Como si de una película de suspense se tratara, hay cosas que hasta que no te las
encuentras ya de frente y a corta distancia, no te empiezas a plantear
“detallitos” que anteriormente habías pasado inadvertidos, o simplemente que no
querías ver. Y es que cuando llegamos a un punto en el que se supone que
cambiamos de etapa, unas se lo toman con alegría y a otras nos entra el caguele, como en cualquier momento
transitorio y decisivo que nos toca vivir.
Todo esto me viene porque acabo
de cumplir los 29 y, aunque sea en el horizonte, los 30 ya los veo ahí. Es como
que al pasar la barrera de los 30, tu cabeza reacciona y es consciente de que
entras automáticamente a formar parte de otro grupo generacional. Claro que
podemos decir que es una tontería, ¿qué es eso de dividir nuestra vida en
etapas? Pero como en todo, tenemos la manía de diferenciar los procesos por
partes: las asignaturas las dividimos por temas, las novelas por capítulos, el
trabajo por turnos, los años por meses, la liga de futbol por divisiones…
A veces la división de una etapa
a otra se detalla porque hay que hacerlo y ya está, pero tiene que haber un
punto de inflexión, una característica clara. ¿En qué momento se decidió pasar
de la Edad Moderna a la Edad Contemporánea?
Pues ocurrió un hecho super importante que fue la Revolución Francesa y se
dijo, hasta aquí hemos llegado, cambiamos de etapa. Pues lo mismo sucede con
las edades humanas, hay un nosequé que
nos hace pensar en el cambio.
Lo bueno (o lo malo) es que como sabemos de antemano cuándo tiene que ocurrir nuestro cambio de etapa oficial, estamos más atentas a lo que nos está pasando. Porque estas cosas las hablamos entre amigas, y hay temas y pequeños detalles, como antes he dicho, de los que hace dos años no hablábamos, pero ahora sí: “Tengo que ir a tintarme esta semana porque se me empieza a ver la raíz de alguna cana suelta que
La de tonterias que hacemos por retrasar lo inevitable... |
¡Las crisis de edad se superan con amigas también en crisis! |
Por suerte, yo aún tengo 365 días
de preparación para el cambio de fase, de la veinteañera a la treintañera, ¡tengo que estar a la altura de Carrie
Bradshaw, Bridget Jones y otras treintañeras modelo ficticias!
Veintinueveañeras del mundo, aprovechen
sus días de gloria, ánimo y mucha suerte.
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