Hoy quiero ponerme más seria en comparación a los
últimos posts que he colgado en
anteriores semanas. Últimamente he oído hablar más que de costumbre a cerca de
Israel, su sociedad y todo lo que le rodea y mira por donde, me percaté de
ciertas “costumbres ancestrales” que
forman parte del modo de actuar del pueblo judío. Desde luego, la comunidad
judía siempre se ha enorgullecido de su historia, sus prácticas cotidianas y
sobre todo de sus tradiciones.
Sin embargo, tanto hablar del judaísmo y de toda la
calidez y unión que le caracteriza, que por otro lado está muy bien,
recientemente me entero de la existencia, y bastante numerosa, en esas comunidades,
de la mujer agunot o lo que es lo
mismo, la mujer encadenada.
Digamos que cuando un matrimonio judío, como tantos
otros, no funciona y la mujer desea
divorciarse, ésta no lo tiene tan fácil porque para que realmente ella quede
divorciada en su totalidad y desvinculada de su marido, éste tiene que
concederle el Get. El Get es lo que viene a separar, a romper el
matrimonio, es más, si el marido no le concede a su esposa el Get, ella no podrá
rehacer su vida sentimental con otro hombre y mucho menos aún volver a casarse
y formar una familia nuevamente ya
que los hijos que pueda tener en otra
relación serán tachados de ilegítimos y ellas estigmatizadas dentro de su
comunidad.
La mayoría de las víctimas, para qué
engañarnos, son mujeres, las “agunot”
que no pueden casarse (por el rito judío) hasta que su esposo decida darles el
Get. Pero también existen hombres “amarrados” a su pareja, pocos, pero existen,
y son aquellos cuyas esposas se niegan a recibir el divorcio y no acuden al
tribunal rabínico y por lo tanto, el Get no se puede llevar a cabo. Qué manera
de privarle el derecho a ser feliz a la persona a quien supuestamente se le ha
querido tanto, ¿no?
Según las
propias palabras de un rabino: “El
matrimonio es una sociedad de dos. Firmaron ambos un compromiso que sólo ellos
pueden romper, no los rabinos. Tanto el hombre como la mujer pueden pedir el
divorcio, pero sólo el hombre lo puede otorgar, pero siempre con el
consentimiento de la mujer”. Lo que vienen a decir estas palabras es que,
aunque el matrimonio es un compromiso de dos y los dos tienen su “voto”, quién
tiene realmente la sartén por el mango es el marido. Existen casos de abuso en
que se pide un “rescate” a la esposa a cambio de la disolución religiosa del
matrimonio, un chantaje, en pocas palabras. En los casos en que el hombre se niega a dar
el divorcio, las autoridades comunitarias y/o rabínicas lo convocan hasta en
tres ocasiones e intentan convencerlo, llegando a aplicar presión para
obligarlo, aunque no pueden otorgar el divorcio arbitrariamente.
Por lo tanto, el
hombre puede condicionar la obtención del Get o negarlo completamente. Desde luego que esos
comportamientos han sido y siguen siendo denunciados, no solamente por lo
machista de la situación con respecto a la posición de la mujer sino por los
problemas que puede crear en la sociedad judía provocando serios
enfrentamientos. Y es que las Escrituras consideran que se puede azotar a un
hombre que se niega a dar el Get a su esposa, aunque esa sería una solución muy
arcaica y poco ética, y más teniendo en cuenta lo que intento denunciar aquí. A
la vez, en Israel, hay tribunales rabínicos, que pueden hacer valer el peso de
la ley: si un hombre se rehusa a dar el Get, y se justifica que se tiene que
divorciar, se le obliga, llegando incluso a sacarlo de la comunidad, publicar
la situación o bajo pena de cárcel, pero en otros países no se puede usar este
método.
Desde luego, esto
a día de hoy sigue siendo un problema que preocupa no solo a los rabinos, que
intentan buscar soluciones lo menos conflictivas posibles, sino para la
sociedad en general, y por ello existen las organizaciones defensoras de los
derechos de las mujeres Yad La'isha
y Mavoi Satum, quienes señalan una
cifra global de agunot de varios miles y sostienen que más
mujeres judías sufren de extorsión financiera y de custodia de sus maridos para
obtener un divorcio. Anualmente estas organizaciones marcan su lucha el Día
Internacional de la Agunah, saben que las redes sociales tienen un
gran poder de difusión, así que las campañas a través de Facebook para crear
conciencia y convocar concentraciones a modo de protesta son algunas de sus armas para dar a conocer esta mancha en la Ley Judía.
Espero que
cada vez se vayan conociendo más estas costumbres tan retrógradas que suceden
incluso en sociedades que aparentemente consideramos que han progresado y son
totalmente respetadas, en el caso de la judía, la del poder que otorga a un
hombre la concesión del Get.
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