Hoy está siendo un día grande: miles de mujeres han salido a la calle en diferentes ciudades, se han parado para poder avanzar, servicios mínimos, autobuses y tranvías sin funcionar, había que demostrar que sin nosotras el mundo se para.
Mi mejor imagen para hoy: mi abuela cosiendo un babero para su futuro bisnieto. |
Personalmente, me hubiese encantado mezclarme entre toda la multitud en las calles en esta manifestación histórica, pero el embarazo me exige menos "movidas" y me hace replantearme luchar de otro modo. Y esta lucha es una lucha constante, permanente, que implica actualizarse, documentarse, buscar temas, darles mi punto de vista y compartirlos. El blog es un buen espacio para luchar, al menos procuro que así sea, hablando de temas de actualidad o de curiosidades varias, libros, películas, series, artículos o noticias y reflexiones o vivencias personales que tienen que ver con nuestro género, tan necesario como injustamente incomprendido en este mundo. Procuro hacer real una lucha personal que vaya más allá de un 8 de marzo, pero sin olvidar la transcendencia de esa fecha y lo que implica a día de hoy, por eso siempre procuro escribir algo durante este día, ya sea preparado o unas líneas más espontáneas, como me ha ocurrido en esta ocasión. Lo que quiero decir con todo esto es que lo importante es que no se quede todo en un día de revolución y parón generalizado, porque mañana todo volverá a ser como antes: el acoso sexual en el trabajo seguirá estando, la brecha salarial entre hombres y mujeres continuará siendo igual de gruesa, las amas de casa seguirá limpiando y fregando al igual que cuidando de sus nietos o de las personas dependientes sin que este trabajo extra sea reconocido, cientos de madres se replantearán el ser o no madres ya que los horarios de trabajo no cuadran con la conciliación familiar y las que ya lo son, se preguntarán de qué manera pasarán esta vez la semana sin que exista una guardería que atienda los turnos de trabajo que debe cubrir (por no hablar de los costes de la dichosa guardería), los violadores y asesinos seguirán violando y asesinando y el encorsetamiento social nos hará replantear el largo de nuestra falda o lo abierto de nuestro escote, el techo de cristal supondrá un buen coscorrón para las mujeres emprendedoras y continuarán manteniéndose los puestos de responsabilidad de una empresa a favor de los hombres.
No quiero desalentar, ni decir que esta huelga no sirve de nada, al contrario, esto va a dejar una enorme huella en nuestra historia, pero debemos hacer que las ondas de los gritos de hoy se prolonguen en los siguientes 364 días. Y, ¿cómo? Pues como ya he dicho, con la constancia: escritoras, periodistas o blogueras que escriban sobre el empoderamiento de la mujer; músicos, artistas, poetisas que creen y compongan algo imperecedero que represente la fuerza de nuestro género; maestras y pedagogas, que enseñen y transmitan esta necesaria causa a las más pequeñas; mujeres del mundo, simplemente que no se queden calladas y que denuncien la injusticia social, el acoso y el maltrato cuando lo haya, que compartan su sabiduría popular de abuelas a nietas, que bailen bajo la lluvia sin miedo a parecer ridículas...
Al igual que hoy muchas mujeres que no han podido sumarse a la huelga han participado colgando delantales de cocina en sus balcones, como mensaje de que están con la causa, aunque sea simbólicamente, busquemos otras alternativas para todo lo que está por llegar, porque esto solo es el comienzo. Puede que la lucha sufragista quede ahora muy lejana, pero si comparamos con los años en que los humanos nos llevamos paseando por este planeta, no ha pasado nada de tiempo.
Es un privilegio ser mujer, somos capaces de hacer y sentir cosas extraordinarias, que nadie nos chafe esa idea, como tampoco deben chafarnos nuestros logros.
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