miércoles, 30 de julio de 2014

La cosa más dulce

Ya hace algún tiempo que me rondaba por la cabeza hablar de esta película protagonizada por Cameron Díaz, Christina Applegate y Selma Blair. Tal vez no se trate de una obra maestra, es más, el argumento gira en torno a las aventuras (y desventuras) de Christina, Courtney y Jane, tres chicas independientes y con éxito en sus carreras y que quieren “jugar” y disfrutar de los hombres. En una de sus noches de fiestas, Christina conoce a su príncipe azul, Peter, pero desaparece rápidamente y ella se queda sin saber nada de él, salvo que su hermano contraerá matrimonio en un pequeño pueblo. Junto a Courtney, se lanzará a buscarlo. Su otra amiga Jane, se quedará en casa con su nuevo novio. En el viaje, las dos amigas vivirán diversos obstáculos como estropicios de ropa, encuentros no deseados en servicios públicos, tiendas de ropa pasada de moda pero finalmente, al llegar a la iglesia, para sorpresa de Christina se descubre que su príncipe azul es en realidad el novio de la boda. A partir de ahí, las tres amigas descubren que ya están cansadas de jugar y quieren más.

La sinopsis parece que no ofrece nada novedoso y revelador, pero no nos dejemos llevar por las sinopsis, que no proporcionan ni la mitad de la información. Si el humor masculino cuenta con títulos como American Pie o Road Trip, el equivalente femenino de ese género, sin duda, sería La Cosa Más Dulce (también conocida como The Sweetest Thing), la diferencia es que las primeras que he nombrado han sido más aclamadas y puede que los hombres tengan mucho más sentido del humor a la hora de digerir este tipo de películas.

El humor descarado de La Cosa Más Dulce ofrece escenas y tramas dignas de mención, con un cachondeo muy bien llevado. Sin duda, mi escena favorita es la del sueño de Christina, en el que un entregado Peter la agasaja a sexo oral mientras ella se zampa helados de 0% calorías, además Peter, entre otras informaciones de interés, le revela que a los hombres no les gusta que a ellos se les realice sexo oral, que eso es un bulo que no sabe de dónde salió pero con el que hay que acabar cuanto antes. Interesante sueño.
Otra secuencia bastante conocida y la más memorable de la cinta es la del número musical en un restaurante por parte de las tres protagonistas. La letra del número musical es acerca de cómo las mujeres alaban el tamaño de los genitales de los hombres: "...No puede caber aquí. Mi cuerpo es una película y la estrella es tu pene!..." Este número musical, conocido como "No Puedes Caber Aquí" o "La canción del pene", fue retirada de los cines de Estados Unidos (se puede tener armas en casa, pero hablar de penes está prohibido), aunque permaneció en las versiones para salas de otros países, ¡Menos mal! Aquí dejo el enlace para ver esa secuencia tan divertida para muchos y tan vergonzosa para otros pocos... https://www.youtube.com/watch?v=ER3PZw86NE4


Y cómo no olvidar el momento en el que Christina y Courtney regresan de la boda de Peter, cuando se encuentran su casa atestada de vecinos, policía, bomberos… Ellas entran corriendo pensando que a Jane le haya ocurrido algo horrible y se encuentran con que la pobre chica se ha quedado enganchada al piercing del pene de su novio mientras ésta le hacía una felación.
A pesar de la problemática situación, Christina y Courtney, junto con la ayuda de todos los vecinos y policías que se encuentran en la habitación, animan a Jane a relajar la “campanilla” cantando I don´t want miss a thing del grupo Aerosmith y de ese modo Jane consigue desengancharse de su novio entre vítores y aplausos.
Y desde luego hay muchísimas más escenas con las que una se partiría la raja a gusto, sobre todo porque se trata de un humor femenino a lo bestia, no la típica comedia romántica con un par de secuencias de risa y el resto todo ñoñerías.
Quizás esta peli no se merezca un Oscar, pero sí un reconocimiento aunque sea a nivel informal, ¡las mujeres necesitamos más películas de éstas! Yo me río muchísimo con las cochinadas y las locuras de Stifler en American Pie, pero me siento mucho más identificada con las ocurrencias y tonterías de Christina y sus amigas. Además, aquí no solo se habla de humor y cachondeo, la trama de la cinta también esconde el tema de las dificultades que tenemos muchas mujeres jóvenes para pasar la transición de los 30, o resumiéndolo mejor, la costosa decisión de dejar de ser alocadas y despreocupadas para comenzar a tomar decisiones más adultas. 

