lunes, 29 de junio de 2015

Super heroínas pechugonas

He de reconocer que yo siempre he sido más de Mortadelo y Filemón, Carpanta o el Botones Sacarino, por eso nunca les había prestado mucha atención  a los super héroes de Marvel o DC Comics hasta que llegó la moda enfermiza de hacerlos saltar a todos ellos del cómic al cine, pero mucho menos había reparado en las chicas con extraordinarios poderes (ya sea para hacer el bien o para hacer el mal) de esta industria que tiene más seguidores de los que parece.
Y es que los intelectuales frikis que vemos hoy en día disfrazados de Capitán América o algún rollo de esos en las masivas convenciones  de cómics, eran los que ayer no se comían un rosco en el instituto y, a falta de que los pobres pudieran tener una cita decente con una chavalita real, se encerraban en el baño junto con la Mujer Maravilla, la Viuda Negra o Cat Woman. Estos chicos, los que catalogaríamos en la categoría de los Big Bang Theory o el vendedor de La Mazmorra del Androide en Los Simpsons (raritos, solitarios, físicamente poco aceptables…) son solo el iceberg, los que reconocen que alguna vez, por no decir casi siempre, han fantaseado con uno de esos bellezones del lápiz y el papel.
Pero claro, si es que no hay más que verlas. Mientras las adolescentes de mi  generación, en lugar de colgarnos posters de Batman o cualquier hombre musculoso ficticio, babeábamos por tios buenorros como Leonardo Dicaprio o Bard Pitt, pero de carne y hueso gusten o no, ellos optaban por mujeres en 2D pechugonas con medidas 120-60-110 por lo menos. Si a mí me parecía imposible el busto y la silueta de la Barbie, con esa delantera tan difícil de llevar con la que a duras penas te ves las sandalias, abrid un cómic y ved a Spider Woman o a Harley Quinn o cualquiera al azar porque son todas igualitas, solo que les cambian la indumentaria.

 Y por cierto, hablando de indumentaria, con todas las piruetas, saltos y pataditas que tienen que dar estas chicas, ¿Cómo narices lo hacen sin que se les salga una teta o se les vea la parrusa? Una chica no puede pelear llevando un top palabra de honor, un body maxi elástico que marca hasta el pezón o casi en pelotas como la tal Vampirella. Y analicemos a Super Girl: ya que tienes los poderes de volar por los aires, hija, no vayas en minifalda, ponte aunque sea un mono apretado con las bragas por fuera, como el que lleva tu primo Super Man. La verdad es que en lo de vestir no han sido muy prácticos. Pero es lógico que a las chicas las vistan así cuando sus creadores, antes de ser dibujantes, eran adolescentes pajilleros desplazados y la imaginación les daba para mucho.

Pero la superficialidad con la que se hace gala de estas heroínas se remata con sus historias tan simples. Los orígenes de Hulk, Spiderman y toda esa cuadrilla son extraordinarios, ellas solo son simples alter ego, primas, hijas o hermanas que han heredado los poderes de sus parientes masculinos y en todo caso, son chicas que han tenido una infancia super traumática y complicada y han terminado desarrollando algún tipo de talento para evitar que a otras chicas les pase lo mismo o para combatir a los malvados que las han tratado mal en la vida y, dadas sus virtudes, la venganza la llevan a golpe de tetazo.
Y para que se vea que no soy una neuras feminista, dejo un enlace de un ranking que miré en internet, basado en la puntuación drecibida de super mujeres buenorras según el criterio de los seguidores frikis:
http://listas.20minutos.es/lista/buscando-las-mejores-100-heroinas-y-villanas-del-comic-296576/http://listas.20minutos.es/lista/buscando-las-mejores-100-heroinas-y-villanas-del-comic-296576/

Como se puede ver, son muy monas ellas, super sexys, con los pechos firmes, pueden ir enseñando cachas que no se les verá ni un pelo mal depilado ni una pizca de celulitis, todo en su sitio. Ya he avanzado que sus orígenes y sus historias personales son un poco pobres (cuando he leído que Vampirella  proviene de un planeta llamado Drakulon, donde sus habitantes se alimentan de la sangre que fluye por los ríos, casi me parto la raja, no se molestaron ni en buscar un nombre original para el planeta ese), pero eso carece de importancia cuando a los lectores y seguidores, lo que en realidad les gustaría ver es una pelea de barro entre la Mujer Maravilla y Ms Marvel.


