Hoy he desayunado con una
noticia estupenda: “Segovia, la primera ciudad española contra la publicidad
sexista”. Sí, al parecer, existe un proyecto del Parlamento europeo, Ciudades contra la publicidad sexista,
una iniciativa a la que ya se habían unido París, Londres y Berlín, con el fin
de luchar contra eso, propagandas o carteles publicitarios que caen en tópicos
que invitan a menospreciar a la mujer, a encasillarla, incluir mensajes con
denotaciones machistas o en cualquier otra forma de sexismo. España ya se suma
a este movimiento y la nueva corriente feminista que, desde ya hace algún
tiempo, principalmente desde el terreno cinematográfico, ha estado creciendo y avanzando, va en esta
ocasión a poner el foco en la publicidad.
La publicidad es el arma más
poderosa que existe, ya lo comenté en uno de mis anteriores posts, La mala publicidad, ya que está
cargada de micromachismos ocultos y difíciles de percibir a simple vista pero
que van calando en la cultura y la conducta social de las personas y, otras
veces, es totalmente explícita y sin ningún tipo de disimulo hacia la
degradación de la mujer, ya que se trata de marcas poderosas que se creen con
el derecho de hacer uso de la publicidad a cualquier precio y sin que nada ni
nadie le pare los pies.
Pues bien, puede que esto empiece
a no ser así. Está claro que en un par de años no se va a lograr lo que no se
ha alcanzado en siglos, la lucha es dura pero, ojo, constante. Claro que sí. Y es
que no sabéis lo que puede influir en el criterio y la percepción de la gente
que se pasea por la calle un autobús empapelado, los anuncios en plena
carretera o las pancartas en escaparates, parques, edificios o cualquier lugar
que nos rodea. Creemos que la gente no les hace caso, que pasan por su lado
como si nada, pero la publicidad visual en las vías públicas es como el perro
de Pavlov: al final, tanto tiempo y de forma tan repetida sometidos a un mismo
estímulo, termina por generar una respuesta. Y ya os digo yo que la publicidad no
se escoge al tun tun, al revés, siempre
tiene, además de querer ofrecer un producto, un mensaje subliminar, una
intencionalidad oculta. Y ahora más que nunca parece tan urgente mantener viva
esa cultura del patriarcado, viendo el nuevo despertar de las mujeres y su
reacción ante las constantes injusticias, que hay que estar al tanto de esa
mala publicidad más que nunca. Porque recordemos que las industrias más
poderosas y el manejo de su publicidad está en manos de hombres; hombres a los
que no les interesa para nada que el actual sistema cambie.
Copio y pego de la prensa de
hoy: “La alcaldesa socialista de
Segovia, Clara Luquero, la primera mujer regidora en la historia de la capital
de la provincia homónima, ha dicho que "en esta milenaria villa romana
tenemos claro que no hay cabida para
quienes no respetan a la otra mitad de la población”.
Así, Luquero muestra su más profundo apoyo a un
proyecto liderado por los socialdemócratas europeos y abierto a cualquier
municipio preocupado por la desigualdad de género. Esta iniciativa fue
impulsada por el histórico 8-M y
por la presidenta y portavoz socialista en la comisión de Derechos de la
Mujer e Igualdad de Género en el Parlamento Europeo, Iratxe García. La nueva
ordenanza dicta que queda prohibida
la difusión de imágenes denigrantes de la mujer en publicidad,
principalmente en el transporte y los espacios públicos. De este modo, busca
"promover el respeto a la dignidad de todas las personas, la diversidad y
la igualdad entre las mujeres y los hombres”.
Se prevé que
otras ciudades españolas, como Madrid, Barcelona o València, se sumen al apoyo
del proyecto contra la publicidad sexista en el futuro”.(Público.es).
Ejemplos de publicidad sexista en las calles:
¿Os habíais percatado? Es fuerte si te fijas, ¿eh?
Me alegro mucho y espero que la incorporación de
otras muchas ciudades, no solamente de España, sea rápida. Me sorprende que una
ciudad como Madrid o Barcelona no lo hayan hecho aún, tratándose de las
ciudades más importantes y con más tránsito de personas, pero lo importante es
que se unan.
Los micromachismos de la publicidad son el primer
escalón, los cimientos de la pirámide del machismo y en la punta de esa
pirámide se encuentra la violencia de género, no lo olvidemos. Trabajar desde
abajo es otra gran opción.
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