Sin embargo, hay cosas para las que tenemos la suerte ya echada...
Por muchas vueltas que le dé, siempre abro la caja de los medicamentos por el lado en el que va el prospecto. La botella de butano se queda sin gas cuando estoy a mitad de ducha. Este verano he comprobado que los pocos días que me he decidido ir a la playa, o hacia fuerte aire de levante o la mar tenía más mierda que el palo de un gallinero. Cuandovoy a prepararme el café siempre le queda un culito de leche al tetrabrick. La Tassimo siempre explota o se queda sin agua o le sale la luz de limpiar el filtro cuando más prosa tengo. Nunca hay talla 41 en las zapaterías, al menos de los zapatos que me gustan; lo mismo ocurre con la talla 36 de pantalón y la S de camiseta. Si me desvelo a las cinco de la mañana ya no hay nada que hacer, el sueño no vuelve. Cuando más lo necesito, no hay vino. La naturaleza me ha proporcionado una destreza sorprendente para aprender lenguas muertas, pero en lo referente a las matemáticas necesito la calculadora hasta para dividir cantidades cortas. Si me decido a tomar el bus llevando a la niña en carro en vez de en manduca: los espacios reservados para carros están ocupados, por lo que toca esperar otro autobús. Tengo una salud de hierro, no me pongo mala por nada del mundo, aunque el día que me abran en canal no quiero saber lo que tendré ahí... Eso de no tener ni un billete en el monedero a la hora de pagar ( pero si deje uno ayer!) y tener que rascar céntimos y que no me llegue, eso me pasa mucho. Cuando era jovencita ni olía el chocolate, ahora no puedo pasar un día sin meter cacao y avellanas en el cuerpo. Accion-reaccion para todo en la vida, a veces las reacciones llegan precipitadas y me invade el sentimiento de culpa. Después de haber subido la dosis de café a tres tazas por día, creo que ha llegado el momento de buscar.
Mi lotería la gano todas las noches leyendo o viendo una serie tranquila, antes de dormir; los momentos esos de la mañana en los que puedo permitirme "un ratito más"; creando en mis libretas, en mi teclado; en los abrazos de mis niños y de mi chico; tomando una buena copa de vino en una terraza, acompañado de algo bueno: jamón, ensaladilla, oreja; perdida durante unos días en mi pueblo...
Todos los años me digo que no compraré lotería de Navidad, la única que compro durante el año, pero siempre termino acumulando décimos y aquí estoy, plantada frente al televisor sabiendo que no me va a tocar un *uto euro. Eso sí, salud que no nos falte.