Marruecos
2018:
6 de
cada 10 mujeres denuncian haber sufrido algún tipo de acoso o abuso sexual.
Una
joven denunció haber sido secuestrada y violada durante dos meses por un grupo
de 15 jóvenes.
Una
chica con discapacidad psíquica sufrió abusos por parte de 6 adolescentes
dentro de un autobús público, ante la pasividad de varios pasajeros y del
conductor y siendo todo grabado y colgado en YouTube.
Los dos
hechos anteriores han sucedido el pasado mes de agosto, dadas las estadísticas,
seguramente existan más sucesos de este tipo en la sombra. Imagino que por el
revuelo que causaron, especialmente el caso de la chica con discapacidad, cuya
grabación estuvo durante 24 horas disponible en internet, y la presión social
que conllevó todo esto, el gobierno marroquí del siglo XXI decidió, por primera
vez, aprobar y (espero) poner en práctica una ley contra la violencia machista
que penaliza el acoso en las calles y en los lugares de trabajo. La normativa
prevé penas para los acosadores de hasta seis meses de
cárcel y hasta 900 euros de multa.
A
priori, esto suena muy de otra época, pero es que se trata de un país en el que
no existía legislación contra estos hechos y donde a la mujer no se le
considera un ser humano como tal.
Y es que hasta ahora muchas mujeres no
denunciaban estas agresiones por varias razones, como miedo a ser
estigmatizadas o a perder su empleo, o porque la sociedad las culpaba
directamente de ese acoso, por su manera de vestirse o de comportarse.
Pero, volviendo a la ley, ¿Es
suficiente? Por supuesto que no, es más, se queda muy pobre en cuanto a su
cobertura, ya que no contempla, por ejemplo, casos específicos y de ámbito
privado, como el de violación dentro del matrimonio. Sim embargo, ¿es
necesaria? Sí, hay que empezar por algo, hacer camino en estos países en los
que todavía a las mujeres se les trata como a menores de edad o como propiedad
de su padre o su marido, para llegar a un estado de igualdad total entre
hombres y mujeres al igual que se sigue haciendo en el resto de países, porque
no olvidemos que en las sociedades occidentales y supuestamente avanzadas
todavía estamos en ello.
Y como
dice Latifa Boushini, destacada líder del movimiento feminista en Marruecos, además
de legislar, "también hace
falta sensibilizar a las familias, a los colegios y a las instituciones
religiosas".
Pongámonos
a ello pues.