Con la mujer han pasado muchas
cosas últimamente en todo lo que se refiere a reivindicar derechos y mostrar
desacuerdos ante la situación actual que vivimos. Por eso, no es de extrañar
que el despertar de un colectivo lleve a otro y que nos vayamos encontrando con
grupos concretos haciendo luchas concretas.
Ahora les toca a las kellys
(apócope de “las que limpian”). Las kellys son las conocidas camareras de piso,
encargadas de que las habitaciones de hotel estén limpias y ordenadas para los
huéspedes. Es un sector de trabajadoras que ya cuenta con unas 250.000 que
ejercen, Pero aunque muchos piensen que
este grupo de trabajadoras se haya “enganchado” ahora al tren de las
movilizaciones que tan de moda está, para nada es así; esto ya lleva camino hecho. El 12 de octubre de
2016 fue cuando se presentó de forma oficial la Asociación de las Kellys a
nivel estatal, con más de siete puntos representativos en todo el país. Aquí
está el enlace de la página de esta asociación, por si tenéis curiosidad:
A tod@s nos vienen ahora a la
cabeza esas señoras/chicas silenciosas, invisibles, que pasan desapercibidas
por los pasillos de los hoteles, en bata blanca, evadiéndose de lo ajeno con
los auriculares y su mp3 en marcha y empujando los carritos de lavandería o de
productos de limpieza, como si formaran parte del mobiliario o de la
ornamentación. A mí al menos, me transmiten bastante tranquilidad, pero claro,
de tranquilidad nada, estas mujeres van a mil por hora, teniendo que preparar y
habilitar una media de 25-30 habitaciones de hotel en las ocho horas que dura
su jornada. Claro, con la crisis se ajustó todo, también las funciones de las
kellys: menos equipos de limpieza, más funciones para ellas, por eso, desde
entonces no solo se encargan de la limpieza de habitaciones sino de espacios
comunes como puede ser comedores o recepción. ¿De dónde sacan el tiempo para
que, teniendo ese trabajo extra, cumplan además con el cupo de habitaciones
que, por otro lado, se incrementa durante las temporadas altas? Eso debe ser la
magia de las Kellys, ¿o no? No creo que sea magia, es más, es sobreesfuerzo con
todas sus letras. Malas posturas, levantar peso, movimientos repetitivos de
partes concretas del cuerpo, agacharse y levantarse continuamente… Todas estas
cositas, después de 10 o 15 años repitiéndolas día a día, durante muchas horas
y cada vez con más presión por cumplir los tiempos, se traduce en lesiones,
pero lesiones que no son reconocidas como enfermedades laborales pero, en
cambio, en otros sectores sí: una contusión de muñeca supone una baja laboral
para un pintor, para una Kelly no se encuentra reflejado. Por poner un ejemplo.
Extraigo de su web: “La
Asociación Las Kellys denuncia que las camareras de piso “son unas trabajadoras a las que está siendo
fácil explotar, la situación ha empeorado mucho estos últimos años”. “Es a
nosotras a quienes nos duele la espalda, tenemos voz”, ha
denunciado la portavoz en Benidorm, Yolanda
García. La portavoz en Mallorca, Encarnación Sánchez, ha
resaltado que “sufrimos todo tipo de
lesiones, y a menudo, coger la baja representa un despido. Esto nos obliga a
automedicarnos””.
Hoy las
Kellys, después de dos años luchando de forma oficial (no sabemos cuánto de
extraoficial), se han reunido con Mariano Rajoy para trasladarle la sobreexplotación
que sufren en sus puestos de trabajo. Miriam Barros, la presidenta de esta
asociación, tras valorar esta reunión, dice ser consciente de que las cosas que
piden y las injusticias que denuncian no se iban a solucionar en esa mañana, son
optimistas pero no ingenuas, es algo que llevará algún tiempo, pero al menos se
quedan con la sensación de haber sido escuchadas y con el compromiso del
Presidente de que esas quejas serán trasladadas a patronatos y sindicatos.
Esperemos que
esta nueva lucha de mujeres no se quede en el olvido. Aunque algo me dice que, viendo
todo lo que está sucediendo a nuestro alrededor, el tiempo de las kellys no termina
aquí, son mujeres perseverantes, acostumbradas a trabajar bajo presión y a
quemar horas currando sin parar. Esta lucha es más que soportable para ellas.
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