ser mamá con sacar tiempo para escribir en el
blog. De todas formas, no es que haya cambiado ahora la temática del blog y no pretendo
ser una polemista más y escribir sobre todo el jaleo que se ha levantado a raíz
de lo que sucedió el año pasado con el conflicto catalán y su constante ir y
devenir. Qué va, estoy bastante cansadita ya de encontrar cada día en la TV la
misma historia; no es que no me preocupe, pero sí me cansa, para qué voy a
engañar a nadie, y sobre todo porque es un monotema que quita protagonismo a
otros acontecimientos.
Porque seguramente ayer poc@s
cayeron en la cuenta de que un 1 de octubre de 1931, aquí en España, se aprobó
en las Cortes el derecho al voto de las mujeres y el sufragio universal. Fue un
duro camino que comenzó en 1910, cuando se permitió a la mujer acceder a la
universidad y poco a poco pudimos ir conquistando espacio. Tan solo tres
mujeres ocupaban un escaño en 1931 y entre ellas Clara Campoamor fue, con su
discurso inspirador (y en contra de
compañeras políticas como Victoria Kent), la abanderada
y defensora de la ley que otorgó a la mujer la capacidad de hacerse oír en el
ámbito político, por una “cuestión de ética”.
Parece mentira que,
comparándonos a día de hoy con otros países occidentales, con todo lo dicho, los
españoles y españolas no seamos precisamente una nación progresista e
innovadora, y eso que nuestra ley de sufragio universal se aprueba antes que en
otros países como Canadá, Francia o Bélgica. Pero claro, hubo una Guerra Civil
y una dictadura militar por medio que destrozaron todos esos avances, nos
hicieron retroceder socialmente, principalmente a las mujeres, que pasamos a
ser consideradas propiedad del padre o del marido, y no volvimos a ser tenidas
en cuenta en nuestra historia política hasta que la Constitución de 1976 dijo
algo así como que “todos los hombres y mujeres somos iguales ante la ley”.
Lo que quiero decir es que ayer
se cumplieron 87 años de la aprobación del voto femenino en España,
interrumpido por más de treinta años de dictadura, pero aún así fue un logro
que hay que recordar. ¿Por qué no dedicamos un día así en celebrar las proezas
de pioneras y mujeres valientes como Clara Campoamor en lugar de pelearnos
entre ciudadanos de un mismo país, un país que tiene la suerte de albergar
tantas culturas juntas?
Guarden las esteladas y enseñen
el venus, por favor.
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