Por eso aquí dejo mi recomendación, quien no la haya visto le animo a hacerlo y si se puede hacer en una reunión de amigas en plan fiesta de pijamas ya sería la hostia (hablando mal)!!! Y para quién ya conozca esta película, le invito a que comente la escena con la que más se haya reído y divertido.


lunes, 21 de julio de 2014

Cómo repartimos los amigos

Así se titulaba una canción del dúo ”Ella Baila Sola” (separado, por cierto) y su letra hablaba de eso, de las rupturas de pareja, de quién es el culpable y lo más importante, de cómo leches se apañan dos personas que han compartido tanto y que ahora se llevan como el perro y el gato para repartir sus recuerdos equitativamente. Hoy toca hablar de eso, de las rupturas de pareja, con sus consecuencias más predecibles y también, por qué no, de las más rocambolescas. Y es que en una separación no todo es sota, caballo y rey.
En esta vida hay de todo y más cuando se trata de reclamar lo que uno ha aportado a una relación, y menos mal que no voy a ahondar en los divorcios (que de eso no entiendo mucho), solo en las rupturas llamémosle “informales” (de eso entiendo más). Cuando dos personas adultas rompen, se pueden comportar de las maneras más infantiles posibles, eso de presentarte en el lugar de trabajo de tu ex, en un último ataque de dignidad, con una caja llena de cosas suyas que se quedaron en tu casa, en plan “Toma que esto es tuyo y me molesta”… ¡Mentiraaaa! Seguro que más de una, antes de hacer la devolución de los enseres del ex, se ha pasado los días anteriores enrollada a su jersei u oliendo su after shave que se dejó de reserva.

También se puede dar el caso contrario: “Estás que le devuelvo esa camisa que le quedaba tan bien o ese CD tan bueno de Guns n´Roses que se dejó en mi coche, que se arrastre hasta mi para pedírmelo”… En fin, como antes decía, infantilismo puro y duro pensamos, ahora que lo leemos, pero que no nos suena nada a chino, ¿a qué no?
Pero luego tenemos otros dilemas como cuando tu pareja te regala algo que consideras valioso, un anillo, una pulsera, una chaqueta especial para ir en moto… cosas que sabes que, aunque en su momento te las regalan porque tienen un significado especial para uno de los dos o para ambos, cuestan un ojo de la cara. En muchos casos (siempre hablo de las reacciones en femenino porque es en la piel en la que mejor me puedo meter, pero estas cosas fácilmente pueden darse en ambas partes de una pareja), lo primero que se le pasa a una por la cabeza es “Estás listo si te piensas que voy a devolverte el anillo, para que luego se lo regales a cualquier golfa” y, a menos que venga él a reclamarlo, el regalo de la discordia se queda como un recuerdo/trofeo de una relación dolorosa y pasada. Otra reacción, bastante respetable, es devolver ese recuerdo especial al que lo regaló y que decida él, si lo analizamos bien, también es hacerle un putadón enorme al susodicho porque según lo que decida, si lo acepta quedará como un cerdo desgraciado que solo lo ha hecho para fastidiar a la otra persona, y si decide que lo conserve la ex pareja, su reputación puede verse afectada, quedando como un pelele calzonazos que no se atreve a pedir las cosas que, en teoría le pertenecen.

