viernes, 7 de septiembre de 2018

Conciliando

Vuelvo a las andadas,cuando el tiempo me lo permite. Y es que la última entrada que escribí fue a comienzos de julio, a los pocos dias llegó Joel y con él un cambio de vida total de 360 grados en todos los aspectos de mi vida. Algún día dedicaré un post al parto, que tiene para muchas líneas, pero eso otro día, aunque tampoco quiero convertir este blog en un continuo exclusivo sobre experiencias de maternidad, para eso ya están las webs especializadas y yo, como mujer, tengo muchos otros aspectos más en mi vida de los que quiero hablar y comentar, además de que esa es la naturaleza de este blog: de hablar sobre los diferentes temas que conciernen a la mujer. Pues eso. 
Resultado de imagen de madre primeriza sin dormir

Lo que pasa es que en estos momentos y habiéndome dedicado los últimos 50 días de mi vida a la crianza exclusiva y novata, solo me viene una palabra a la mente:  CONCILIACIÓN. Y es que cuando el fenómeno de la maternidad llega a la vida de una mujer, parece ser que ésta se pasará el resto de su vida conciliando.
Por ejemplo, yo ahora estoy de baja por maternidad, así que suena a que poca cosa más puedo hacer que criar y criar, pero no. Casi desde el primer día en que llegó Joel a mi vida estoy intentando conciliar el sueño si éxito (aquí está, el primer ejemplo de conciliación), parece ser que lo máximo que se puede llegar a dormir son cuatro horas seguidas, y no siempre. Después, a lo largo del día hay que conciliar con un montón de cosas que antes eran tan obvias y compaginarlas con la nueva tarea: hacerse el desayuno con una sola mano, ir al baño y hacer mis necesidades en menos de ¿3? minutos o con el carro acompañado a todas partes, acostumbrarme a ver la casa hecha una mierda y no sentir impotencia de no poder recogerla, conseguir acabar el capítulo de un libro, ver una serie de televisión y enterarme a la vez de lo que ha pasado, aprender a comer con mi mano izquierda (la que tengo libre), corregir mi nueva novela entre tomas de teta y hacer eructar, dedicar momentos a mi marido, tener conversaciones con mis amigas que no acaben en temas que tengan que ver con bebés... En fin esas son algunas de las cosas con las que toca conciliar ahora, y todavía quedan un montón por mencionar, teniendo en cuenta que todavía no llevo ni dos meses así. pero es que no quiero desalentar  a futuras mamás y quitarles el factor sorpresa, dejemos algo de misterio...
Pero resulta que el resto de meses y años seguirá siendo conciliar y conciliar: el volver al trabajo sintiéndome culpable de abandonar a mi bebé, el saber que ya no estoy 24 horas con él y que probablemente me vaya a perder cosas importantes, la lactancia que ya no será exclusiva (a pesar de que la OMS recomienda 6 meses, el problema es que la baja de maternidad en España lo contradice); después serán las vacaciones en familia que no necesariamente son sinónimo de descansar, el seguir manteniendo la pasión en la pareja, la "mudanza" del niño a otra habitación, más culpabilidad cuando se le deje en la guardería y después en el cole, el hecho de que él ya no quiera depender de mí etc, etc. Así hasta pasar  por el síndrome del nido vacío.
Así que esto de conciliar solo es el principio, me está costando escribir esto sin que se me pongan todos los sentidos alerta ante cualquier movimiento raro o sonido que provenga del carrito o los brazos de su padre, no sé cómo me las apañaré en otras cosas sin dejarlas a medias. Pero como todo, esto es cogerle el truquillo. Todas aprendemos a conciliar.

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