lunes, 31 de enero de 2022

Pides Teta y te dan Doom Doom

Corren ríos de tinta por este tema. El recuperado Festival de Benidorm , antes de saber quién lo ganaría, ya era nombrado por la poderosa canción de Rigoberta Bandini, todas y todos estaban de acuerdo en que esa canción lo iba a petar si nos representaba en Eurovisión: "sacando un pecho al más puro estilo Delacroix" podíamos llevar a Europa un mensaje como país que sonara fuerte, bien fuerte. El público tenía la oportunidad de decidir en parte, ya que se tenía en cuenta la votación popular.
Pero no. Las redes arden de irá, porque en lugar de ganar la Bandini, se alza con el título de representante eurovisiva Chanel, con una canción que habla de daddys, mamis, problemas monetarys, el bom bom y el dum dum. ¿Por qué? Porque una vez más, los que dirigen le han hecho creer a la plebe que puede cambiar las cosas, que puede tener algo de poder, " os damos capacidad de decisión", que bonito parece todo, pero no. La votación del jurado ha sido determinante para que salga vencedora una canción vacía de contenido. "SloMo" no tiene mensaje, no defiende una idea, no representa a una sociedad, pero los expertos han valorado más una coreografía, una puesta en escena y un ritmo y estilo de canción que puede gustar al resto de Europa, porque los europeos no van a molestarse en traducir o saber qué queremos decir en castellano, se les regala unas onomatopeyas y un baile y arreando. 
Si, visto así indigna, nos hace sentir estafados y de ahí esos arrebatos de irá en internet pero... ¿Qué culpa tiene Chanel? Ella es una artista 360, como diría Paquita Salas, que lleva 20 años luchando para labrarse una carrera como actriz, bailarina y cantante, le han dado una canción y ella la ha defendido lo mejor que ha sabido, y ha ganado contra todo pronóstico. 
Tal vez sea una victoria dudosa pero, ¿Es ella quien pone las reglas? No, como digo, ella canta y defiende lo cantado, como Rigoberta y los demás.
No hay derecho que una chica, en lugar de celebrar su éxito, deba cerrar su cuenta de Twitter. La gente que se siente engañada se está cebando con el blanco equivocado.
Por suerte, estos episodios también traen luz. Rigoberta Bandini ofrece un post para quitarse el sombrero, dándole todo el apoyo a su rival ganadora. Sororidad ante tanta mierda.
Como dice Rigoberta, "Ay, mama" no estaba predestinada a ir a Eurovisión, esa canción no era para eso, su cometido era convertirse en algo mucho más grande: ser el himno de una generación, de las madres que nos sacamos la teta para dar el pecho en el parque aunque nos miren mal, de los hijos e hijas que no saben expresar todo el amor que sienten, de la honestidad, de la belleza, de la humanidad. 
Cantemos nuestro himno tranquilas y felices y dejemos en paz a una chica que no escribió las reglas del juego porque ella, en su estilo, también lo vale.
Y, un consejo, dejemos de alimentar (Eurovisión, BenidormFest ECT) lo que no nos representa mientras siga igual. 

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