No es nada extraño que en estas
fechas veamos publicidad de perfumes por todas partes: Cada cuatro páginas de
una revista de marujeo contiene una
entera ocupando el frasco de alguna fragancia y durante los espacios
publicitarios de duración media se pueden contar siete de éstos dedicados solo
a colonias.
Y es que es lo que hay, es el
recurso más socorrido para cualquier regalo que se tenga que hacer para
cualquier celebración y en fechas de Navidad se dispara y multiplica esta
demanda y, cómo no, su publicidad. Normal que cuando haces el sorteo del “amigo
invisible” con amigas o compañeros de trabajo y te puede tocar alguien con
quien no terminas de adivinarle sus gustos o relacionarlo con un regalo concreto,
hagas una visita rápida al Druni y ¡chim pum!,
ahí tenemos para elegir olores de toda clase, fuertes, dulzones, frescos,
afrutados y todos ellos presentados en una caja bien cuca con alguna crema y/o
desodorante de acompañamiento y un lacito de presentación. Ya lo tenemos, sin
habernos comido la cabeza, intoxicarnos con un popurrí de olores pasando por
nuestras fosas nasales no más, en caso de habernos molestado en oler, y
habiendo resuelto el dilema del regalito.
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Anuncio/película Chanel nº5 |
El tema “perfume” generalmente
siempre había estado más relacionado con nosotras, por ser las máximas
consumidoras de frasquitos de aromas concentrados y mueve tanto dinero este
negocio que se puede ver en la excentricidad y la ostentosidad de los anuncios,
más ahora que es cuando más se compra. Porque acordémonos de esa publicidad de Chanel nº 5 protagonizada por la “tengounpalometidoporelculo”
Nicole Kidman y un moreno buenorro y dirigida por Bazz Luhrmann, que duraba
nada más y nada menos que dos minuto, ¡el colmo de la publicidad! Más que un
anuncio eso era una película, te daba tiempo a prepararte un bol de palomitas y
todo. Y si no el anuncio de J’adore
de Dior, en el que resucitan a dos
divas: Marilyn Monroe y Grace Kelly, tan perfectamente parecidas que parece que
hayan sido clonadas de las originales en su momento y las
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El clon de Marilyn para J'adore |
tuvieran guardadas
precisamente para eso. Todas esas barbaridades de anuncios, contratando a
modelos y estrellas con un caché por las nubes y utilizando escenarios
imposibles, para presentar y dar a conocer a consumidor@s del mundo fragancias
concentradas en frasquitos de diseño de 100 mililitros.
Pero de igual modo en que digo
que las mujeres somos las consumidoras por excelencia, esta industria también
se va abriendo al mercado masculino, quienes además se han ido haciendo más
pulcros y cuidadosos con su apariencia
(y con su olor corporal). Aquí el que se lleva la palma es Jean Paul Gaultier con su Ultra Male, en cuyo spot hace falta que un tío cruce una ciudad en barco, destrozando
el asfalto y con una chica encorsetada esperándolo en el balcón, para captar la
atención de la gente, precisamente termino de verlo ahora por tv. Y sino que se
lo digan a Eduardo Noriega, que tuvo que meterse en selvas y navegar a remo por
pantanos para presentarnos su Viaje a
Ceylan, mucha tela para un anuncio, ¿no?
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"¡Soy un macho porque mi colonia tiene forma de hombre!" |
Pero si lo hacen es porque surte
efecto y la industria de la perfumería por lo visto mueve mucho. Luego ya, en
lo que se refiere a hombres, la mayoría de anuncios ya me parecen super machistas, pero eso ya lo comenté en su momento en uno
de los últimos posts, La mala publicidad, donde precisamente
trataba denunciar eso, que no es necesario infravalorar a la mujer para que un
perfume de hombre sea más varonil.
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El "rarito" que nadie queremos que nos toque en el amigo invisible |
Pero eso ya es irse por otros
derroteros. Lo que quería comentar con todo esto es que hay que ver con los
perfumes, mueven e inspiran campañas publicitarias caras de coj***s, pijas,
fantasiosas y pomposas, pero desde luego, esa vomitona de publicidad perfumada,
brillantosa y colorida es un indicador más que nos hace sentirnos en plena
Navidad y, por otro lado, es el regalo salvavidas al que recurrimos año sí, año
no, por no repetirnos, para regalar a ese familiar de gustos extraños e indescifrables
para salir del paso. Puede que a quien le regalemos la cajita presentada de
perfume no la abra en su vida, pero hemos quedado de p*ta madre haciendo ese
regalo y eso nadie nos lo puede quitar.
Pero que quede bien claro que el 80% del perfume que se regala es por sugestión, ¡porque nos lo meten hasta en la sopa!
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