sábado, 25 de enero de 2014
Sexo por prescripción médica
Es normal escuchar que para tener buen sexo, lo más importante es gozar de buena salud, pero no todo el mundo conoce la combinación al revés: el sexo influye para que tengamos buena salud. Si, por lo visto, Salud y Sexo, las dos S, están entrelazadas y se retroalimentan mutuamente, es el pececito que se muerde la cola.
Y da igual ser joven o estar en la época de la menopausia, practicar sexo a cualquier edad tiene muchos beneficios que recaen directamente en nuestro estado de salud.
Por ejemplo, nos ayuda a conciliar el sueño, ya que el cuerpo libera endorfinas, que son las hormonas que generan un estado de placer y relajación en el organismo que nos facilita el sueño. El ejercicio sexual también fortalece los músculos, sin darnos cuenta nos hace quemar calorías y según las distintas posiciones sexuales que practiquemos podemos fortalecer algunas zonas. Reduce los dolores menstruales (¡pero qué me estás contando!), y es porque con la excitación la sangre fluye hacia la zona pélvica, lo que alivia los dolores. Aunque parezca mentira, por lo visto, el sexo también previene infecciones urinarias, no solo obtenemos un estado de relax que nos ayuda a calmar las molestias de las infecciones urinarias sino que a la vez “limpia” las bacterias alojadas en el cervix que pueden provocarla. Esto último, nunca me lo hubiera imaginado. También previene la diabetes tipo 2: las mujeres que tienen más orgasmos son menos propensas a sufrir de diabetes tipo 2, eso está comprobado.Y si queremos, no acaba aquí, seguimos con más datos, ¡¡¡¿sabeis que media hora de sexo puede quemar 85 calorías o más?!!! Otros beneficios que el sexo puede brindarle a tu salud incluyen: reducción del estrés, control del dolor propio de las jaquecas, incremento de las defensas (durante el sexo hay un intercambio de bacterias, aumenta el desarrollo de anticuerpos y la actividad del sistema de defensas del organismo) y ayuda a controlar la orina (fortalece los músculos pélvicos).
Después de leer el listado de beneficios de las prácticas sexuales para nuestra salud, no sería ninguna tontería que los médicos se dedicaran a rellenar recetas con un “Practique sexo, al menos, cinco días por semana”, “Dedique 20 minutos cada 3 días a mantener relaciones sexuales en la posición X” o algo por el estilo. Y puede que si también le da a algún hombre por leer esto, a las mujeres más comodonas y perezosas se les acabe el chollo y ya no les va a funcionar eso de “cariño, hoy no, es que me duele la cabeza”, ya que recordemos que uno de los beneficios del sexo es el control del dolor producido por las jaquecas… ¡Es por salud!
viernes, 17 de enero de 2014
Compras compulsivas
Está comprobado: 8 de cada 10 compradores compulsivos son mujeres, no es que tengamos mala fama, es que es una realidad como un templo. Si ya de normal no podemos evitar pararnos en alguna tienda de la zona de compras de nuestra ciudad y llevarnos alguna adquisición que nos alegre el espíritu femenino (a veces con mala conciencia por el dinero que hemos gastado, pero da igual, ¡en seguida se pasa!), no quiero ni pensar en cómo arrasamos en las REBAJAS! Sí, esa época que sigue a las fiestas navideñas y sus correspondientes gastos, acompañada de suculentos descuentos en la mayoría de tiendas y grandes almacenes. ¿Quién dijo "cuesta de enero"? Eso se pospone a febrero.
Dejando de lado la famita que nos atribuyen de compradoras, de que nunca contamos con suficiente ropa en el armario y de que esos zapatos idénticos a los que ya tenemos en casa en realidad no se parecen en nada(y hay que comprarlos), las épocas de compras, seguidas de otras de más de lo mismo con ofertas que no podemos dejar escapar, puede favorecer el desarrollo de trastornos de compras compulsivas de productos que en realidad no se necesitamos. Y son periodos en los que es más difícil de detectar el problema porque tenemos la justificación de algunas compras por el propio periodo de rebajas y una mayor tolerancia por parte de los familiares.
Pero generalmente, las víctimas del consumismo compulsivo tienen un perfil, que se podría resumir en una dependencia y una necesidad de comprar superior a su voluntad, que es incapaz de controlar. Cualquier excusa y cualquier situación es válida, pero lo que les diferencia es que no compran porque lo necesiten, sino para dar salida a su compulsión. Como ya he dicho, el 80 por ciento de los casos se da en mujeres, muchas de ellas amas de casa de entre 40 y 60 años, que han perdido la motivación y suelen padecer un trastorno obsesivo, y junto a este perfil hay otros como trabajadoras con alto nivel de estrés para quienes que comprar en rebajas se convierte en su válvula de escape, y adolescentes con un nivel socioeconómico medio-alto con dificultades de adaptación.