domingo, 14 de junio de 2015

La mujer emocional

El tema de las enrevesadas emociones de ellas frente a la simplicidad de ellos siempre ha sido tema para chistes y bromas que, si se llega a enfocar bien, puede incluso llegar a ser divertido. Eso de que las mujeres deberíamos venir con un manual de instrucciones incorporado por lo peliagudas e incomprensibles que podemos llegar a ser; los típicos chistes sobre la reacción de ellas ante el bajo estado de ánimo de sus novios: “¿Qué le pasará?. ¿Habré hecho algo mal?. ¿Me oculta algo?”, cuando lo único que les ocurre a ellos es que el Real Madrid ha perdido un partido importante; o la comparación de los gobernantes de los países de ahora, si se diera el caso de que todo el mundo fuera gobernado por mujeres, “no habría guerras, tan solo un puñado de países que se criticarían entre ellos y no se dirigirían la palabra”. Hay un montón de tópicos hiperbólicos y exagerados con respecto al sentimentalismo y el exceso de sensibilidad femeninos que por mi parte, si están bien planteados y sabiendo que es una broma, no los considero para nada hirientes, es más, soy la primera en reirme de todo eso y también se hacen sobre el arcaicismo emocional de ellos…
Tim Hunt: "Tres cosas ocurren cuando hay mujeres en el laboratorio...Te enamoras de ellas, se enamoran de ti y cuando las criticas, lloran".
Por otra parte, estos chistes y tópicos se sustentan en que también hay estudios científicos serios que explican  que las mujeres superan a los hombres en la discriminación de emociones y hay una diferenciación  en el desempeño de ciertas tareas entre ellos y ellas que se debe al papel que juegan las hormonas sexuales en nuestros cerebros.
El problema es cuando estos tópicos se utilizan para intentar hacer comentarios “irónicos y desenfadados” y el resultado que se obtiene es otro, más bien hiriente e irreverente, como los que lanzó hace unos días el bioquímico y premio Nobel Tim Hunt, con los que explicaba  que existen tres problemas si tienes una compañera de laboratorio: "Primero te enamoras de ellas, después se enamoran de ti y cuando criticas su trabajo acaban llorando“…  Muy simplista y poco profesional la explicación ¿no?
Pues este intento de sonar “irónico y desenfadado” le ha costado al científico su dimisión como profesor emérito del University College of London. ¿Ha sido muy duro el castigo? ¿Se le ha  dilapidado muy injustamente?
A ver, no se trata de un monólogo del Club de la Comedia ni de un chiste de Twitter, sino de unos comentarios expuestos en una conferencia en Corea del Sur por parte de un bioquímico-premio Nobel de medicina-Caballero de la Orden Brtánica… El hombre debería de haber medido sus palabras, porque si una persona cultivada ante una exposición seria muestra sus ideas de ese modo, ¿qué podemos esperar de los catetos y machistas?
Humor Gráfico sobre el cerebro de hombres y mujeres.
A pesar de las disculpas, Hunt ha explicado que ciertos matices de sus declaraciones son ciertos: "Me he enamorado de compañeras y compañeras se han enamorado de mi, y es algo que perturba la investigación porque es terriblemente importante estar al nivel en el laboratorio. (…)  Creo que los líos emocionales hacen muy complicada la vida". Bueno, ¿y qué? Pues yo creo que las mujeres profesionales somos personas adultas y serias con nuestro trabajo y podemos llegar a ser capaces de separar, en el caso de que se produzca una relación sentimental dentro del puesto de trabajo, lo laboral de lo sentimental, sin que las maripositas en el estómago dificulten nuestro trabajo. Tal vez la dificultad de concentrarse en su tarea la puedan tener ellos si no son capaces de mantener el control y dejar de pensar con el rabo. Perdón.
El caso es que cada comentario tiene su momento, está bien exagerar y burlarse de trivialidades de género en un ámbito informal y dentro del respeto, pero cuando se trata de mantener la seriedad hay que evitar caer en los tópicos. Nosotras podemos ser igual de laboralmente competentes que de emocionalmente activas. Las estadísticas demuestran la constancia y seriedad  que ponemos las mujeres en los estudios y en el trabajo, así que ahora que no me hablen de que si un hombre tiene como compañera de trabajo a una mujer perturba el rendimiento. Un verdadero profesional trabaja igual sin verse condicionado por el género, sea del sexo que sea.
Pues ya está, me he despachado a gusto. Y no hablo por hablar, que yo a mi pareja lo conocí en nuestro puesto de trabajo y en ningún momento se me han disparado las hormonas, ni he montado una escenita (al menos en el trabajo), ni he dificultado las tareas a ninguno de mis compañeros por ello.

Señores, no tengan miedo, no somos peligrosas, solo un poquito más complejas, emocionalmente hablando. 

domingo, 7 de junio de 2015

Bulling & tangalones

Puede resultar un poco injusto reducir el título de este post a estos dos conceptos pero, sumergiéndome ya en el contexto del que quiero hablar, también es cierto que nada tienen que ver los pasillos y las aulas de los institutos de hoy con el panorama de hace algunos años. 

