domingo, 14 de junio de 2015

La mujer emocional

El tema de las enrevesadas emociones de ellas frente a la simplicidad de ellos siempre ha sido tema para chistes y bromas que, si se llega a enfocar bien, puede incluso llegar a ser divertido. Eso de que las mujeres deberíamos venir con un manual de instrucciones incorporado por lo peliagudas e incomprensibles que podemos llegar a ser; los típicos chistes sobre la reacción de ellas ante el bajo estado de ánimo de sus novios: “¿Qué le pasará?. ¿Habré hecho algo mal?. ¿Me oculta algo?”, cuando lo único que les ocurre a ellos es que el Real Madrid ha perdido un partido importante; o la comparación de los gobernantes de los países de ahora, si se diera el caso de que todo el mundo fuera gobernado por mujeres, “no habría guerras, tan solo un puñado de países que se criticarían entre ellos y no se dirigirían la palabra”. Hay un montón de tópicos hiperbólicos y exagerados con respecto al sentimentalismo y el exceso de sensibilidad femeninos que por mi parte, si están bien planteados y sabiendo que es una broma, no los considero para nada hirientes, es más, soy la primera en reirme de todo eso y también se hacen sobre el arcaicismo emocional de ellos…
Tim Hunt: "Tres cosas ocurren cuando hay mujeres en el laboratorio...Te enamoras de ellas, se enamoran de ti y cuando las criticas, lloran".
Por otra parte, estos chistes y tópicos se sustentan en que también hay estudios científicos serios que explican  que las mujeres superan a los hombres en la discriminación de emociones y hay una diferenciación  en el desempeño de ciertas tareas entre ellos y ellas que se debe al papel que juegan las hormonas sexuales en nuestros cerebros.
El problema es cuando estos tópicos se utilizan para intentar hacer comentarios “irónicos y desenfadados” y el resultado que se obtiene es otro, más bien hiriente e irreverente, como los que lanzó hace unos días el bioquímico y premio Nobel Tim Hunt, con los que explicaba  que existen tres problemas si tienes una compañera de laboratorio: "Primero te enamoras de ellas, después se enamoran de ti y cuando criticas su trabajo acaban llorando“…  Muy simplista y poco profesional la explicación ¿no?
Pues este intento de sonar “irónico y desenfadado” le ha costado al científico su dimisión como profesor emérito del University College of London. ¿Ha sido muy duro el castigo? ¿Se le ha  dilapidado muy injustamente?
A ver, no se trata de un monólogo del Club de la Comedia ni de un chiste de Twitter, sino de unos comentarios expuestos en una conferencia en Corea del Sur por parte de un bioquímico-premio Nobel de medicina-Caballero de la Orden Brtánica… El hombre debería de haber medido sus palabras, porque si una persona cultivada ante una exposición seria muestra sus ideas de ese modo, ¿qué podemos esperar de los catetos y machistas?
Humor Gráfico sobre el cerebro de hombres y mujeres.
A pesar de las disculpas, Hunt ha explicado que ciertos matices de sus declaraciones son ciertos: "Me he enamorado de compañeras y compañeras se han enamorado de mi, y es algo que perturba la investigación porque es terriblemente importante estar al nivel en el laboratorio. (…)  Creo que los líos emocionales hacen muy complicada la vida". Bueno, ¿y qué? Pues yo creo que las mujeres profesionales somos personas adultas y serias con nuestro trabajo y podemos llegar a ser capaces de separar, en el caso de que se produzca una relación sentimental dentro del puesto de trabajo, lo laboral de lo sentimental, sin que las maripositas en el estómago dificulten nuestro trabajo. Tal vez la dificultad de concentrarse en su tarea la puedan tener ellos si no son capaces de mantener el control y dejar de pensar con el rabo. Perdón.
El caso es que cada comentario tiene su momento, está bien exagerar y burlarse de trivialidades de género en un ámbito informal y dentro del respeto, pero cuando se trata de mantener la seriedad hay que evitar caer en los tópicos. Nosotras podemos ser igual de laboralmente competentes que de emocionalmente activas. Las estadísticas demuestran la constancia y seriedad  que ponemos las mujeres en los estudios y en el trabajo, así que ahora que no me hablen de que si un hombre tiene como compañera de trabajo a una mujer perturba el rendimiento. Un verdadero profesional trabaja igual sin verse condicionado por el género, sea del sexo que sea.
Pues ya está, me he despachado a gusto. Y no hablo por hablar, que yo a mi pareja lo conocí en nuestro puesto de trabajo y en ningún momento se me han disparado las hormonas, ni he montado una escenita (al menos en el trabajo), ni he dificultado las tareas a ninguno de mis compañeros por ello.

Señores, no tengan miedo, no somos peligrosas, solo un poquito más complejas, emocionalmente hablando. 

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