miércoles, 28 de febrero de 2018

El "feud" femenino

Si buscamos "feud" en el diccionario inglés-español, el resultado que sale es la palabra "enemistad". "FEUD" es el título que da nombre a la serie de televisión que intenta retratar, de la forma más acertada posible, la rivalidad entre las actrices Bette Davis y Joan Crawford que se prolongó durante cinco décadas, pero centrándose especialmente en la época en la que ambas divas compartieron trabajo con la película "¿Qué fue de Baby Jane?". No voy a revelar mucho más, pero si mezclamos dos caracteres fuertes, ganas de destacar y un mismo espacio de trabajo, reforzando todo esto con la presión social, los chismorreos y el orgullo, tenemos la fórmula perfecta para comenzar un tema movidito. Esta serie es solo una sugerencia mía para quien tenga ganas de engancharse a algo que realmente valga
Bette Davis y Joan Crawford en el set de rodaje de
"¿Qué fue de Baby Jane?"
la pena ver en TV, la verdad es que es muy buena, pero sobre todo he empezado hablando de ella a modo de introducción al tema al que quiero dar caña hoy: la rivalidad de las mujeres en el trabajo.
¿Es inevitable esa rivalidad? Yo creo que no, ninguna mujer tiene una predisposición genética a chafar a la compañera de oficina que podría destacar y llevarse los méritos; al igual que les ocurre a Davis y a Crawford, es más una cuestión de malos entendidos, falta de diálogo, alcahuetería de terceros y la presión que sufre la mujer a la hora de destacar en puestos de trabajo que generalmente suelen estar dominados por hombres. No se trata de echar la culpa a los hombres, pero creo que esa presión no la tienen ellos, no tienen la misma necesidad de demostrar su valía.
EfeBlog dice que, según un estudio del año 2011, el 95% de las mujeres piensan que ha sido objeto de persecución por parte de otra mujer en algún momento de su carrera y, por otro lado, desde los años 70 existe el llamado Queen Bee Syndrome (El Síndrome de la Abeja Reina), que refuerza la teoría de que las mujeres que consiguen tener éxito en sectores habitualmente dominados por hombres, suelen oponerse al éxito de otras compañeras mujeres, considerando que "la mujer es un lobo para la mujer en la oficina". Todo esto no deja de ser un comportamiento/reacción a la cultura patriarcal ya que, habiendo observado la conducta competidora de los hombres que, una vez que han llegado a la cima o a un puesto bastante goloso dentro de una empresa, lo defienden a capa y espada, casi llegando a mear la pata de la mesa para marcar ese territorio como suyo, ellas o más bien nosotras, en general, tendemos también a actuar así y por nuestra naturaleza más emocional nos obsesionamos con la idea de mantenernos en lo más alto, considerando a cualquier otra mujer con nuestras mismas aspiraciones como un peligroso rival, teniendo en cuenta que los puestos de responsabilidad para mujeres en una empresa se pueden contar con los dedos de las manos. Pero, sin embargo, rara vez se nos ocurre pensar que la "trepa" que nos podría pegar la patada podría hacérselo, en lugar de a otra de su mismo género a un hombre, damos por sentado que es solo nosotras contra nosotras, ese maldito "feud" femenino que no nos quitamos de encima. ¿Es inseguridad? ¿Barreras invisibles que nos ponemos? ¿Nos es más fácil enfrentarnos a lo que ya conocemos? Tenemos acumulados un montón de estudios sociológicos de cientos de universidades prestigiosas, pero ninguna respuesta concreta para esta conducta de autocomplot femenino en el trabajo.
Lo que está claro es que entre rumores y cotilleos que dañan el ego y destrozan una carrera, los lugares de trabajo pueden transformarse en auténticos terrenos de juego para adultos agresivos y, mientras unos pelean, siempre hay otros tantos tras las gradas observando y disfrutando de la "función" que se les ofrece de mujeres personas despellejándose vivas las unas a las otras, cuando es muy probable que estos entretenidos observadores, directa o indirectamente, hayan sido los encargados de alimentar a la bestia para detonar ese "feud" o rivalidad con la clara y antigua intención del "divide y vencerás": las mujeres, divididas,no podemos hacer fuerza para exigir derechos, ni mejorara nuestras condiciones laborales. Peleándonos entre nosotras damos menos problemas.
Pensémoslo, ¿realmente odiamos tanto a esa compañera que simplemente tiene nuestras mismas aspiraciones? ¿O puede que haya más afinidades entre nosotras de las que pensábamos?



No hay comentarios:

Publicar un comentario