Esto es un lío ¿no? Haga lo que haga un@, siempre va a estar mal. Pero mi opinión siempre ha sido que ¿por qué hay que reclamar algo que en su momento regalaste?
Me parece de muy mal gusto que una persona le pida a otra las cosas importantes que le regaló solo porque la relación se ha acabado, cuando en su momento le fueron entregadas con cariño e ilusión. Tampoco soy partidaria de devolver un regalo del ex, en el momento en el que algo le es regalado a una persona ya le pertenece para siempre, por mucha separación que haya luego, y si no, que la gente se lo piense antes de regalar cosas de las que se pueden arrepentir. Por supuesto, todo esto no quita que, si tenemos objetos personales que pertenecen a la otra persona no debamos devolvérselo, en eso sí que creo que hay que hacerlo, pero sin espectáculo público de por medio claro. Y sí también se debe pasta, hablando ahora de temas monetarios, cuanto antes se devuelva, mejor, menos lío.
¿Y qué decir de quién se queda con la custodia del grupo de amigos? Muchos grupos se han llegado a dividir por culpa de una ruptura, los amigos tienen que tomar partido al final, intencionadamente o  no, aunque muchas veces se suelen decantar por el que se ha quedado más jodido después de la separación.
Y si se reparten los amigos, también hay que delimitar los lugares (parques, cafeterías…) que compartía la ex pareja, más que nada para no tener que verse las caras cuando uno de los dos aparezca con una nueva conquista en el restaurante X y el otro se encuentre en ese momento también allí. No, no, ya puestos a separar y repartir, no hay que dejarse nada.
Ahora, después de tanto rizar el rizo con regalos legítimos, devoluciones, esto me lo quedo, los amigos para mi y tal, debo decir que escribir sobre esto me vino a raíz de escuchar por la radio la noticia de la separación de la cantante Rita Ora con su novio, el DJ Calvin Harris. Al parecer, ella no debió pensar en las nefastas consecuencias de mezclar amor y negocios y ahora, tras su separación, el chico éste ha decidido que ella no podrá interpretar las canciones que él compuso para ella, que por cierto son por las que más se le conoce a la cantante.
Es decir: “Como te quiero tanto y cantas tan bien, te voy a componer unas canciones que van a ser un bombazo y son especialmente hechas para ti. Pero si me dejas, a la mierda todo, búscate otra forma de cantar algo. Según el DJ, todo esto lo ha hecho para desvincularse totalmente de la artista. Según yo, eso sí que es saber dar donde más duele para una superestrella de la música. Vamos, es el claro caso de “ahora me devuelves ese colgante tan caro y tan bonito que te regalé por nuestro aniversario de los 6 meses, sí, sí, el que tiene grabadas tus iniciales, el mismo”.

Podemos pasar de la treintena que, en cuestiones de “repartir los amigos” siempre sacaremos nuestro lado más quinceañero.

viernes, 18 de julio de 2014

¡Ponte el top tú!

