Estoy tan vaga que ni me he calentado la cabeza con las fotos del post, esta lo resume todo |
Como a muchas les ocurrirá por
estas fechas, toca vivir nuestro particular viacrucis de la vuelta de
vacaciones (he de decir que, cuando me toca las vacaciones en julio, no me pasa
esto). Las que podemos, hemos pasado tres semanas en el mundo de Yuppi, que lo
podemos llamar también el pueblo, el apartamento en la playa o la caravana
plantada en el camping, y donde ha habido una serie de normas, por llamarlo de
alguna manera, con las que hemos creado una rutina preciosa que ya termina.
Parece que fue ayer (coño, es que
fue ayer) cuando me levantaba a la hora que me daba la gana para prepararme el
desayuno y beberme el café lentamente, mientras me veía todos los canales,
empezando con Quién vive ahí, que
poco a poco lo dejé de ver porque la hora de levantarme se iba atrasando, y
seguía zapeando entre los Crímenes
Imperfectos, el Espejo Público, El
Programa de Verano y La Mañana.
Hasta que pensaba que ya lo tenía bien de tanto holgazanear, porque a las 12 a.m. toca mover el culo a la
piscina, donde me espera lo que en cualquier piscina: chapotear y hacer como si
hiciese un poco de ejercicio, a pesar de que gran parte del tiempo se va en el
ratito ese de “ me tiro, no me tiro…”; marujear con el resto de las
“nadadoras”, todas ahí en modo sirena, torrándonos al sol; y oooohhhh, el
momento cervecitas con el picoteo que acompaña, que no es precisamente sano.
Esos días no se come antes de las tres de la tarde, ¿para qué antes?, total,
nadie me espera en el curro… Después el momento siesta/telenovela y cuando te
das cuenta ya son casi las ocho, el segundo beer
time del día. Y esto solo entre semana, que durante el finde se varía un poco, pequeños detalles que te hacen recordar en
qué día vives. De hecho, el no haber tenido acceso a internet y a las redes
sociales, dejando abandonado entre otras cosas el blog, ha sido algo que no me ha
importado para nada, es más, ha sido liberador.
¿Quién necesita gastarse la paga
extra en un crucero de una semana cuando tiene un pueblo donde quedarse todas
las vacaciones? Normal que algunas estemos así luego. De un día para otro te
toca volver a cambiar esos hábitos que tan poquito te habían costado adquirir y
tan interiorizados tenías, para retomar otros tan deprimentes, monótonos y
aburridos…
Y ya no solo se retoman hábitos,
también esos problemas que parece que guardas en un armario y, aunque ya no los
ves, siguen ahí y toca volver a mirarlos a la cara, que te sentías como que ya
no existían pero, para nada, están esperando, recordándote que ellos siempre
habían estado en el mismo sitio y eres tú la que se ha movido temporalmente.
En fin, durante unos días la vida
va a ser para algunas como una M-30 atestada de coches y sobrecargada de humo y
contaminación, mientras vemos que el carril de dirección contraria que nos
separa una valla y unos tiestos, está despejado y tranquilo. En un lado nos
estará mirando con pena la cervecita, las croquetas y los calamares a la
romana, mientras que nosotras seguimos caminando y les devolvemos la mira,
también con tristeza, pero en compañía de la lechuga, la quinoa y la coca cola
cero.
Bueno, que a todo esto, no nos
deprimamos. Un buen regreso a septiembre para todas esas currantas que han
podido tocar el paraíso durante unos días. No desesperéis, el puente de octubre
está cerca.
Keep Calm…
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