lunes, 9 de junio de 2014

Desmontando a Maléfica

Tenía muchísimas ganas de ver esta película, pensaba que sería la adaptación cinematográfica con personajes de carne y hueso de La Bella Durmiente, pero dándole un papel más importante a la mala de la película, y resulta que con lo que me encuentro es con un cambio de vuelta a la historia, rompiendo los estereotipos más comunes de este tipo de cuentos. Mira que me encanta disertar sobre cuentos y películas de princesas y hadas malvadas, sobre todo para compararlos con la imagen de la mujer moderna, muchas veces las princesas salen escaldadas porque si se analiza bien, sus aventuras y romances son disparatados y machistas a partes iguales, dando una imagen de mujeres débiles, sumisas y conformistas y las villanas son crueles y despreciables porque sí, porque les toca asumir ese papel y punto, a nadie le interesa una explicación del por qué de su comportamiento.

Sin embargo, con la nueva película sobre Maléfica, interpretada por Angelina Jolie, han dado en el clavo y lo puedo explicar con dos razones de peso:
La primera razón, ni los malos son tan malos ni los buenos tan buenos. A Maléfica siempre se le ha conocido por ser la bruja que le tiene un odio inexplicable a la princesa Aurora, pero las personas, generalmente, no son malas porque sí, lo más normal es que exista un motivo de peso. Y Maléfica, como trata de explicar esta nueva adaptación del clásico, sí lo tenía: no solo es abandonada y olvidada por el hombre al que ama sino que además, por si no le había hecho suficiente daño, éste regresa y la engaña solamente para robarle su bien más preciado, sus poderosas alas y así él poder convertirse en rey, concretamente me refiero al padre de la Bella Durmiente, el rey Stefan, ese que en la película de dibujos parecía tan bonachón... Así que teniendo en cuenta todo esto, Maléfica solo es una chica a la que le han cortado las alas, literalmente.
¿Cuántas chicas viven situaciones parecidas, en las que son engañadas y ultrajadas por el chico que creen que las quiere? Por supuesto que Maléfica tiene motivos de peso para estar tan cabreada con el mundo, una vez que sabemos un poco más sobre lo que pasó antes de lo de la Bella Durmiente, podemos entender a esta pobre mujer, tal vez se equivocara en hacer cargar con la culpa a la pobre princesa Aurora, aunque no es nuevo eso de que hagamos pagar las consecuencias a cualquier persona menos al que las tiene que pagar de verdad, pero al menos, en esta historia alternativa Maléfica se arrepiente y trata de arreglar las cosas para que a Aurora no leafecte el hechizo que ella misma le había “regalado” por su bautizo.
El segundo motivo es el del beso. Cuando la princesa Aurora se sume en un sueño eterno debido al precipitado y poco meditado encantamiento de Maléfica, solo queda que la chica despierte con el primer beso de amor verdadero, de repente tenemos en escena al
 príncipe Felipe, que había conocido a la princesa el día anterior y tal y como él explica a las tres hadas madrinas, no sabe si funcionará el beso, dado que apenas se conocen. ¡Qué chico más coherente! Pero las hadas insisten, él besa a Aurora y de pronto… no ocurre absolutamente nada porque, por una vez, el cuento no es tan disparatado y el príncipe no es un fanfarrón que se cree el único capaz de solucionar los problemas.  En su lugar, el beso que despierta a Aurora es el de le da la propia Maléfica arrepentida por todo el odio que había sentido en un principio por la joven, se necesitaba un beso de amor verdadero ¿no? Nadie especifica que tenga que tratarse de un príncipe y en esta historia, la princesa y la malvada terminan uniéndose tanto que se quieren casi como madre e hija y no hay un amor más grande que ese.
Así que me alegro mucho de que hayan explicado el origen y hayan dado la vuelta totalmente a este cuento, ya no solamente por romper con la tradición de que el típico príncipe debe salvar el reino de todas las situaciones y por ello ser quien debe quedarse con la chica, sino porque la figura de la villana o la bruja está menospreciada. Sabemos que es mala, y que está apartada  del mundo y desterrada fuera de las fronteras del reino, a ser posible en un castillo oscuro y ruinoso y por supuesto, nunca es invitada a las fiestas del castillo… a cualquiera que la trataran así de primeras y sin que le den una explicación más convincente que el hecho de vestir de negro, le sentaría como una patada en el culo y trataría de aguar la fiesta a todos. Y si además le rompen el corazón y le roban lo más importante que tiene, como le ocurre a Maléfica, el carácter agrio y las ansias de venganza quedan más que justificados.


Por cierto, se dice que Úrsula la bruja del mar, Cruella de Vil, la madrastra de Cenicienta y la reina de Blancanieves, están a la espera de ser escuchadas y contar su historia personal para que no seamos tan duros con ellas.

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