¿Y qué tenemos que hacer para no caer en este bucle tan atrayente y de tan fácil acceso? Existen ciertas pautas como las que ofrece mujerdehoy.com en su web:
1- Organiza el armario antes de que lleguen las rebajas para saber qué hay que tirar y qué se necesita realmente.
2- Repasar el presupuesto antes de salir de casa: Qué es lo que me voy a gastar y no pasarse de ahí..
3- Pensemos en la mejor hora del día para salir de compras, si hay demasiado jaleo o colas demasiado largas, puede que acabes comprando sin poder pensar muy bien (o que compres sin probarte prendas, pensando que luego las devolverás). Un dato que lo corrobora: según los expertos en marketing, las tiendas suelen poner música más animada en las horas de mayor apogeo para mantener en movimiento a los consumidores y estimular las decisiones rápidas; tengamos cuidado con las ofertas y las gangas. Si no lo necesitas, no es un chollo sino un gasto innecesario. Recuerda que las rebajas son una de las mejores épocas de marketing para las tiendas y que los gerentes tienen sus estrategias para que compres: estrechar los pasillos, crear «puntos calientes» de venta con las sobras, colocar productos que apenas se han reducido al lado de productos muy caros para que así parezcan una ganga, posicionar lo que más quieren vender a la altura de los ojos o incluso contratar a un comprador ficticio que aliente a los consumidores.
4- Solo hay que usar la tarjeta de crédito si eres capaz de ceñirte perfectamente al presupuesto que has establecido. Si esto te cuesta demasiado, lleva el dinero en efectivo para no gastar de más.
5- Si estás de mal humor o te encuentras deprimida, no salgas de compras para remediarlo. ¿Es realmente la solución?
Tengamos siempre en cuenta que, es divertido ir de tiendas, hay que disfrutar saliendo de la rutina, probarse trapitos, fantasear con bolsos y zapatos de firma y si encontramos ese artículo que realmente nos llama la atención, quedárnoslo. Pero no se trata de «compro, luego existo», eso tampoco hay que olvidarlo.
miércoles, 8 de enero de 2014
La lista de propósitos
Ya estamos entrando en un nuevo año, otra vez, y como es habitual, el comienzo del ciclo de 365 días supone un “empezar de cero”, como una nueva oportunidad, borrón y cuenta nueva vamos. Todo lo que ha quedado pendiente o ha salido mal durante el año anterior ya es historia, porque para muchas personas, el 1 de enero es como parar una película y ponerla otra vez en el menú de inicio.
Por eso, nos encontramos ante la etapa de los propósitos. Los propósitos son eso, intenciones que se hacen al comenzar el año para tener una vida mejor. La puesta en práctica de esos propósitos suelen durar los tres primeros meses o simplemente no llegan a llevarse a cabo. Pero así somos, nos aferramos a que si no lo conseguimos, siempre podemos volver a intentarlo en el 2014, o sino en el 2015 o 2016.
Entre las buenas intenciones y propósitos más habituales entre las mujeres se encuentran, como no, dejar de fumar, perder unos cuantos kilos, apuntarse al gimnasio, comer sano y ahorrar más. Luego existen otros no tan habituales pero que también muchas desean cumplir: encontrar pareja (aunque esto no depende de nosotras), viajar al extranjero (eso tampoco depende de nosotras, sino de nuestro poder adquisitivo), aprender un idioma o ser más solidaria.
Cada una puede programar el propósito que más quiera pero, ¿por qué tiene que ser a partir del 1 de enero? ¿Es que si nos los planteamos a mitad de año ya no se consideran propósitos dignos de alcanzar? Como hemos dicho, los propósitos son intenciones y las intenciones no es necesario que tengan un fin (a veces ni siquiera llegan a tener un principio). El fallo de los propósitos, de que no se lleguen a cumplir, es que para empezar, no los deberíamos considerar propósitos en sí, sino deseos. Cuando yo desee realmente dejarme de fumar o comer más sano, realmente lo haré y consecuentemente, lo conseguiré; y de ahí surge el segundo fallo, que es poner una fecha de inicio: “propósitos para el año nuevo”, ¡cuánta presión! Mejor empezaré una dieta cuando yo quiera, que para eso voy a ser yo quien la haga, ¿no? Pero mientras sigamos considerándolos propósitos, solo veremos obligaciones que nos autoimponemos sin plantearnos si realmente somos capaces o queremos lograr.
A pesar de que sea el principio de año… ¡sin presiones! Disfrutemos de un buen menú del McDonald´s, escondamos la báscula en el fondo del armario, fumemos si nos apetece, no esperemos que nos salga una cita interesante en el próximo mes… que cuando se empiecen a cumplir los propósitos, será por el deseo de cumplirlos o por simple inconsciencia, porque cuanto menos le damos vueltas a las cosas, más fáciles se vuelven.
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