El tema ha traído cola y ha dado mucho que hablar durante este mes, pero las protestas de las chicas de balonmano playa han dado sus frutos y podrán vestir como quieran en las competiciones nacionales. Así lo han acordado el Consejo Superior del Deporte (CSD), y la Federación Española de Balonmano en una reunión extraordinaria. La directora general del Consejo Superior de Deportes, Ana Muñoz, ha reconocido que el carácter obligatorio del top y la braguita (más bien bikini…) puede resultar sexista.Ante tal normativa absurda en la que claramente se deja ver una auténtica desigualdad entre el hombre y la mujer deportista (de la que yo todavía no entiendo su finalidad), algunas de las jugadoras implicadas dieron su opinión y de ellas se sacan dos argumentos bastante convincentes para que prescindamos de ella, al menos, en el ámbito nacional, porque luchar contra esta norma sexista a nivel internacional costaría mucho más trabajo. A lo que iba, por un lado, una de las jugadoras afectadas planteaba lo poco prácticos que son los uniformes minúsculos que exige la Federación, ya que la piel queda totalmente expuesta mientras se practica un deporte en el que ellas caen continuamente al suelo, se deslizan por la arena y se hacen rozaduras; por otro lado, se está ofreciendo una visión muy equivocada del deporte de balonmano, en el que parece que solamente jugarán en niveles profesionales chicas con medidas casi perfectas, a las que les siente bien un top y una braguita de escasos centímetros y ofrezcan una buena imagen, convirtiéndose esto más que en un deporte, en un espectáculo de exhibición.
Ahora que parece que todo se ha solucionado llego yo y vuelvo a remover la mierda. Aunque este tema no lo saco hoy por continuar con el “morbillo” de la polémica, pensándolo bien, es necesario tener muy presentes noticias como ésta, para hacernos recordar que el tema del sexismo se encuentra en ámbitos tan saludables y aparentemente positivos como el del deporte y por nimiedades tan ridículas como la manera en la que tiene que ir vestida una deportista.Pero hagamos memoria, la polémica saltó después de que a veinte de los veintiún equipos de Balonmano Playa femeninos que disputaron el torneo Playa de Suances hace unas semanas, se les abriera un expediente informativo por no vestir el bikini reglamentario. Las jugadoras manifestaron sexismo en la medida, e hicieron saltar la polémica a las redes sociales, con el hashtag #ponteeltoptu y el Club Balonmano Playa Alcalá, que entrena y compite con camiseta y pantalón corto, su vestuario de siempre, interpuso una denuncia que fue la traca final del gran revuelo mediático.  La normativa, que es de la Federación Internacional y que la Federación Española trata de imponer, exige que el uniforme de las jugadoras "deje el estómago al aire, que el bikini inferior no tenga en su parte más ancha más de 10 centímetros, mientras que el de los chicos señala que el pantalón puede ser holgado y largo, aunque 10 centímetros desde la rótula, como máximo”.Las protestas de las jugadoras y jugadores de equipos de balonmano, principalmente de Asturias, la denuncia del Club de Balonmano Playa Alcalá  y, en el País Vasco concretamente, el rechazo a esta normativa tanto por el PSE-EE como el PNV y Emakunde (Instituto Vasco de la Mujer), junto con el gran despliegue de apoyo de los medios y redes sociales, han dado sus resultado y finalmente el CSD ha convocado una reunión para analizar el contenido de la normativa internacional, asumida por la Federación Española desde el año 2010, relativa al uniforme de los equipos femeninos de balonmano playa, y parece que las jugadoras tendrán libertad de elección de sus equipaciones siempre que sea en competiciones nacionales, incluso parece que el CSD también va a revisar las sanciones que se hubieran producido por el incumplimiento de las normas internacionales en el uso del uniforme femenino. Pero repito, vuelvo a hablar del tema para recordar que esto es solo un pequeño paso, porque la normativa del uso de top y braguita continúa siendo válida y de obligado cumplimiento para las competiciones a nivel internacional, por lo que del problema solo se ha resuelto una mínima parte.

