¿Hasta
dónde es capaz de llegar la tolerancia de una mujer en esto de aguantar una
infidelidad? Y ahora es cuando todas decimos que eso es imperdonable, que una y
no más santo Tomás, que qué mujer en su sano juicio permitiría y aguantaría eso…
Pues
lo de ser cornuda consentida no es tan extraño como creemos, y me refiero
concretamente en el grupo de mujeres con cierto estatus, fuerza y personalidad.
Las que vemos tan decididas, elegantes y seguras de sí mismas y pensamos que
ellas no consentirían ni la más mínima falta por parte de su hombre. Y es que
hay mucha razón en ese dicho de “no es oro todo lo que reluce”.
Bueno,
esta pequeña disertación sobre la cornuda-culta-consentida (C.C.C. a partir de
ahora) me empezó a dar vueltas en la cabeza a raíz del capítulo de “Velvet” que estaba viendo el otro día,
concretamente en el personaje que interpreta Amaia Salamanca. Ella es Bárbara,
una mujer de muy buena familia, acostumbrada al lujo y las apariencias y con un
matrimonio superficialmente correcto, a pesar de que sabe que vive en un mundo
que es de los hombre y que éstos tengan sus escarceos fuera del matrimonio
entra dentro de la normalidad, mientras ellos luego compensen a sus mujeres con
vestidos y joyas de última colección. Aunque ella empieza a pensar de diferente
modo al intuir que su marido parece tener una amante fija y eso cambia las
reglas del juego.
Acabo
de describir a un personaje de una serie de ficción, pero no tiene nada de
ficticio. Fijémonos por ejemplo en el triángulo amoroso entre el presidente
Kennedy, su mujer Jackie y Marilyn Monroe, menudo trío. Imaginaros cómo se
quedaría la ex Primera Dama de E.E.U.U. cuando en el 45º cumpleaños de su
marido sale al escenario la exuberante diva cantando un “Happy brithday Mr. President”, ante más de 15 mil invitados y
poniendo una voz de supercalentorra total.
La C.C.C. en cuestión decidió no
acudir a la celebración porque algo se olía entre esos dos, y no quería
coincidir con la amante de su marido, el presidente. Pero a ella, muy digna, de
cara a la galería nunca se le notó nada, sería de las que pensarían que al final
cada uno pagaría por lo que habían hecho… Y por desgracia, tiempo después, a la
famosa actriz la encontraron misteriosamente muerta en su cama entre
barbitúricos y el Presidente fue tiroteado, ante los ojos de su mujer, durante
una campaña electoral en Dallas. Trágico final para este histórico triángulo
amoroso.
Y
seguimos con cuernos políticos, pero de más baja escala, del fondo de la
pocilga diría yo. La C.C. Maite Zaldíbar (porque la “C” de culta no sé yo…)
consintió que su marido y alcalde de Marbella por aquel entonces, Julián Muñoz,
se revolcara con Isabel Pantoja (¡Mierda! Otra vez vuelvo a hablar de ella.),
mientras ella fuera recibiendo religiosamente sus bolsas de basura con fardos
de billetes dentro.


Y
ya puestos a comentar cuernos, pues pasemos a la realeza, que ahí también,
“tariles”, haberlos haylos. Los
Borbones son una de las grandes dinastías monárquicas europeas, caracterizada
por reyes campechanos y mujeriegos. Eso lo puede confirmar nuestra anterior
reina de España, doña Sofía, una C.C.C. Real. Poco se ha hablado de los
deslices de don Juan Carlos, algo he oído sobre Bárbara Rey pero poco más, porque
la prensa siempre ha respetado mucho a la Casa Real. Pero después de los
escándalos del Caso Noos, se ha ensuciado mucho su imagen y no se ha tardado en
sacar a la luz la amistad de J.C. con la princesa Corina. Doña Sofía se tuvo
que tragar la bilis, aguantar el vendaval y todavía sigue con él, no sé en
calidad de qué, pero ella pensará que, después de aguantar sus infidelidades
tantos años, “pa lo que me queda en el
convento, me cago dentro”. Esperemos que a la reina Letizia no le haya
tocado como marido un Borbón con el gen de infiel.
Tras
revisar varios casos políticos, de la realeza, de la prensa del corazón, del
toreo y de nada más porque sino el post
se haría interminable, toca preguntarse, ¿porqué ellas los aguantan? Supongo
que como en casi todo lo que tienen que ver con las relaciones humanas, hay
varias respuestas: por su imagen y por no enfrentarse a “el qué dirán”, porque
les pesa más el tiempo que llevan juntos, porque sienten que sin ellos no son
nada, por no perder privilegios económicos ni comodidades, por costumbre…
Supongo
que hablo desde la ignorancia, porque tendría que ponerme en la piel de alguna
de estas C.C.C. (menos Maite Zaldíbar) para comprender cómo actúan, pero yo, a
día de hoy y en total posesión de todas mis facultades, me niego a aguantar
infidelidades, si dudo que perdonara un único y primer desliz. ¡Es que el saber
que tu pareja te la puede pegar en cualquier momento debe ser muy agotador, eso
no es vivir! Para eso mejor estar sola, lo que pierdes por un lado, lo ganas
con creces por otro.
Ante
los cuernos, ¡tolerancia 0! Jajaja, creo que acabo de plagiar un eslogan.