Por motivos de trabajo, de vez en cuando me toca dejarme caer por los institutos y el otro día estando en uno de ellos esperando en la cola de secretaría, me perdí en mi mundo y en mis pajas mentales, observando a estudiantes que pasaban, sus gestos, sus risitas, su forma de interactuar (las colas de espera de la secretaría de un instituto dan para mucho). Veía a chiquillas de trece y catorce años intentando aparentar ser adultas y poseer un fuerte carisma y una gran autoestima, con sus mechas a base de agua oxigenada, sus pendientes de aro, su raya de ojo kilométrica y su ya indispensable tangalón (la moda de llevar pantalón vaquero de cintura bastante alta pero con los camales a ras o a medio culo, dejando asomar parte de la chicha pompil), contoneándose por los pasillo, seguramente sin saber exactamente dónde ir, pero creyendo que enseñando esos dos trozos de cacha tienen el mundo a sus pies. Por otro lado veía a los chavalitos que se las dan de sobrados, riéndose a escondidas de esas chicas y sus “logrados” looks, haciéndoles creer que las tratan como princesas cuando en realidad se están burlando de ellas y de su ignorancia. Si en algún momento pude escuchar alguna conversación de uno de ellos, explicando al resto cómo se la comía su novia, probablemente era mentira que su novia adolescente le hubiera hecho una felación (o puede que no) pero ahí estaba, dejando a la pobre chica por los suelos.

No sé, en su mayoría, lo que observaba eran comportamientos casi imperceptibles, sutilezas, pero ahí estaban. Tal vez si yo hubiese sido una adolescente en ese momento no me hubiera dado cuenta, pero en estos momentos juego con ventaja y me muevo como una gata vieja en estos contextos. Creo que las niñas de hoy, que serán las mujeres de mañana, están haciendo peligrar los pasos que se dan en pro del respeto femenino. ¿Exagero? Quién sabe.
Recuerdo que cuando yo iba al instituto, que de eso hace poco más de diez años, ya habían alumnas “destacadas”, abejas reinas, el grupo de los “malotes”, las empollonas objeto de burla y todos esos calificativos oficiales con los que se bautiza a la tribu de estudiantes y que puede haber en cualquier instituto. Cada cual cumplía su papel, como ahora. Pero creo que la diferencia era que había un tope, una línea que a nadie se le ocurría rebasar, no solo con el trato hacia profesores sino hacia compañeros y hacia uno mismo. Ahora, los institutos me parecen una jungla, en la que ya no existe ningún tipo de código de honor ni unas mínimas normas que se sobreentiende que nadie debe pasar por alto, por muy malote o popular que sea.
Estas reflexiones mías también surgieron por esta deprimente dirección porque estaba bastante reciente el tema del suicidio de la niña de Usera, víctima de bulling, eso me tocó bastante la fibra, porque el acoso escolar no deja de ser una nueva corriente de maltrato. Y que en un contexto educativo, donde se forman a futuras personas cívicas, se esté aprendiendo a ejercer este tipo de maltrato, careciendo los adultos de un control bien definido para evitar estas cosas, la verdad que acojona un poco. Porque se está haciendo saber que cualquier capullo mocoso con falta de empatía y con necesidad de sentirse el rey del mambo, puede utilizar la debilidad y el sentimiento de inseguridad de otras niñas o niños, para alimentar su ego, martirizándoles y haciéndoles sentirse una mierda.
¿Y cómo ha cambiado esto tan rápido? ¿La libre circulación de teléfonos móviles con acceso a internet tendrá algo que ver? ¿Las redes sociales? ¿Los dictámenes de la moda? ¿La telebasura 24 horas? Hay tantos indicadores que antes no había y que ahora podrían ser copartícipes de este extraño y nuevo ambiente escolar.

Pienso que a los y las adolescentes se les ha concedido una serie de privilegios sin un adecuado control. Se ha invertido más en educación sexual (que eso está muy bien) y no tanto en educación para la igualdad. A mi edad entrábamos a formar parte del instituto a los catorce años, ahora es a los doce y esos dos años hacen mucho, metemos a púberes en la boca del lobo antes de que tengan bien pulidas sus armas. La sociedad consumista se ve reflejada en estos pequeños preadolescentes que nada más cruzar las vallas de secundaria por primera vez, se ven abrumados por ese nuevo escenario y necesitan ponerse a la altura de sus cohabitantes veteranos, para no desentonar, y el que no lo consigue es carne de cañón.
En definitiva, o nos tomamos muy en serio esto del paso del cole al instituto y nos preguntamos qué va mal en el sistema educativo o cada vez nos iremos encontrando con más casos de los dos extremos: reinas de la belleza chonis materialistas, que les importa bien poco su dignidad, mientras puedan lucir su pantabraga y medio enseñar sus sujetadores de leopardo, aunque el precio sea tener contentos a los canis de turno y acabar la secundaria con, al menos, un aborto a sus espaldas; y las débiles y con una suficiente baja autoestima como para no sacar a relucir sus talentos y dejarse pisotear y ser el blanco de burla de esas personas que son incapaces de comprender un problema matemático o una cita literaria, pero que lo compensan con la burla y la amenaza, hasta dejarles completamente anuladas.

Puede que me esté poniendo en lo peor pero, viendo que este curso escolar termina y al año que viene entrará una nueva remesa de corderitos de secundaria, con algún que otro lobo escondido entre sus lanas, intentemos cambiar algo, en las aulas y en los hogares. Algunas de esas corderitas serán las mujeres de mañana, no lo olvidemos.