viernes, 11 de julio de 2014

Erase una vez el bikini

Después de más tiempo del habitual sin dar señales de vida, al final me he decidido a colgar algo. Bueno, todo tiene su explicación, estoy de vacaciones y como viene siendo habitual, me he trasladado a mi pueblo donde, para bien o para mal, no tengo conexión a internet para mi ordenador, pero hay días excepcionales como hoy, en los que me dejo caer por la ciudad y de paso coger wifi. Aunque como he dicho, “para bien o para mal”, y en el primer caso, esto es fenomenal porque tengo una piscina y alguna que otra escapada a la playa con las amigas, sin más preocupación que decidir el bañador que debo ponerme cada día.
Esto de la elección del bañador es más serio de lo que todas nos pensamos, yo me lo tomo muy a la tremenda, a principios de junio ya estoy escogiendo la ropa de baño para el verano y no me conformo solo con un conjunto. Alguna vez mi amiga me ha dicho que qué exagerada soy, ¡que  mira que tener tanto bikini!, a lo que yo le respondo siempre que, ¿qué es lo que más nos ponemos (por no decir cada día) durante el verano? ¡El bañador! En mi caso yo soy más de bikini y razón de más para tener varios de ellos. Esta prenda me fascina, nunca tendré en mis cajones suficientes bikinis, los he llegado a tener de tipo sujetador, de triángulo y ahora me suelo decantar más por los palabra de honor. Pero el bikini tiene su historia, antes hubo muchos más modelos que tal vez ahora los veamos imposibles de ponernos, que con el tiempo han ido reduciendo su superficie de tela, hasta llegar a lo que tenemos hoy. Por eso, no está de más conocer el origen y evolución de esta prenda de baño a la que yo, personalmente, tengo en muy alta estima.
Dice el maestro “internet” que el bikini tiene su origen hace unos 2.000 años, según las representaciones de unos mosaicos decorados con imágenes de mujeres en vestido de dos piezas encontradas en la Villa romana del Casale en la localidad de Piazza Armerina en Sicilia (Italia). Pero, al igual que muchas otras prendas y modas, el bikini ha atravesado épocas, ha desaparecido dejando el cuerpo de la mujer en una oscuridad total y con prendas poco favorecedoras, ha reaparecido y se ha ido redefiniendo poco a poco. Así es como aquellas simples piezas de tela que utilizaban las mujeres romanas hace varios siglos, pasaron a ser lo que son hoy gracias al francés Louis Réard. << En 1946, este ingeniero de automóviles y renombrado diseñador de modas, creó en su taller de automóviles en París, una novedad absoluta en el mundo del bañador femenino: el bikini. Cuenta la historia, que Micheline Bernardini, una bailarina del Casino de París, fue la primera modelo en posar con bikini en un desfile en la piscina del Hotel Melitor en París.
Reárd, tuvo que recurrir a ella porque ninguna modelo profesional se atrevía a lucir esa prenda por considerarla inmoral. A Bernardini se le atribuye, a su vez, el nombre; aparentemente la bailarina le sugirió este nombre a Reárd, diciéndole que iba a ser "más explosivo que la bomba de Bikini", haciendo alusión a la explosión atómica llevada a cabo en el Atolón Bikini de las Islas Marshall en el Pacífico Sur. La prenda comienza a popularizarse gracias a la diva francesa Brigitte Bardot, que lo lució con glamour y coquetería durante unas vacaciones en Saint-Tropez y Cannes; además de su rol en la película “Et Dieu... créa la femme” de 1957, ello animó a muchas mujeres a usarlo.
También, el cantante Brian Hyland y su canción de 1960,”Itsy Bitsy Teenie Weenie Yellow Polka Dot Bikini”, despierta entre las adolescentes americanas el gusto por esta prenda, en aquel entonces, considerada escandalosa. También lo utilizaron en esos años 
Marilyn Monroe, Ursula Andress, Jane Fonda, entre otras. Francia aceptó sin problemas el bikini porque lo consideraba sinónimo de libertad, mientras que las naciones católicas, e incluso Estados Unidos de América, tardaron varios años en adoptarlo en su indumentaria>>.
Y así, hasta el día de hoy, el bikini ha ido escribiendo su historia en el mundo de la moda, recortando cada vez más la braguita, mejorando la copa de la parte superior, innovando en colores y estampados, en tejidos y surgiendo variantes del original, por ejemplo, el ya familiarizado trikini, que es el resultado de la unión del bikini mediante un elemento estrecho, todo un acierto según muchas mujeres. Pero hay más, la variante extremadamente pequeña del bikini también tiene un nombre, microkini, sigue siendo el bañador de dos piezas, diseñado para cubrir solamente la porción mínimamente requerida del cuerpo.
Y si nos vamos justo al otro extremo, que también lo hay, encontramos el... ¡burkini! un traje de baño especialmente diseñado para mujeres musulmanas, que sólo deja al descubierto parte de la cara, las manos y los pies. Ésta última variante salió al mercado en Australia, donde fue todo un éxito.
Seguro que el bikini todavía tiene mucho más que ofrecernos, mientras tanto, disfrutémoslos ¡todos y cada uno de ellos!, aunque yo con el burkini tengo mis reservas...

¡Feliz verano, con bañador o con bikini!