domingo, 13 de septiembre de 2015

Crónica de una despedida de soltera

Llevo ya a mis espaldas unas cuantas celebraciones de despedida de soltera, ese rito de cambio de etapa vital de la futura novia que en realidad es la excusa perfecta para salir todas las amigas solas de pendoneo y hacer el animal como si no hubiera un mañana.


Pero en esto de las despedidas de solteras hay un largo proceso previo. Es cuando el grupo de amigas de la novia se reúnen en una cafetería para conocerse (si es que algunas no se conocían ya) y tantear las posibilidades para ese gran evento. Normalmente a esa cita solo acuden dos o tres, quedando claro quiénes van a ser las que harán el trabajo sucio a partir de ahora, pero como desde hace algunos años tenemos el wasapp a nuestra disposición, lo normal es crear un grupo de la despedida (adornado con los iconos de la novia, el cubata y la flamenca bailando), para que todas puedan… ¡¡¡PONERSE DE ACUERDOOO!!! (ja)… con el lugar de la despedida, el disfraz, el regalo de las amigas etc. Y ahora pienso yo, ¿Cómo van a ponerse de acuerdo con todas esas cosas veinte tías en un chat, si no han sido capaces anteriormente de buscar un hueco para quedar en un bar? En el wasapp todas opinarán y soltarán una burrada detrás de otra (“¿Qué os parece si montamos la fiesta en un yate?” y cosas así), pero al final las que deciden, con o sin la aprobación del resto, son las dos o tres que se autoproclaman “organizadoras de la despedida”, probablemente ellas tengan su grupo de wasapp a parte.

Por muchas opciones que haya, al final lo más fácil es salir a comer o a cenar y después de pub en pub, pudendo aderezar el plan con un stripper, una tarde de spa o una sesión de bolos o karaoke, eso va según los gustos. Lo realmente importante es el disfraz de la novia; antes, con ponerle a la homenajeada una chorra en la cabeza con un mini velo y una banda, mientras las amigas llevaban silbatos con  forma de chorra también o camisetas con el mismo mensaje en plan: “Despedida de Tere, torres más altas han caído” bastaba, ahora el atuendo de la despedida se ha convertido en un elemento principal. Si las amigas quieren que la novia haga el ridículo, la vestirán de pollo o de gorda en bikini; si prefieren que vaya provocativa, le colocarán cualquier tipo de disfraz con el “sexy” detrás (enfermera sexy, caperucita sexy, monja sexy, presidiaria sexy…), siendo el disfraz original pero con la falda recortada justo por debajo de las bragas, y el resto de chicas le acompañan vestidas con algo de la temática. Sea como sea, es un día en el que a la que hay que p*tear es a la novia y las amigas pueden ir más guapas que un sol.

Tanto para el restaurante, como  para los disfraces y otras cosas hay que poner un fondo común, con la esperanza de que éste se administre bien y dé para hacerle un regalito a la novia, en plan un conjunto de lencería guarro o un bono para masaje. El tema administrativo, si sale bien, es todo un mérito para las organizadoras/contables.
Pero no hay nada mejor como definir una despedida de soltera en función de las diferentes figurantes que nos podemos encontrar en ella, a parte de la novia que evidentemente es la principal protagonista. Ahí van algunas de las posibles “estrellas invitadas” que condimentan cualquier despedida:
La/s organizadora/s: Por descontado, son el motor de una despedida de soltera. Generalmente son dos, aunque también puede ser una sola. Son las encargadas de mirar, comprar y contratar todo, de organizar al resto de amigas y de conseguir que el día salga rodado. Precisamente, por esa gran responsabilidad, las organizadoras son las que más alteradas están y menos disfrutan la despedida, aunque a última hora, cuando la cosa ya está relajada y todo  el pescado está vendido, son las que se abandonan al alcohol y recuperan el tiempo perdido.

Las sositas del curro: (Un inciso: No  tienen que ser necesariamente compañeras de trabajo, pueden ser primas, amigas de la familia…). Muchas veces no son grandes amigas de la novia, pero ésta las invita a la despedida para no quedar mal (ya que también van a la boda) y no son precisamente el alma de la fiesta, de hecho son las primeras en retirarse y nadie se entera cuando lo hacen.
La sección prenatal: Son las amigas preñadas de la novia, que tienen todo el derecho del mundo de disfrutar de la despedida, por eso a ellas se les facilita y se les reserva las primeras horas de fiesta. Aunque no pueden beber alcohol, son las que más fácilmente se animan, esas hormonas...
Las espesitas: Hay que ir detrás de ellas para que digan en qué van a participar, les cuesta hasta contestar un wasapp para decir cuál es su talla de ropa para comprarles el disfraz y si les insisten en que ingresen el dinero para los gastos de la fiesta, hasta les sienta mal. Las espesitas y las organizadoras suelen chocar mucho, son polos opuestos.
La mujer invisible: ¡Esta amiga es una máquina! Es capaz de llegar con toda la tropa a un
pub, conocer y camelarse a un tío, llevárselo a los baños a echar un kiki y reaparecer al rato, antes de que las amigas y la novia cambien de local y sin que éstas se hayan percatado de su ausencia, ya que la chica regresa sin que ninguna mecha de pelo se le haya salido de su sitio, con los morros bien pintados y  el vestido tal y como lo llevaba. Solo al día siguiente cuenta su proeza.
La cuñada liberada: Pero como antes he dicho, podría ser la prima, la hermana o la amiga… el detalle es que tiene una ristra de hijos, en este caso la representa la hermana del novio. Ella ya hace algún tiempo que se ha casado y tiene zagales, por lo que su vida social está bastante limitada. Por eso, ante un evento como el de una despedida de soltera, endosa a los niños con la abuela y se va de marcha, olvidando que lleva el anillo de casada. La cuñada liberada, por la falta de costumbre, es la primera en emborracharse y, a pesar de las pocas ocasiones que tiene para salir, rememora sus mejores tiempos y termina por convertirse en el alma de la fiesta, el referente del grupo.


La bocachancla: Ésta se gana el título antes del día de la despedida. Destaca por no haberse preocupado y no haber movido un dedo durante el proceso de preparación de la despedida, pero la bocachancla no puede evitar mantener la boquita cerrada y se dedica a invitar a gente que no estaba en la lista y a anticiparle detalles de la despedida a la propia novia, chafándoles todo el trabajo a las organizadoras y fastidiándole el factor sorpresa a la protagonista. A la bocachancla vale la pena tenerla fuera del grupo de wasapp.
La suegra cortarrollos: No se le suele invitar a la despedida de soltera de su nuera, pero en el caso de que así sea, es mejor que una buena amiga se sacrifique y se la lleve a entretenerla con la escusa de hacerse el cigarrito, antes de que salga el stripper, para que no le j*oda el momento a la novia ni lo utilice como herramienta de chantaje ante cualquier tema con su hijo, el novio.

Y poco más hay que contar de una auténtica despedida de soltera. Lo que sí que debe de quedar claro es que la protagonista es la novia pero las despedidas de soltera también son para las amigas.

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